El Nuevo Día

Juegan fútbol en Mosul tras salida del Estado Islámico

Los residentes de la ciudad iraquí disfrutan el deporte luego que el Estado Islámico perdió el control de la urbe

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MOSUL, Irak.- Luego de meses de combates, los residentes de Mosul finalmente pueden jugar su deporte favorito en una cancha de fútbol en el este de la ciudad –y esta vez sin las restriccio­nes impuestas por el grupo que se hace llamar Estado Islámico.

La cancha estuvo cerrada durante casi cuatro meses mientras fuerzas iraquíes y los extremista­s islámicos se enfrascaba­n en una fiera batalla por el control de la ciudad. Las marcas de la guerra siguen visibles, con ventanas rotas y cercas dañadas alrededor de la cancha y huecos en el techo de la cantina.

“Estuvo cerrada por tres o cuatro meses y la reabrimos tras la liberación”, dijo Abu Lait Mohamed, administra­dor de la cancha.

La cancha siguió abierta cuando el EI controlaba el área, pero los extremista­s impusieron estrictas reglas para los partidos, incluyendo un código de vestuario que forzó a los jugadores a quitarles las insignias de los equipos a sus camisetas y una prohibició­n de los silbatos de los árbitros.

“No era placentero”, dijo Obeyda Mohamed, de 26 años, tras finalizar un partido con sus amigos una tarde. “Ellos impusieron nuevas reglas que nunca existieron antes en el deporte”.

Los jugadores no podían llevar logos y marcas comerciale­s en sus camisetas porque los extremista­s los considerab­an idolatría.

“Yo tenía que pararme a la entrada con tijeras y cortar los logos de equipos como Real Madrid y Barcelona de las camisetas”, dice Mohamed Sadiq, de 31 años y que trabaja en la cancha. “Ellos decían que eran logos infieles”.

El fútbol es muy popular en Irak y muchos en el país son hinchas de clubes europeos grandes, como Barcelona, Manchester United o Chelsea.

“No podíamos lucir pantalones cortos. Teníamos que llevar pantalones como ése”, dijo Obeyda Mohamed, apuntando a los pantalones deportivos de otro jugador.

“Pero tenían que ser sueltos, no apretados. Por cierto, las marcas y logos de compañías como Adidas, Nike y otras estaban prohibidos”.

Los islamistas además ordenaron que los árbitros no usasen sus silbatos durante los partidos “porque el sonido atraería a los demonios”, dijeron jugadores.

Los trofeos y medallas también es- taban prohibidos porque decían que alentaban avaricia. Tampoco se podía organizar torneos.

Mohamed Sadiq dijo que no había límite de tiempo para los partidos y que los milicianos del Estado Islámico usualmente abandonaba­n el juego después de unos 15 minutos o cuando no querían jugar más.

Además, los partidos eran detenidos para rezos.

“Yo tenía que traer alfombras de oraciones para los jugadores y colocarlas en la cancha y liderar los rezos”, dijo.

Los milicianos además hicieron que los jugadores quitasen los anillos olímpicos del edificio por considerar­los una señal de los infieles.

“Tratamos de explicar que representa­ban los cinco continente­s y no tenían nada que ver con infieles, pero fue inútil. Tuvimos que traer a un herrero para que los cortase”, dijo Mohamed Sadiq.

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La cancha en el este de Mosul, que luce señales de la guerra, estuvo cerrada varios meses mientras los extremista­s islámicos batallaban con el ejército de Irak.
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Mientras el Estado Islámico dominó la ciudad, se podía jugar fútbol, pero con tantas restriccio­nes que “no era placentero”.

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