Labran el camino para futuras generaciones
El avance de la equidad dependerá de la concienciación que creen los nombramientos de mujeres hechos por el gobernador
QNadie duda del mérito y de la necesidad de nombrar mujeres a puestos públicos para combatir esa barrera invisible que históricamente ha frenado su crecimiento profesional.
Existe consenso en que la presencia de mujeres en cargos de relevancia o tradicionalmente ocupados por hombres ayuda a quebrar ese techo de cristal y sirve de modelo a las nuevas generaciones de niñas.
Veinticinco mujeres forman parte del Gabinete del gobernador Ricardo Rosselló Nevares. Algunas ocupan sillas usualmente reservadas para hombres.
Por primera vez en la historia del cuerpo, una mujer, Michelle Hernández Fraley, capitaneará la Policía; por segunda vez en la historia de la agencia, otra mujer, Wanda Vázquez Garced, regentará el Departamento de Justicia; y una mujer abiertamente lesbiana, Johanne Vélez García, ocupará el puesto de asesora de Calidad de Vida y directora ejecutiva del Concilio de Mujeres.
Pero más allá del criterio del género, esos nombramientos deben evaluarse desde la perspectiva de los méritos de las designadas y de la diversidad que traen a la gestión pública, coincidieron expertas consultadas por El Nuevo Día.
Por ejemplo, el Movimiento Amplio de Mujeres (MAM) objetó el nombramiento de Vázquez Garced por acciones “antiobreras y discriminatorias” que tomó cuando dirigió la Procuraduría de las Mujeres y su expresión a favor de la pena de muerte en el contexto de la masacre de La Tómbola.
Otros sectores han reprochado la visión militarista de la nueva superintendente y ambientalistas han apuntado a un posible conflicto de interés de la secretaria de Recursos Naturales, Tania Vázquez Rivera, quien también dirigirá la Junta de Calidad Ambiental.
La exrepresentante penepé Albita Rivera Ramírez celebró que el 40% del equipo de trabajo del mandatario esté compuesto por mujeres.
“Me siento satisfecha con el avance que hemos tenido. Que quisiera que hubiera más mujeres, no hay duda”, afirmó la directora de la extinta Oficina de Asuntos de la Mujer.
En términos de números, las mujeres dominan. Constituyen el 52% de la población. Las mujeres también están mejor educadas que los hombres, según los datos del Censo.
Esta realidad, sin embargo, no queda retratada en el ejercicio de la función pública, ni en el mundo del trabajo.
Por eso, Rivera Ramírez abogó por mayor representación de las mujeres en la política, el gobierno y en la fuerza laboral. Pero, aseguró que esa paridad de género debe lograrse a través de los méritos, no mediante cuotas.
“Queremos equidad en los trabajos, en las posiciones de poder para demostrar nuestras capacidades”, afirmó.
Para la demógrafa Judith Rodríguez Figueroa, esa visibilización de las mujeres responde al proceso natural que provocó el cambio en la demografía isleña. “Eso es una realidad que se veía venir no solo en el gobierno, sino en otros escenarios de trabajo”, apuntó.
Como Rivera Ramírez, favoreció una representación equitativa de las mujeres en el mundo del trabajo tomando en cuenta el mérito y las competencias de las mujeres.
“No es poner una mujer por ponerla... Un gobernante no puede basarse en eso sino en las cualificaciones independientemente del género”, apuntó.
La economista Martha Quiñones Domínguez y la coordinadora de MAM, Eva Prados Rodríguez, reconocieron el valor simbólico de los nombramientos de mujeres, pero puntualizaron que el mero hecho de nombrar funcionarias no garantizaba que se fuera a adelantar una agenda de equidad y a favor de los derechos de las mujeres.
“Me parecen bien. Eso es importante porque ofrece una imagen a las futuras generaciones de niñas que van a ser profesionales de que sí hay posibilidad y esa es una imagen que hay que construir”, señaló Quiñones.
Apuntó que designaciones como el nombramiento de la jueza presidenta del Supremo, Maite Oronoz Rodríguez, primera mujer lesbiana en formar parte de la curia, y la conquista política de la comisionada residente Jenniffer González Colón, primera mujer en ocupar el cargo, ayudan a construir un imaginario de la mujer desde el poder.
“Es un adelanto, pero (su impacto) depende de cómo esa mujer genere la discusión de perspectiva de género porque si se va a comportar machista, no hay avance”, apuntó la autora del estudio “La voz de las mujeres en la política puertorriqueña”.
La catedrática favoreció las cuotas porque dicho mecanismo garantiza la inclusión y la paridad de género. Pero aclaró que las cuotas solo cumplen su cometido si vienen precedidas o acompañadas por un proceso de educación y de concienciación sobre la necesidad de la representatividad.
“Las cuotas funcionan cuando se tiene esa educación. Cuando no se tiene esa educación, las cuotas no funcionan más allá de la imagen que se crea de que una mujer está en el poder y sea simplemente un simbolismo”, apuntaló.
Al analizar los nombramientos, Prados Rodríguez alertó sobre las valoraciones sexistas que se realizan sobre las nominaciones y la ejecutoria de las mujeres.
“Cuando el desempeño de una mujer no cumple con las expectativas que había, se difunde esta idea de que las mujeres no sirven y que no deben volver a ocupar esos cargos. Eso no pasa con los hombres”, resaltó Prados Rodríguez.
La abogada subrayó que las mujeres representan la mitad de la población y que esa presencia debería reflejarse en todos los ámbitos del quehacer diario. En ese sentido, respaldó la participación equitativa de mujeres y hombres en las posiciones de poder y en la toma de decisiones.
52% DE LA POBLACIÓN EN LA ISLA ES MUJER