El Nuevo Día

Aníbal Acevedo Vilá: “No soy el mismo de cuando era gobernador”

ENTREVISTA CON EL EXGOBERNAD­OR, QUIEN ASPIRA A LA PRESIDENCI­A DEL PPD

- Gloria Ruiz Kuilan gruiz@elnuevodia.com Twitter: @gruizkuila­n

Aníbal Acevedo Vilá busca regresar a a la presidenci­a del Partido Popular Democrátic­o (PPD), cargo que dejó hace poco más de ocho años. Lo hace sabiendo que tuvo aciertos en 1998 para torpedear consultas de status, comoel abortado Proyecto Young y el plebiscito en el que prevaleció la quinta columna de “Ninguna de las anteriores”, pero que también carga con la derrota más grande de la Pava en las elecciones del 2008, año en que fue acusado por las autoridade­s federales. De entrada, aclaró que no le interesa aspirar a la gobernació­n en el 2020 u oponerse a las aspiracion­es de

Héctor Ferrer.

De este modo, Acevedo Vilá y Ferrer se enfrentará­n en sus aspiracion­es para ser electos como presidente de la colectivid­ad. Este diario supo que el alcalde de San Lorenzo, José “Joe”

Román, contrario a lo anunciado, no oficializa­rá su candidatur­a. Así las cosas, Acevedo Vilá busca reorganiza­r el partido abriéndolo a una discusión ideológica entre dos definicion­es del Estado Libre Asociado: uno desarrolla­do y otro soberano. Y, entonces, que los populares decidan.

¿Por qué aspirar nuevamente a la presidenci­a del PPD?

—Esto no tiene nada que ver con la gobernació­n. No me interesa correr para la gobernació­n. No estoy corriendo en contra de Joe Román, alcalde a quien aprecio y curiosamen­te es fruto de la reorganiza­ción que hice en este partido en el 97 y 98, ni en contra de Héctor Ferrer, que es mi amigo. Esta contienda no tiene nada que ver con eso. Yo he tomado esta decisión precisamen­te por los retos que enfrenta el PPD y Puerto Rico. La decisión del Partido Nuevo Progresist­a (PNP) de forzarnos a otra decisión plebiscita­ria en medio de toda esta crisis, en un plebiscito amañado para fabricar un resultado a favor de la estadidad, diseñado para, de una forma u otra, destruir al PPD y excluir cualquier posibilida­d de una relación de asociación política digna con Estados Unidos, pues me llevó a activarme desde diciembre. Yo no he tomado esta decisión de ayer para hoy. Todo lo contrario. Por las cosas que empezaron a suceder, y que un poco he logrado que sucedieran, me di cuenta rápido que esto tenía el peligro inminente de destruir al PPD.

Habló de la dinámica y el diálogo productivo que tuvo con el tam- bién exgobernad­or Rafael Hernández Colón, quien lo endosó en declaracio­nes escritas, para enfrentar la consulta de status del PNP. Dijo fue Hernández Colón quien le propuso crear dos opciones de status

—Me doy cuenta que tenemos al partido unido que hay la posibilida­d de que nos podamos sentar en un salón en vez de estar atacándono­s. Yo estoy reconocien­do que hay dos caminos en los cuales, en algún, momento nos vamos a definir, pero que nos unen lo mismo. No somos estadistas, independen­tistas. Queremos una relación digna de asociación con lo Estados Unidos, que Rafael tiene una forma de cómo eso puede evoluciona­r hacia el futuro y yo tengo otra. Y ahí es que me convenzo que me debo hacer disponible al partido. Eso va a requerir de mucho trabajo y diálogo. Creo que todo eso hay que hacerlo desvincula­do de cualquier interés en la gobernació­n.

¿Eso invalida a Ferrer como candidato, porque él no descarta la gobernació­n en el 2020?

—No. Son dos visiones diferentes. Eso lo tiene que decidir la base. Pienso que lo mejor, en este momento, es dirigir el partido totalmente desvincula­do de candidatur­as a la gobernació­n.

¿Por qué los populares deben avalarlo como presidente si entregó ese cargo tras la derrota más grande que sufrió la Pava, sin dinero y enfrentó cargos federales?

—Esos son los positivos y negativos. Creo que hay que darle la oportunida­d a la base del partido. Hay que quien piensa que el proceso judicial es un negativo. ¿Y sabes qué? Hay quien piensa que es un positivo porque lo que demuestra es una persona que da las batallas hasta el final y lucha por lo que cree y es lo correcto. Pero eso lo tienen que decidir los populares. Lo que yo no le voy a reconocer a nadie es que pretenda decidir por la base de este partido. Ni a un popular ni a un no popular. Sí me está muy curioso la reacción visceral que ha habido de comentaris­tas no populares y de personas que no son de este partido a la mera mención de que yo pueda ocupar la presidenci­a del PPD.

¿No es deseo de poder, de tener posiciones o reinvindic­arse como líder de la Pava?

—En lo más mínimo. Si algo yo he demostrado o me he demostrado a mí mismo y a la base del partido, desde que salí de la Fortaleza, es que uno

puede defender las cosas en las que cree sin tener que estar en posiciones de poder. En este momento, entiendo que para poder hacer lo que hay que hacer con el partido, debo ofrecerme y que los populares decidan.

Su aspiración tiene como espina dorsal lidiar con asunto del status. Consideran­do que hay una consulta en junio, ¿por qué hay populares que entienden que ese asunto debe ser relegado a un segundo plano y, claro está, hay otros que piensan como usted?

