Toma forma gabinete de Trump
Senado aprueba el nombramiento del empresario Rex Tillerson como secretario de Estado Comités senatoriales dan paso a las designaciones para jefes de Justicia, Salud y el Tesoro
WASHINGTON.- El nuevo secretario de Estado, Rex Tillerson, es un ejecutivo cuya experiencia en política exterior se limita a sus negocios petroleros y su amistad con Vladímir Putin, y que toma las riendas de la diplomacia estadounidense en un momento de creciente tensión con Latinoamérica, Europa y Oriente Medio.
Al ser confirmado ayer por el Senado, el exjefe de la petrolera ExxonMobil se convirtió en el primer titular de Exteriores de EEUU que accede al cargo sin experiencia previa en el sector público, algo que no tiene precedentes al menos en el último siglo.
Tillerson, de 64 años, llega al Departamento de Estado en un momento de tensiones con Latinoamérica por la decisión de Trump de construir un muro en la frontera con México; con Europa debido a sus críticas a la Unión Europea (UE) y la OTAN; y con Oriente Medio por su veto temporal a los inmigrantes de 7 países de mayoría musulmana.
De blancos cabellos, pobladas cejas oscuras y un marcado acento texano, Tillerson es un hombre con carisma que ha sido fiel durante toda su carrera a ExxonMobil, en la que ingresó por primera vez en 1975 como ingeniero civil y de la que planeaba retirarse este año.
El nuevo titular de Exteriores convenció a Trump por su fama de hábil negociador y gestor, además de por las relaciones que entabló con líderes de todo el mundo como presidente de la petrolera.
La más notable de esas relaciones es la que mantiene desde hace más de dos décadas con el presidente ruso quien en 2013 le condecoró con la “Orden de la Amistad” del país.
“(Tillerson) ha pasado más tiempo interactuando con Vladímir Putin que probablemente ningún otro estadounidense, con la excepción de (el exsecretario de Estado) Henry Kissinger”, dijo alguien que le conoce bien, el presidente del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS) John Hamre, al diario The Wall Street Journal.
En 2011, cinco años después de tomar las riendas de ExxonMobil, Tillerson firmó un acuerdo con la petrolera estatal rusa, Rosneft, para explorar juntos unos valiosos recursos en el Ártico. Pero esa lucrativa alianza quedó congelada por las sanciones impuestas por EEUU cuando Rusia se anexionó en 2014 la península ucraniana de Crimea, y Tillerson ha criticado esas restricciones que, como secretario de Estado, estarán en sus manos.
No obstante, durante su audiencia de confirmación en el Senado, Tillerson quiso tranquilizar a los legisladores al asegurar que las “recientes actividades” de Rusia “no han respetado los intereses de Estados Unidos” y que Moscú “debe rendir cuentas” por su presunta interferencia en el proceso electoral de Estados Unidos.
Aún así, la audiencia de Tillerson no disolvió la preocupación de muchos senadores demócratas y algunos republicanos sobre el ahora secretario de Estado, que desconcertó a muchos al evitar, por ejemplo, condenar las ejecuciones extrajudiciales en Filipinas.
La compañía que lideró Tillerson ha desarrollado su propia “política exterior independiente”, dedicada a “promover un mundo afín a la producción de petróleo y gas natural”, según Steve Coll, autor del libro “Private Empire: ExxonMobil and American Power”.
En 2011, por ejemplo, Tillerson contradijo la política oficial de EEUU al firmar un acuerdo con la región iraquí del Kurdistán y lo hizo sin informar previamente al Departamento de Estado. Bajo su dirección, la petrolera sucumbió también a las tensiones políticas en Venezuela, un país que abandonó después de que el presidente Hugo Chávez nacionalizara el sector petrolero en 2007.
Algunos excompañeros de Tillerson le describen como un líder fuerte que disfruta de dar órdenes y tener la última palabra en las decisiones, un papel que, a partir de ahora, deberá ceder a Trump. Considerado el vigésimo quinto hombre más poderoso del mundo por la revista Forbes, Tillerson es un defensor del libre comercio, algo que podría chocar con el proteccionismo de Trump.
Tillerson también parece ser más progresista que Trump en lo que se refiere al cambio climático, un problema que ha reconocido como causado por la actividad humana, aunque sin dejar de defender el consumo de combustibles fósiles. UN PASO MÁS CERCA. Asimismo, el Comité Judicial del Senado aprobó ayer la nominación del senador Jeff Sessions como próximo fiscal general del país, después de varios retrasos forzados por los demócratas tras la polémica levantada por el despido fulminante de la fiscal general en funciones, Sally Yates.
Con once votos a favor y nueve en contra, el senador por fin superó el escollo del comité, y ahora su designación pasará al pleno de la Cámara Alta, donde se espera que su confirmación sea más sencilla, ya que solo necesita mayoría simple y los republicanos cuentan con 52 de los 100 escaños.
Los republicanos del Comité de Finanzas del Senado aprobaron además ayer la nominación de los candidatos del presidente Trump para ser secretarios de Salud y del Tesoro, Tom Price y Steven Mnuchin, respectivamente, pese a que los demócratas se ausentaron de la votación.
Por unanimidad, los republicanos reunidos en la sala de audiencias acordaron cambiar las reglas permanentes del comité, las cuales normalmente requieren que al menos un miembro de cada partido asista para que continúe el trabajo de la comisión, y votaron sin que ningún demócrata estuviera presente.
“Aunque Rusia busca respeto y relevancia en el escenario mundial, sus recientes actividades no han respetado los intereses de Estados Unidos” REX TILLERSON Secretario de Estado de Estados Unidos