El Nuevo Día

INMINENTE EL CIERRE DE CÁRCELES

Ante la marcada baja en la población penal, el Departamen­to de Corrección trabaja un plan que le permitirá generar economías y dar mejores oportunida­des a los confinados

- Alex Figueroa Cancel alex.figueroa@gfrmedia.com Twitter: @AlexFiguer­oaC

La población de confinados en Puerto Rico se ha reducido en una marcada tendencia que se ha extendido por varios años, sin que se tengan claras las razones debido a que el asunto no se ha estudiado.

Ante el vacío de una explicació­n, funcionari­os y diversos profesiona­les observan una multiplici­dad de factores para poder entender las causas.

Lo que sí se sabe es que el Departamen­to de Corrección y Rehabilita­ción (DCR) se encamina a aprovechar esta coyuntura para impulsar de manera definitiva el cierre de institucio­nes carcelaria­s en Puerto Rico que le permita recortar gastos y así atender los problemas fiscales de la agencia.

De acuerdo con estadístic­as del DCR, actualment­e la población correccion­al se estima en 10,500 confinados, lo que representa una reducción de los 12,551 que había en noviembre de 2013.

Observador­es apuntan a la reducción de una serie de renglones que pudieran estar relacionad­os con la merma.

Según estadístic­as de la Policía, los delitos Tipo 1 -que son contra la persona o la propiedad- han caído desde un total de 65,197 en el 2010, hasta 43,268. Esto incluye los asesinatos, de 1,164 en el 2011 a 588 en el 2015, aunque cabe mencionar que el 2016 cerró con 679.

Asimismo, la Oficina de la Administra­ción de Tribunales (OAT) informó una disminució­n en la cantidad de radicacion­es de acusacione­s, de 328,015 casos en el 2011 a 302,677 en el 2015. Su último informe anual indica que para ese periodo “en la mayoría de los asuntos hubo descensos desde 11% hasta 40% en la presentaci­ón de casos”.

Este panorama incluye una reducción en la cantidad de conviccion­es por delito -no de cantidad de personas ingresadas- registrada por la OAT, de 31,224 en el 2012 a 22,505 en el 2015.

Aunque no hay un estudio específico, entre las posibles razones para la reducción se toma en considerac­ión el impacto en los cambios del Código Penal, las leyes especiales y la emigración de ciudadanos a Estados Unidos. El nuevo secretario del DCR, Erik

Rolón Suárez, hizo alusión al rol que han desempeñad­o las diferentes opciones que se conocen como “desvíos”, que se le ofrece a los imputados de delitos, para cumplir con sus acusacione­s.

No obstante, el funcionari­o señaló que, además, existe la impresión de que también se ha reducido la cantidad de radicacion­es de acusacione­s por parte de la Policía.

“Yo, como juez municipal que fui, también puedo decir que identifiqu­é una situación que involucra probableme­nte a la Policía en cuanto al manejo de casos se refiere”, indicó Colón Suárez.

“Tengo informació­n de primera mano, dicho por fiscales y procurador­es de menores, que los casos han mermado en cuanto a manejo se refiere”, abundó.

Asimismo, señaló que, más allá de las estadístic­as oficiales, su experienci­a como profesor de Justicia Criminal también le ha llevado a observar que “las personas en general han perdido un poco la fe en el sistema”.

El Departamen­to de Justicia y a la OAT declinaron comentar. Por su parte, el licenciado Félix Vélez Alejandro, director ejecutivo de la Sociedad de Asistencia Legal (SAL), entidad que representa en los tribunales a imputados que no pueden pagar a un abogado en casos criminales, considera que un factor importante han sido los acuerdos de las autoridade­s estatales con las federales.

“Hubo un ‘boom’ de casos que eran estatales y se procesaron a nivel federal y esas personas están cumpliendo en cárceles federales”, comentó Vélez Alejandro.

También llamó la atención de que era común ver a una persona acusada en ambas jurisdicci­ones, pero destacó que a raíz del caso conocido como Sánchez Valle en el Tribunal Supremo

“Cada institució­n tiene que garantizar que se maneje efectivame­nte una clasificac­ión de confinado… No por decir que tengo 1,000 espacios en Bayamón para mínima, puedo meter ahí a 500 de máxima” ERIK ROLÓN SUÁREZ Secretario de Corrección

de Estados Unidos, sobre la doble exposición, “ahora posiblemen­te empezarán a cumplir otra vez en la estatal”.

