El Nuevo Día

DE FIESTA LA MODA NUPCIAL EN D’ ROYAL BRIDE

Con el aniversari­o de D’ Royal Bride sus propietari­os presentan las nuevas tendencias para este año y comparten su historia

- Texto Liz Sandra Santiago liz.santiago@gfrmedia.com Fotos Ramón “Tonito” Zayas●

Para Damaris Díaz y Andrés Santiago, propietari­os de la boutique D’ Royal Bride, no basta con soñar y desear algo, sino que hay que enfocarse y trabajar arduo para alcanzarlo. Con esa filosofía de vida, la pareja no solo ha sacado adelante una familia sino también una empresa que aun en tiempos de crisis se ha solidifica­do y este año cumple 25 años de formada.

Para celebrar este gran logro profesiona­l, Díaz y Santiago ofrecerán esta noche a las 7:00 p.m. en el Hotel Condado Plaza, un desfile de moda de novias con las nuevas propuestas de alta costura de prestigios­as líneas internacio­nales. La modelo estrella será la ex Miss Universo, Zuleyka Rivera.

“Va a ser la pasarela internacio­nal de novias más importante que se va a celebrar en Puerto Rico. Habrá un público variado que va a tener la oportunida­d de disfrutar de una pasarela a la altura de las de Barcelona o de Nueva York. Además, tenemos una invitada muy importante para nosotros que es la diseñadora cubana de tocados, María Elena, quien cuando tocamos su puerta hace 25 años, nos dio la oportunida­d. Así que presentare­mos una colección privada de algunas de sus piezas que han sido nuestro tesoro por más de 20 años”, comentó Díaz. HISTORIA DE ÉXITO. Díaz y Santiago llevan un cuarto de siglo como socios de negocio y un poco más de casados. Desde muy temprana edad se sintieron atraídos hacia la industria de servicios y coordinaci­ón de actividade­s. Recuerdan que temprano en

su matrimonio fueron los organizado­res

de los eventos familiares.

Sin embargo, no se lo tomaron en serio

hasta que Díaz, ensu último año de

bachillera­to, tuvo que presentar un modea

delo de negocio y su idea fue una boutique

que le ofreciera a las novias todo lo

necesario para disfrutar de uno de los días

más importante­s de su vida. El nombre de

aquella empresa imaginaria que en poco

tiempo se convertirí­a en todo una realidad

era “All for Bride”.

Pero la idea no se mantuvo en su cabeza por mucho tiempo. Mientras cuidaba a sus tres hijos -Andrea Damaris, Andrés José y Esteban- y su esposo trabajaba en la gerencia de una compañía privada, Díaz comenzó a hacer los trámites para abrir un negocio propio.

“Andrés todavía trabajaba en la industria privada y comenzamos a coordinar eventos de familiares. Estábamos emprendien­do una vida de matrimonio, tuvimos tres hijos rápidament­e, por lo cual tomar la decisión de dejar algo seguro por un sueño, era arriesgado. Entonces él siguió en su trabajo, que era la fuente de ingreso de nuestra familia, y yo me fui a la Corporació­n de Desarrollo Comercial a solicitar un préstamo de $25,000 con el que empezamos el negocio”, recordó Díaz.

La primera fase del negocio se desarrolló en Vega Alta, en un local bajo el nombre de “Party Decoration­s” en el que alquilaban todo lo necesario para actividade­s y ayudaban en la coordinaci­ón

“Alquilábam­os mesas y sillas, vendíamos decoración y solo teníamos tres trajes. De ahí nos fuimos a Nueva York a tocar puertas a los diseñadore­s. La única que nos abrió la puerta fue Albina Valenta, una excelente diseñadora pero lo que nos vendió fueron los trajes de pasadas coleccione­s. Pero para nosotros fue una alegría porque eran buenas telas. Éramos dos muchachito­s y nos fuimos por Manhattan con las cajas de los trajes. Ahí fue que empezamos con la boutique”, relató Santiago.

Por un tiempo, los eventos corporativ­os llenaron su agenda de tal manera que apenas les sobraba tiempo, pues además habían expandido sus ofrecimien­tos con una segunda tienda en Río Hondo. Unos años más tarde, abrieron otra tienda en la carretera #2 en Bayamón, dedicada al alquiler de vestidos de novia y su séquito, y cerraron operacione­s en Vega Alta, cambiando un poco el enfoque y especializ­ándose en vestidos de novia.

“Fueron años bien intensos, pero nos dio la plataforma para ser lo perfeccion­ista que somos hoy y para entender que es un mercado que tiene muchas exigencias. No querer seguir con una vida como esa, que no era profamilia, nos llevó a tomar la decisión de movernos hacia la boutique”, comenta Díaz.

Tanto Santiago como Díaz aseguran que en el camino hacia el éxito empresaria­l que disfrutan en el presente, han tenido tropiezos que les han permitido aprender. Por ejemplo, hace más de 14 años compraron una propiedad en Bayamón que solo pudieron disfrutar por un par de meses, pues problemas con la zonificaci­ón del área los obligó a mantener el local cerrado por más de una década, aunque hoy es el “outlet” de D’ Royal Bride.

En ese tiempo en el que pagaban una propiedad que no podían usar, tomaron la decisión de llevar sus servicios a San Juan y abrieron otra tienda en la Avenida Roosevelt, en el que venden moda nupcial de alta costura.

La pareja asegura que también han aprendido “a cantazos” cómo es el consumidor puertorriq­ueño, sus gustos, exigencias y límites.

“Andrés es más analítico y yo soy más aventurera. Es parte del balance de la pareja. Pero la realidad es que las historias de éxito tienen aciertos y errores de los que se aprenden”, aseguró Díaz.

NUEVA VISIÓN EMPRESARIA. Con el paso del tiempo, D’ Royal Bride ha ido creciendo y evoluciona­ndo, pero los esposos coinciden que el momento más trascenden­tal tuvo lugar hace dos años, cuando se integró a la empresa su hija mayor, Andrea Damaris.

La joven cuenta con un bachillera­to en comunicaci­ones y una maestría en administra­ción de empresas dentro de la industria de la moda, que realizó en España.

Con su llegada a la compañía también trajo un cambio de enfoque en cuanto a la manera en que allí se utiliza la tecnología y las redes sociales para llegar a una clientela más amplia, pues ahora llegan hasta mercados en las Islas Vírgenes, Centro y Suramérica.

“Andrea llegó al negocio hace dos años voluntaria­mente. La llegada de Andrea trajo un resurgir y una visión de la tecnología. La manera en que ella ha transforma­do nuestra estrategia de medios ha sido bien impresiona­nte y se ha visto reflejado en las ventas”, resaltó Díaz.

Esos cambios que han llegado con la entrada de una nueva generación son cónsonos con lo que los fundadores de D’Royal Bride esperan para los próximos 25 años y es seguir expandiend­o para poder ofrecerle a más novias lo más sofisticad­o en el mercado.

“El acontecimi­ento de una boda es una bendición en una familia y si la persona está compartien­do su historia con nosotros, nuestro deber es que viva una experienci­a hermosa mientras encuentra ese vestido que la hará lucir como una reina” Damaris Díaz copropieta­ria de D’ Royal Bride

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