La diversidad nos hace más fuertes
Los Estados Unidos es una nación de inmigrantes, fundada por personas escapando de gobiernos Europeos que los marginaban y perseguían por sus creencias religiosas. ¿Suena familiar esta historia? Lamentablemente, esto mismo está sucediendo ahora pero a la inversa y no nos podemos quedar callados ante esta acción discriminatoria e injusta.
El principio de la tolerancia a las ideas y las creencias es la piedra angular de nuestra sociedad. Personas de todas las creencias han sido y tienen que continuar siendo recibidas en América con los brazos abiertos, porque eso es lo que somos. Ese inquebrantable compromiso con la diversidad y el respeto a los demás ha sido la zapata que ha catapultado a los Estados Unidos a convertirse en una hegemonía mundial.
Las recién firmadas órdenes ejecutivas del presidente Donald Trump, las cuales restringen la entrada de ciudadanos de varios países en el Medio Oriente y África, han echado al suelo 221 años de insuperable prosperidad debido, primordialmente, a la diversificación. De acuerdo a las órdenes, todas estas medidas son para “mantener fuera de Estados Unidos a los terroristas islámicos radicales”. Esta acción es inaceptable y debe ser repudiada por todos los ciudadanos americanos, sin importar dónde residamos.
No existe ninguna razón para excluir personas de visitar la Nación. Ninguna. Utilizar el terrorismo como excusa para restringir el derecho de viajar a los Estados Unidos no es otra cosa que una dramática muestra de miedo e intolerancia. Aun en aquellos oscuros días después de los trágicos sucesos del 11 de septiembre de 2001, la Nación nunca cerró sus fronteras a nadie. No se puede gobernar por miedo.
No nos podemos quedar en silencio porque este podría ser el primer paso de una larga cadena de eventos y acciones que llevaría a los Estados Unidos hacia aquella intolerancia Europea de la cual escapó en el 1776 y que aún ata a sus países miembros de tal forma que nunca han logrado cumplir con el desarrollo socioeconómico que sus riquezas naturales y recursos humanos prometen.
Esta acción de Trump establece un precedente nefasto en la historia norteamericana y envía un mensaje equivocado a sus ciudadanos. Hoy es Asia Menor por la religión que predomina en el área, mañana el actual presidente podría tornarse en contra de sus propios ciudadanos si tomaran posturas opuestas a la de la Casa Blanca.
Puerto Rico es una Isla bendecida. Nuestra gente siempre le ha abierto los brazos a todas las personas que nos han visitado y han decidido establecer sus vidas aquí. Como parte de los Estados Unidos, no podemos avalar este rumbo. Un derecho fundamental que tenemos bajo la Constitución, como ciudadanos americanos, es la libertad de expresión. Ese derecho tiene que ser defendido y protegido por todos, incluso por el propio gobierno.
La diversidad nos hace más fuerte, fomenta el crecimiento del ser humano y establece las bases para el pleno desarrollo de la sociedad. En Europa del siglo 15, la falta de tolerancia forzó la salida de miles de personas que, con la oportunidad de diferir, con respeto, y armados de un pensamiento libre, crearon una nación que, en apenas dos siglos de existencia, se convirtió en una potencia mundial sin paralelos históricos comparables.
En Puerto Rico vamos a estar muy pendientes a los acontecimientos en Washington, DC. Seremos proactivos defendiendo nuestros derechos como ciudadanos Americanos y no claudicaremos al más importante de esos derechos: la igualdad. Ese es nuestro norte y hacia ahí nos dirigimos.