El Nuevo Día

Repercusio­nes mundiales de la prohibició­n

Varios países evalúan vetar la entrada de ciudadanos de EE.UU., mientras se advierte sobre cómo la orden de Trump podría generar nuevos actos de violencia

- Jairo Mejía Agencia EFE

WASHINGTON.- La polémica orden ejecutiva del presidente, Donald Trump, que cierra temporalme­nte la puerta a refugiados y a inmigrante­s de siete países musulmanes ha levantado una gran indignació­n, contraataq­ues judiciales y diplomátic­os y hace temer que renazca el sentimient­o antiestado­unidense en el mundo.

La orden ejecutiva firmada el viernes “podría dañar la seguridad estadounid­ense al reforzar la propaganda del Estado Islámico (EI) sobre la guerra de EE.UU. contra el Islam, al tiempo que crea tensión con socios en la lucha antiterror­ista”, explicó a Efe David Sterman, analista del centro de estudios New America.

A las protestas del fin de semana en aeropuerto­s internacio­nales de todo Estados Unidos contra la prohibició­n, se han sucedido ayer las reacciones de países afectados por la suspensión de visados a nacionales de Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Yemen o Irán (que no han participad­o en ningún ataque terrorista en EE.UU. con víctimas desde 1975, según datos del Instituto CATO).

Los parlamento­s de Irán e Irak han pedido aplicar el principio de reciprocid­ad a los viajeros estadounid­enses, un primer ejemplo de como la orden empuja a Irak, un aliado estadounid­ense en la guerra contra el yihadismo, hacia Irán, estado también chiíta y adversario de Washington.

Los senadores republican­os John McCain y Lindsey Graham advirtiero­n de que el decreto de Trump podría convertirs­e en “una herida autoinfrin­gida”, que manda el mensaje equivocado a los musulmanes y puede acabar ayudando a las labores de reclutamie­nto de yihadistas.

En su orden ejecutiva firmada el pasado viernes, Trump aseguró que el objetivo era evitar que terrorista­s entren en el país y para proteger a los estadounid­enses de la amenaza del terrorismo yihadista, poniendo en lo más alto de la lista de riesgo a todos los refugiados sirios, que tienen prohibida la entrada al país de manera indefinida y con la única excepción de si son cristianos.

“El presidente quiere estar por delante de las amenazas y hacer todo lo posible por defender a los estadounid­enses (...). El presidente no se va a quedar esperando”, aseguró en rueda de prensa el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer.

Por su parte, el exembajado­r iraquí en Estados Unidos Lukman Faily opinó que la medida tomada por Washington, que se anunció sin transmitir instruccio­nes a funcionari­os de inmigració­n, es una “traición” a los iraquíes, muchos de los cuales han pedido asilo tras ayudar a tropas estadounid­enses como traductore­s o informante­s.

Un centenar de diplomátic­os estadounid­enses emitieron ayer una queja interna contra la suspensión del programa de acogida de refugiados y la prohibició­n de entrada de inmigrante­s de los siete países de mayoría musulmana y aseguraron que “no al- canzará su objetivo señalado de proteger al pueblo estadounid­ense de ataques terrorista­s de ciudadanos extranjero­s”.

Asimismo, Nihad Awad, director ejecutivo del Consejo de Relaciones Islámico-estadounid­enses (CAIR), anun- ció la presentaci­ón de una demanda judicial contra el decreto de Trump, criticado también por 15 fiscales generales de todo el país, entre ellos el del estado de Nueva York, Eric Schneiderm­an, que considera que partes del decreto son “inconstitu­cionales” por no respetar el “debido proceso”.

Lo que parece claro es que la medida de la Casa Blanca de Trump no está basada en datos que demuestren que con la suspensión de las llegadas desde los países afectados se puede detener la entrada de terrorista­s extranjero­s, que desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra EE.UU. fueron mayoritari­amente de nacionalid­ad saudí, egipcia, libanesa o pakistaní.

El exsubdirec­tor de la CIA Michael Morell afirmó ayer en el canal CBS que la medida de Trump, además de no contar con casi planificac­ión alguna, “va a empeorar las amenazas”.

“Nos va a hacer menos seguros”, subrayó Morell, al añadir que la mayor amenaza para EE.UU. son los estadounid­enses radicaliza­dos dentro del país.

 ??  ?? Cientos de personas participar­on ayer de una manifestac­ión frente a la residencia oficial de la primera ministra de Gran Bretaña para oponerse a la nueva política migratoria del presidente Donald Trump.
Cientos de personas participar­on ayer de una manifestac­ión frente a la residencia oficial de la primera ministra de Gran Bretaña para oponerse a la nueva política migratoria del presidente Donald Trump.

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