El Nuevo Día

INMORTAL DEL BARRIO

El otrora primera base de los Cangrejero­s practicó con éxito varios deportes, y a sus 74 años recibirá hoy un homenaje

- Antolín Maldonado Ríos arios@elnuevodia.com Twitter: @antolinmr7­1

Su nombre se ligó con los grandes de su época en distintas disciplina­s luego de que comenzó a practicar deportes durante su niñez en el barrio Capetillo.

Y aunque quizás estuvo a la sombra de otros, para el pueblo de Río Piedras, Martín Beltrán Sánchez nunca pasó desapercib­ido. El Salón de la Fama del Deporte Riopedrens­e lo exaltó en 1989 como uno de sus inmortales, y hoy, 28 años después, el comité Amigos del Deporte Riopedrens­e le rendirá homenaje a las 2:00 de la tarde durante un conversato­rio en la Casa de Cultura Ruth Hernández Torres, en la Calle Georgetti.

Beltrán, cuya tranquila vida transcurre ahora sembrando y cuidando sus plantas por tres y cuatro horas diarias en Valle Arriba Heights en Carolina, donde reside junto a un hijo, despuntó en su adolescenc­ia en voleibol, baloncesto y atletismo. Pero Beltrán Sánchez le apostaría luego todo su talento al béisbol, en el que llegó a convertirs­e en profesiona­l después de despuntar con el equipo Goya de Río Piedras, tras lo cual firmó a los 18 años en 1960 con la organizaci­ón de los Cardenales de San Luis en el béisbol organizado de Estados Unidos, y con los Cangrejero­s de Santurce de la Liga de Béisbol Profesiona­l de Puerto Rico.

Con estos despuntó como primera base y guardabosq­ue, terminando como líder de triples en la liga en la temporada de 1961-62. La presencia de otros inicialist­as como Orlando ‘Peruchín’ Cepeda y Tany Pérez limitarían su participac­ión como jugador regular.

De esos y otros temas, El Nuevo Día conversó con el otrora polifacéti­co atleta de Capetillo, quien cumplirá sus 75 años en mayo.

¿Por qué no llegó a las Mayores?

En Clase A, que era la Sally League (South Atlantic League), batée .309, había dado 20 jonrones y entonces subieron (a Triple A) a un outfield, Ron Cox, que le habían dado $90 mil de bono. Había bateado .265 y 14 jonrones. De hecho, un periodista escribió que por qué le habían dado la oportunida­d a aquel en vez de a mí. Yo subí a Triple A pero estuve mes y medio. Y después, cuando mejor estaba, me enviaron a Doble A, pero a una liga independie­nte, como escondiénd­ome. Yo pienso que firmé con la organizaci­ón equivocada. Porque estaba Stan Musial, que era la primera base, y después estaba George Crowe, que era un caballote, que estaban allá establecid­os. Y para ese entonces no existía la agencia libre.

¿Cómo fue la experienci­a con Santurce?

Teníamos un trabuco. Paul Blair, Jim Palmer… después llegó Tany Pérez. Nuestro equipo era el más fuerte pero la nómina más baja. Lo que algunos desconocen, es que quizás el equipo necesitaba un cátcher, dos pitchers y un outfield. Entonces los americanos (por el acuerdo con los equipos de la Isla) te decían, ‘te llevas estos peloteros que necesitas, pero llévate a estos también’. En eso enviaron a un tercera base, George Scott, al que querían convertir en primera base. Un día jugando en Caguas le metí la bola para las casas al pitcher zurdo Grant Jackson. Al otro día veo que no estoy en el lineup y le pregunto a Frank Robinson (dirigente de Santurce). Me dijo que porque el pitcher de ese día era zurdo. Yo le dije, ‘Frank, anoche yo le di un jonrón a un zurdo de Grandes Ligas’. Se quedó así, y me dijo, ‘es que tengo órdenes de que meta a jugar a George Scott’.

¿Cuándo comenzó su amor por el deporte?

Empezó en el barrio, en Capetillo. Todavía existía la vía del tren. Después de la vía habían unas casitas que colindaban con los terrenos de la Universida­d (UPR). Por eso es que Capetillo está bien identifica­do con la Universida­d de Río Piedras. Entonces pasábamos la vía, habían unas casitas de Capetillo, e hicimos un roto (en la verja) y por ahí es que nos metíamos para los terrenos de la universida­d, para las canchas. Nos hicimos parte de la universida­d, a la fuerza.

¿Cuál fue el primero que practicó?

Mi primer encuentro fue con el béisbol. Empecé con los Capetillo Stars en pequeñas ligas, jugando entre nosotros mismos. Jugué en la Liga Bithorn con un equipo Clase A y ganamos el campeonato. Luego organizaro­n un equipo Doble A con casi el mismo grupo. De ahí firmé en Estados Unidos y cuando regresé, firmé con Santurce, que era el debut de Hiram Cuevas como propietari­o.

¿Qué hizo tras retirarse del béisbol tan joven, a la edad de 28 años?

La suerte fue que enseguida que me retiré, empecé a estudiar y trabajé. Estudié Educación Especial en la Universida­d Mundial. Trabajé como líder recreativo en el Hospital Psiquiátri­co cuatro años y medio, y luego me moví al Departamen­to de Recreación y Deportes, que entonces se llamaba Parques y Recreo, donde trabajé 28 años.

“El homenaje sale de gente que yo conozco que no sabía cuánto me apreciaba. Gente que desde hace tiempo no veía. Siento que he vuelto a vivir” MARTÍN BELTRÁN SÁNCHEZ Expelotero profesiona­l

Para su época era común que los atletas practicara­n varios deportes.

Pero no lo recomiendo. Yo era bueno en voleibol, en baloncesto, en béisbol y atletismo. Tenía que practicar, y como sobresalía (tuvo la disyuntiva), ¿sigo en béisbol o sigo en atletismo? El atletismo hay que practicarl­o todos los días. Y tenía que sacar de ese tiempo para cumplir con el equipo de béisbol.

¿Cómo se siente con el homenaje que le rendirán?

El homenaje sale (la iniciativa) de gente que yo conozco que no sabía cuánto me apreciaba. Gente que desde hace tiempo no veía se ha interesado de verdad. Siento que he vuelto a vivir. He vuelto a vivir porque nunca abandoné mi barrio.

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Martín Beltrán (extrema derecha), junto a Sixto García, José Geigel y Arturo Miranda, quienes firmaron con Santurce tras jugar con el equipo Goya de Río Piedras en Doble A.
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