Vélez Alejandro coincide en que la merma en la población penal también está vinculada con la proliferac­ión de opciones de condenas diferidas. En efecto, estadístic­as de la Junta de Libertad Bajo Palabra apuntan a que anualmente ha incrementa­do los que se han beneficiad­o de sus ofrecimien­tos, de 165 en 2013 a 350 en el 2017.

Sin embargo, el abogado minimizó el impacto de recientes enmiendas al Código Penal, pues sostuvo que las penas máximas de delitos graves no fueron modificada­s.

Tampoco considera que causó impacto la instrucció­n del pasado gobierno de no procesar criminalme­nte a personas arrestadas con posesión de 6 onzas o menos de marihuana.

“Ya había disminuido sustancial­mente, en comparació­n con los años 80 y 90”, argumentó.

Por su parte, la demógrafa Judith Rodríguez considera el fenómeno también pudiera guardar relación con la disminució­n de la población general en Puerto Rico por la emigración, principalm­ente a Estados Unidos, y desde que se registran menos nacimiento­s que muertes en la Isla.

“Ha habido una reducción en unas edades, especialme­nte en las edades en las que se encuentran más casos de delito y de ingreso a las cárceles”, dijo Rodríguez. “De 2005 a 2015 se ha encontrado una reducción de un 24.8% en las personas de 20 a 34 años”.

“Habría que estudiar para confirmar si al reducirse la población joven se reduce el riesgo de más personas cometiendo delitos que los lleven a la cárcel”, añadió.

Mientras, Dallie Cruz Ruiz, de la organizaci­ón Pro-Rehabilita­ción de Confinados que vela por los reclamos de los confinados, considera que la cantidad de la población penal podría ser aún más baja.

“A muchos se les niega la libertad bajo palabra, aunque están en custodia mínima, porque no los preparan adecuadame­nte para cumplir con los requisitos”, afirmó. “Son más los que salen porque cumplen sus sentencias completas adentro, cuando hay muchos que pudieran completarl­a afuera, ayudando a una mejor reintegrac­ión a la libre comunidad”. “BAJAR EL GASTO”. En el primer año de la pasada administra­ción gubernamen­tal, las proyeccion­es apuntaban a un aumento, al punto que se llegó a considerar la construcci­ón de un nuevo penal. Con la merma, para el 2015 se comenzó a discutir el cierre, idea que retoma el nuevo secretario, quien luce más determinad­o, pues aseguró que la pasada administra­ción dejó la agencia en un déficit que necesita atender de inmediato.

“Hay espacio para cerrar institucio­nes porque la población actual no llena la totalidad de las instalacio­nes”, sostuvo. “Estamos viendo el número de confinados para cerrar alguna que otra (cárcel) que nos permita bajar el gasto”, añadió. “No es cerrar por lujo, sino por el número de la población, pero siempre con el plan de poder acomodar a los confinados si vuelve a crecer la población”.

Rolón Suárez no pudo identifica­r al momento cuáles son los penales con menos población, pero resaltó que la decisión para el cierre de cárceles será más complicado que solamente buscar las más vacías.

Explicó que el análisis dependerá del “número versus tipo de custodia”.

“Cada institució­n tiene que garantizar que se maneje efectivame­nte una clasificac­ión de confinado… No por decir que tengo 1,000 espacios en Bayamón para mínima, puedo meter ahí a 500 de máxima. Es una decisión poco compleja”.

No obstante, espera que la evaluación le podría tomar apenas de 30 a 60 días. Durante su vista de confirmaci­ón, Rolón Suárez dijo que los cierres no implican despidos. Dijo que el traslado de personal a otras cárceles, le permitirá ahorros en el pago horas extras, utilidades, transporte y de renta a la Autoridad de Edificios Públicos, además de otras áreas.

La movida pudiera levantar banderas. Aunque Vélez Alejandro comparte el deseo de que cada día haya menos confinados en las cárceles, se mostró preocupado con los resultados del traslado de reos.

Recordó que SAL litigó el caso Morales-Feliciano, que se vio por 37 años en el Tribunal Federal tras denuncias de hacinamien­to y las condicione­s de reclusión, el cual llegó a su final el año pasado.

“Veo positivo que haya menos confinados y puedan cerrar cárceles. Mientras más gente haya en la libre comunidad mejor, pero no nos hace gracia un número alto en cada cárcel. Es importante que no volvamos a caer en el hacinamien­to y en la falta de acceso a programas de rehabilita­ción”, advirtió.

“Si surgen economías con el cierre de penales, que los usen para rehabilita­r a los que quedan allí”, añadió.

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