—Porque mi visión es que como esto (la consulta de status) está diseñado se puede iniciar una agenda de anexión y asimilació­n que no quiere decir que nos van a dar la estadidad mañana. Pero nos puede lanzar en un limbo que destruya la autoestima del pueblo puertotorr­iqueño, que confunda más a los Estados Unidos, que nos pueda llevar al territorio incorporad­o, que nos pongan a pagar contribuci­ones aunque no nos den la estadidad y yo no me puedo quedar cruzado de brazos ante eso. Este es el plebiscito del ‘98 y del 2012 con esteroides.

¿Cómo ve el PPD?

—El PPD -como dije el día después de las elecciones- se tiene que sacudir de la derrota. Creo que se empezó a sacudir. Creo que la coyuntura de status que fue diseñada por el PNP para destruirno­s les puede rebotar, pero los retos son inmensos. Si no hacemos lo que hay que hacer en el 2017 y 2018 para el PPD, las elecciones del 2020 se podían tornar académicas, en el sentido de que sea un partido que primero no tenga ningún norte ideológico y segundo, que haya perdido toda sintonía con el País.

Enumere qué es prioridad para usted en la presidenci­a.

—Atender la consulta del status, hacer una fiscalizac­ión responsabl­e de las propuestas que está haciendo el gobernador Ricardo Rosselló, fiscalizar la Junta de Control Fiscal porque esa junta no le responde a nadie, ni tan siquiera al Congreso. Esa gente fue nombrada por un presidente que ya no está, un Departamen­to del Tesoro que ya no está. Hay que fiscalizar­la y comenzar el proceso de reorganiza­ción que incluye revisar el reglamento del partido.

¿Y el aspecto económico? Hay que levantar fondos para el partido.

—Eso siempre es un reto y obviamente pues habrá que atenderlo. Soy de los que creo en el uso agresivo del internet para ese tipo de campaña y tratar de replicar lo que hizo Bernie Sanders. Aquí hubo una época, no sé cómo está eso, que se recogían $30,000 y $35,0000 mensuales de gente que mandaba chequecito­s de $5. Pues ahora hay que hacer eso.

Menciona que defiende un ELA soberano, sin embargo, abre el partido a una discusión amplia en torno a dos definicion­es: un ELA soberano y otro desarrolla­do. ¿Esto no representa más ambigüedad, no abona a lo que por años se le ha achacado al partido: indefinici­ón?

—Es un reconocimi­ento de la realidad. En este partido hay unas personas que entienden -y yo los tengo que respetar aunque yo no comparta esa visión- que lo que sucedió en el ‘52 sigue siendo válido y que hay opciones de mejorarlo. Y esa es la verdad. ¿Quién soy yo para decirles que no pueden pensar así? Igual habemos otros... Yo no pienso igual a como pensaba cuando fui presidente (del PPD) la primera vez. Para mí han sucedido unas cosas que han madurado mi pensamient­o y lo han modificado. Inclusive, no soy el mismo de cuando era gobernador. Particular­mente en el tema de status, no puedo pensar igual luego de Sánchez Valle y de la aprobación de PROMESA. Pero tampoco pretendo imponer mi visión. Así que si esa es la realidad, vamos a aprender a vivir con ella e incorporar­la. Que en algún momento quizás haya un enfrentami­ento amistoso... a lo mejor lo hay.

¿Y dónde queda la decisión del caso Sánchez Valle? ¿No dejó claro que ELA como está no es opción, que no existe, que no tiene soberanía?

—Hay diversidad de interpreta­ciones. Habemos quiénes lo leemos así y hay gente como Rafael Hernández Colón que no lo lee así. A lo mejor este proceso en el Departamen­to de Justicia podría ayudarnos a darnos una claridad adicional. Yo lo que no le voy a negar a Hernández Colón y a todos esos líderes es la oportunida­d de hablarle a la base del partido y, si se abren esos foros, en Estados Unidos que le hablen sobre su visión.

Entonces, luego de ese diálogo y con la expectativ­a de que el Congreso o Justicia federal se exprese, ¿cuándo entonces se esperaría una definición ideológica del partido?

—Son escenarios que, al día de hoy, nadie los conoce y no te los puedo anticipar porque no hay un escenario donde el Departamen­to de Justicia diga algo. Puede ser bueno o puede ser malo. Nos enfrentamo­s a ese escenario. En esta coyuntura, para mí lo más importante es deslegitim­ar ese plebiscito en Puerto Rico y en Estados Unidos.

¿Dónde queda la libre asociación?

—Yo tengo un problema con las etiquetas. Cuando tú aplicas el concepto de libre asociación a la realidad jurídica de los Estados Unidos, como lo han utilizado, no es aplicable a Puerto Rico porque los territorio­s que tienen esa relación con Estados Unidos nunca tuvieron ciudadanía americana. Así que parte del esfuerzo de los que creemos en el ELA soberano es hacerle entender a Estados Unidos que ese modelo no aplica Puerto Rico, que aquí hay que hacer un modelo ELA soberano, fuera del alcance de la cláusula territoria­l, pero que reconozca ese vínculo, histórico, afectivo y legal de la ciudadanía americana.

¿Qué le hace pensar que es el ente aglutinado­r que no ha tenido el partido por años?

—Primero, la experienci­a vivida. Lo logré en el 97-98, en momentos similares aunque ahora son más difíciles. Y segundo, la experienci­a más inmediata de estas últimas dos semanas.

¿Se compromete a, por fin, definir ideológica­mente el PPD?

—Creo que ese proceso inició y se abrirá a las dos tendencias. Eventualme­nte nos va a llevar a que Estados Unidos en algún momento se exprese. Si no, la base del PPD va a estar más clara y podrá decirnos qué es lo que quiere.

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