El Nuevo Día

SE BUSCAN FLAUTISTAS

- Cezanne Cardona Morales Escritor

Cuando apareciero­n las ratas, el gobernador y los senadores se encerraron en el Capitolio. Afuera el pueblo sufría la plaga: las ratas roían comidas, se subían a las cunas de los niños, abrían agujeros en los costales de harina y ahuyentaba­n gatos y perros. Furioso, el pueblo comenzó a gritar que el gobernador era un pelele. “Si no nos libran de las ratas los arrastrare­mos por las calles”, decía el pueblo a las afueras del Capitolio.

De pronto, se escuchó el tañido de una flauta. Un hombre con capa, del cuello a los pies, se presentó a las puertas del Capitolio. Ninguno de los senadores lo conocía –no era amigo, ni familiar, ni donante del Partido. El hombre dijo que era flautista y que tenía el poder mágico de manipular cualquier animal rastrero. “Pero soy pobre y cobro por mis servicios”, le dijo el flautista al gobernador. Desesperad­os, los senadores aprobaron el contrato, el gobernador estampó su firma y el flautista comenzó su trabajo.

Tocó su flauta por todos los rincones. Salieron ratas a borbotones. Grandes y chiquitas, pardas y grises, todas las ratas persiguier­on el dulce tañido de aquella flauta hasta el mar. Cansadas de nadar, se ahogaron.

Cumplida su labor, el flautista se dirigió al Capitolio para cobrar su salario. Pero el gobernador y los senadores dijeron que el gobierno estaba en crisis y que, bajo las nuevas medidas de la Reforma Laboral, su salario sería mucho menos de lo acordado.

El flautista enfureció y los amenazó. Dijo que con su flauta iba a levantar la furia del pueblo en su contra. Así que fue hasta la plaza, puso sus labios en su flauta y comenzó a tocar.

Tocó, tocó y tocó, pero nadie del pueblo–ni sindicatos ni partidos minoritari­osenfureci­ó.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico