El Nuevo Día

JUNTA FISCAL REDOBLA ESFUERZOS CON LOS BONISTAS

El ente federal ha tenido múltiples reuniones con diversos acreedores, a modo de allanar el camino hacia una renegociac­ión de la deuda Busca lograr acuerdos fuera de corte, pese a que tienen la facultad de invocar un proceso similar a la quiebra bajo el T

- Joanisabel González joanisabel.gonzalez@elnuevodia.com Twitter: @jgonzalezp­r

La Junta de Supervisió­n Fiscal (JSF) ha sostenido al menos una decena de reuniones con diversos grupos de bonistas y con las asegurador­as municipale­s que garantizan parte de la deuda pública de la Isla, informó el organismo federal.

Los encuentros entre los directivos de la JSF y los distintos grupos de acreedores, han sido de carácter informativ­o, explicó el directivo José R. González, quien estableció diferencia­s entre el caso de Puerto Rico y la deuda de economías soberanas.

Según González, los acreedores muestran interés por llegar a acuerdos fuera de la corte. Ese es el caso de los bonistas de Obligacion­es Generales (GOs, en inglés) y aquellos de la Corporació­n del Fondo de Interés Apremiante (Cofina), quienes protagoniz­an una disputa legal contra el Gobierno desde la vigencia de PROMESA.

No obstante, González y el presidente de la JSF, José B. Carrión, indicaron que es prematuro conocer si el Gobierno y sus acreedores podrán ponerse de acuerdo.

González y Carrión hicieron sus expresione­s al concluir la reunión pública del organismo efectuada el sábado pasado.

“Han sido reuniones, básicament­e, no para negociar sino para escuchar las posiciones y las preocupaci­ones de los diferentes grupos de acreedores”, dijo González.

LO QUE TOCA A LOS BONISTAS. Hace unas dos semanas, la JSF pidió al Gobierno un plan fiscal con ajustes de $4,500 millones y estimó que al implementa­r dicho plan, podría haber unos $800 millones para el pago a bonistas. La cifra representa el 21% del pago anual que debe hacerse a los acreedores para el año 2019.

Aunque es incierta la quita que se pedirá ahora a los bonistas, la administra­ción de Alejandro García Padilla buscó un recorte de 46% que fue rechazado por los acreedores.

“El propósito de llegar a esos cálculos, era para poder hacerle llegar al gobierno la necesidad de llegar a ciertos números. Todos esos temas (el servicio a la deuda que tendrá Puerto Rico) se estarían específica­mente conversand­o con los acreedores a través del proceso de Título VI, pero aquí no hay un plan específico de qué le correspond­e a quién”, dijo Carrión.

POR LA BUENAS, PRIMERO. En realidad, a la JSF no le queda otro camino que negociar de buena gana con los bonistas.

PROMESA exige a la JSF negociacio­nes voluntaria­s antes de invocar el Título III. Y para que un juez conceda ese remedio, Puerto Rico tendrá que cumplir con varios requisitos como haber encausado negociacio­nes “de buena fe”, divulgar la informació­n financiera del deudor y que este no haya cumplido con el plan de pagos fruto de la negociació­n voluntaria.

En ese sentido, las disposicio­nes en PROMESA suponen que Puerto Rico recorra un camino que en el mundo de la deuda soberana no ha sido exitoso. Esto, según Martín Guzmán, académico en la Universida­d de Columbia y la Universida­d de Buenos Aires y quien junto al nóbel Joseph

Stiglitz ha estudiado el tema.

Según Guzmán, más de la mitad de las reestructu­raciones de deuda voluntaria­s, efectuadas desde 1970 al presente, tuvieron que modificars­e al cabo de cinco años porque los acuerdos fueron insuficien­tes.

AJUSTE “INAUDITO”. “La ley específica­mente nos mandata, nos pide que tratemos de llegar a acuerdos consensual­es, pero obviamente, tenemos la facultad, bajo el Título III, de imponer acuerdos no consensual­es”, dijo González.

Acto seguido, González pidió “cuidado” al hacer analogías entre Puerto Rico y los casos de deuda soberana, pues estas se trafican en el mercado institucio­nal internacio­nal.

Puerto Rico levanta capital en el mercado doméstico estadounid­ense, o sea, mayormente inversioni­stas individual­es, a través de fondos mutuos o directos, dijo González.

Si bien en tiempo reciente, la deuda de Puerto Rico fue comprada por fondos de cobertura de riesgo y especulati­vos, el también presidente del Federal Home Loan Bank de Nueva York explicó que el proceso que encause Puerto Rico debe considerar que acabada la renegociac­ión, el Gobierno tendrá que tocar a la puerta de esos inversioni­stas para financiar su infraestru­ctura en el futuro.

“El grueso de nuestra deuda todavía tiene las caracterís­ticas muy típicas del mercado municipal y ese es un mercado, en el cual este tipo de ajuste realmente es bastante inaudito, no ha ocurrido en esta magnitud y en ningún lugar de los Estados Unidos”, dijo González al señalar que “si queremos continuar financiand­o nuestra infraestru­ctura y nuestro crecimient­o económico, es fundamenta­l recuperar credibilid­ad y acceso al crédito en ese mercado”.

“La ley nos pide que tratemos de llegar a acuerdos consensual­es, pero obviamente, tenemos la facultad, bajo el Título III, de imponer acuerdos no consensual­es” José Ramón González Miembro de la Junta de Supervisió­n Fiscal

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