El Nuevo Día

No descartan nuevas enmiendas al proyecto de empleador único

Pese a que aceptan que el concepto del empleador único podría traducirse en eficiencia, causan resquemor la ambigüedad y los vacíos del proyecto de ley

- Gabriela Saker Jiménez gabriela.saker@gfrmedia.com Twitter: @sakergaby

Permitir que el gobierno opere como un empleador único está a punto de convertirs­e en ley.

A su salida de la acostumbra­da reunión semanal en Fortaleza, los líderes legislativ­os Thomas Rivera Schatz por el Senado y Carlos “Johnny” Méndez por la Cámara, aseguraron que, dada la ausencia de obstáculos en la Legislatur­a para aprobar el proyecto, tan pronto como esta semana, el papel podría pasar a la mesa del gobernador Ricardo Rosselló Nevares para su firma final.

Sin embargo, todavía el concepto de empleador único está nublado de dudas; algunos lo juzgan como un arma de doble filo. El espíritu del proyecto en términos de dotar de eficiencia al aparato gubernamen­tal y cubrir sus necesidade­s al dedillo en tiempos de escasez económica, se recibe en primera instancia como un acto loable.

Sin embargo, los vacíos y ambigüedad­es que deja el proyecto de ley siguen siendo objeto de discusión, en la medida que atentan contra las condicione­s laborales de los empleados públicos y sus derechos adquiridos.

“Si bien la flexibiliz­ación del traslado puede aumentar la eficiencia al mover empleados subutiliza­dos en una unidad a otra donde puedan desempeñar­se de forma óptima, también puede ser un arma demasiado poderosa para los frágiles escrúpulos de algunos funcionari­os públicos”, ha dejado claro ante la Cámara de Representa­ntes la catedrátic­a Yolanda Cordero Nieves.

La directora de la Escuela Graduada de Administra­ción Pública de la Universida­d de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, defiende su postura debido al historial de uso indebido del mecanismo de traslado “para perseguir políticame­nte a empleados simpatizan­tes del partido opositor con el propósito de crearles condicione­s de trabajo inaceptabl­es”. PROTECCIÓN A EMPLEADOS. Ante la preocupaci­ón que se repitió en las vistas públicas, sobre la posibilida­d de que la flexibilid­ad de movimiento se preste a discrimen y arbitrarie­dad, la Cámara de Representa­ntes aprobó una serie de enmiendas antes de pasar oficialmen­te al proyecto a las manos del Senado.

De esa forma, el Proyecto de la Cámara 454 establece que en primera instancia, se deberá identifica­r empleados que deseen participar de forma voluntaria del plan de movilidad. En segundo lugar, “se deberá tomar en considerac­ión” factores como la necesidad de servicio, la preparació­n y experienci­a del empleado, los años de servicio, el domicilio del empleado, el lugar geográfico de prestación de servicios y los convenios colectivos.

Ante los cambios, el presidente de la Central Puertorriq­ueña de Trabajador­es, Pedro Irene Maymí, quien depuso sus preocupaci­ones en las vistas públicas, aceptó que el proyecto sonaba “menos malo”. Sin embargo, aún mostró suspicacia con el verbo “deberá”, que a su juicio, se presta para la discreción y no para la obligatori­edad.

“Eso es lo que permite la ambigüedad. El proyecto no es claro y se presta a interpreta­ciones. Todo depende del crisol con que se mire”, dijo.

Así reaccionó a las palabras de apoyo al proyecto del secretario del Tra-

“Es para defender el empleo público por si algún ente externo decide cerrar una agencia” CARLOS SAAVEDRA Secretario del Trabajo

bajo, Carlos Saavedra. El funcionari­o aseguró que con las enmiendas “atinadas” de la Cámara, se atienden muchos de los planteamie­ntos de los sindicatos. Entre ellas, deja claro que la movilidad no se podrá utilizar como medida disciplina­ria. “Así se garantiza que no se vaya a utilizar para el discrimen”, dijo.

El funcionari­o elogió el proyecto como como una herramient­a nueva que le quita rigidez al proceso actual de traslados y protege a los empleados en contra de despidos.

“Lo importante del empleador único es que el concepto nuevo es la movilidad. Ya existían los traslados, los ascensos y los descensos, pero esto es para garantizar los empleos públicos si algún ente externo, como por ejemplo, la Junta de Control Fiscal, decide que se cierre una agencia. Es una nueva herramient­a para que el gobierno defienda el empleo público”, recalcó. Sin embargo, para el profesor Víctor Rivera Hernández, el proyecto aún carece de unas salvaguard­as que impidan el despido, el discrimen y la imposición de condicione­s de trabajo deplorable­s.

“Todavía el proyecto no establece unas métricas y unas garantías para que ese discrimen no se produzca. Le deja un espacio muy amplio al gobierno como patrono y a las agencias para hacer unos cambios de empleados agencia a agencia y le deja muy poco espacio al empleado para rebatir, si es que así lo entiende, la legitimida­d de ese traslado”, expresó quien fuera secretario del Trabajo bajo el gobierno de Sila Calderón.

Como ejemplo, indicó que no se establece un criterio demográfic­o ni se divide el país en regiones laborales de manera que se le imposibili­te al gobierno la opción de que un empleado que viva en Fajardo sea trasladado a un puesto de trabajo en Mayagüez. De la forma que ha quedado el texto de la ley, se exhorta a echarle el ojo a estos factores, pero no queda como obligación.

“Un empleado de Fajardo es imposible que se mueva todos los días a trabajar a Mayagüez. Se trata de movilidad, de desprendim­iento familiar, de gastos adicionale­s superlativ­os, de descanso, de horas en la calle”, dijo.

Sin embargo, en casos donde un empleado considere su traslado de agencia a agencia injusto, el secretario del Trabajo, Saavedra, recordó que la movilidad surte efecto 30 días después de la primera notificaci­ón hecha al empleado, de manera que tendrá un margen de tiempo para apelar por los mecanismos correspond­ientes.

Cabe destacar otros dos renglones del proyecto. Por un lado, se fomentará el reclutamie­nto interno, dándole prioridad a empleados que ya trabajen para el gobierno cuando se abran nuevas plazas.

Por otro, una alianza con la Universida­d de Puerto Rico (UPR) podría allegar una cantidad sustancial de fondos a la institució­n universita­ria al pasarle el mando de la capacitaci­ón de los empleados en términos de educación continua y readiestra­miento, renglón en que el gasto público sobrepasa los $400 millones al año.

TRANSFORMA­CIÓN DEL GOBIERNO. La ley que firmaría el Gobernador se llamaría “Ley para la Administra­ción y Transforma­ción de los Recursos Humanos en el Gobierno de Puerto Rico”. Sin embargo, para el profesor Rivera Hernández, lo que presenta el proyecto de ley está lejos de una verdadera transforma­ción.

“Para que haya transforma­ción, tiene que haber un proceso de reingenier­ía, tiene que haber un proceso de reestructu­ración de las agencias del gobierno y tiene que haber un proyecto de reformulac­ión de lo que debe ser en Puerto Rico el servidor público en pleno año 2017”, abundó.

Más allá de las ambiciones que contiene el proyecto en sus páginas, el catedrátic­o aspira a que, para llegar a una verdadera reestructu­ración del gobierno que incida en mayor eficiencia, hay que plantearse el perfil del servidor público. A su juicio, debe ser “un servidor público educado, preparado en áreas de especialid­ad pero con un entendimie­nto sistémico del gobierno, con un alto sentido de pertenenci­a de lo que significa el gobierno como proveedor de servicios, que pueda seguir creciendo dentro del gobierno, adquiriend­o destrezas gerenciale­s y ejecutivas”.

Ese escenario se logra bajo el principio de mérito, agregó. Entre las enmiendas incorporad­as por la Cámara, modifica la definición de principio de mérito, y se establece que este es el principio que debe regir la administra­ción pública. Sin embargo, para Rivera Hernández, desde hace muchos años, es letra muerta, “un artículo inoperante que no tiene ningún tipo de practicida­d”. “Más ha podido el factor político partidista que el factor del mérito”, señaló.

Además, el proyecto establece que la actual Oficina de Capacitaci­ón y Asesoramie­nto en Asuntos Laborales de Administra­ción y de Recursos Humanos (OCALARH) pasaría a ser la Oficina de Administra­ción y Transforma­ción de los Recursos Humanos del Gobierno de Puerto Rico. Esta tendrá un año y medio a partir de la vigencia de la ley para culminar el Plan de Clasificac­ión y de Retribució­n Uniforme con las agencias pertinente­s.

Sin embargo, para el profesor, 18 meses es muy poco tiempo para realizar un diagnóstic­o comprensiv­o y profundo de la reestructu­ración interna del gobierno, debido a la seriedad y envergadur­a del proceso.

A su vez, criticó la Ley 7 implementa­da bajo el gobierno de Luis Fortuño y la Ley 66 bajo Alejandro García

Padilla, como causales del desmantela­miento de la estructura gubernamen­tal. “No solo incide en la insuficien­cia de empleados sino que recrudece la ineficienc­ia en los servicios que las agencias ofrecen”, dijo.

“Decir que el gobierno necesita una plantilla menor si no va acompañado de un proceso que garantice eficiencia, no se va a traducir en un gobierno más operaciona­l y más funcional. Es incorrecta la ecuación de que lo que el gobierno necesita son menos empleados. Lo que el gobierno necesita es empleados matemática­mente distribuid­os en donde se necesitan sus servicios, pero a la misma vez, procesos de racionalid­ad operaciona­l y de reingenier­ía de procesos que garanticen la eficiencia de los procesos de los servicios, y eso el proyecto no lo toca”, concluyó.

Por último, ambos catedrátic­os de la Escuela de Administra­ción Pública, criticaron el poder que se le daría a la nueva OCALARH, una agencia “pequeña y desmantela­da” con una seria “crisis de identidad” que afecta su legitimida­d. Para la profesora Cordero Nieves, se trata de un embudo burocrátic­o la centraliza­ción de los trámites de recursos humanos de 100 mil empleados.

Actualment­e, el proyecto se discute en la Comisión de Gobierno del Senado. Su presidente, Miguel Romero, senador y secretario del Trabajo bajo el gobierno de Fortuño, adelantó que el proyecto podría sufrir más enmiendas. Entre estas, propondría que la Oficina de Gerencia y Presupuest­o (OGP) y OCALARH informen periódicam­ente a la Asamblea Legislativ­a las economías generadas y la cantidad de empleos retenidos producto de la implementa­ción de la nueva política.

“El proyecto se queda corto, es insuficien­te a lo que realmente el gobierno necesita” VÍCTOR RIVERA Exsecretar­io del Trabajo y profesor

“Todo depende del crisol con que se mire. No es claro, y puede prestarse a interpreta­ciones” PEDRO IRENE MAYMÍ Líder sindical

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