Pisa suelo boricua Oscar López Rivera
Estará bajo arresto domiciliario hasta el 17 de mayo, cuando cumpliría 36 años de condena
WASHINGTON.- “Sus ojos son pequeños, pero brillaban”, dijo anoche Clarisa López Ramos, al narrar en San Juan el momento en que su padre, Oscar López Rivera, se asomó por la ventana del avión para ver desde el aire a Puerto Rico.
López Rivera, el último prisionero independentista puertorriqueño de la época de la Guerra Fría, fue excarcelado ayer del complejo de Terre Haute (Indiana), para cumplir los últimos 96 días de su condena en arresto domiciliario –quizá a tiempo completo– en la casa de su hija.
“Papi, móntate, que esta gente no me va a ver llorar nunca más”, le dijo López Ramos tan pronto salió su padre de la prisión, con una bandera de Puerto Rico en sus manos.
Desde el 31 de enero, el congresista Luis Gutiérrez había conseguido que el Negociado de Prisiones le en- tregara a López Rivera en el día de ayer, para que volara, bajo su custodia, hasta San Juan.
Gutiérrez, la hija de López Rivera, su hermano José, la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, la presidenta del Concejo Municipal de Nueva York, Melissa Mark Viverito, y la abogada Jan Susler le recogieron a las 5:00 a.m. de ayer.
Lo único que lamentaron es que no se permitiera a López Rivera hacer una parada en Chicago, a donde irá una vez termine su condena, que alcanzará los 36 años en mayo.
“Hasta el 17 de mayo, a las 8:00 a.m., sigue bajo la supervisión y custodia del gobierno federal”, dijo la abogada Susler, al indicar que no puede hacer comentarios públicos, ni entrevistarse con medios de comunicación ni ver a sus excompañeros presos. Por eso mismo, sostuvo, hubo que mantener en secreto los detalles de su salida y tienen que evitar violar las normas, para que no sea encarcelado nuevamente.
López Rivera, quien fue convicto de conspiración sediciosa, podrá trabajar, pero no lo hará hasta que termine su condena. Desde enero de 1975, López Rivera, de 74 años, no pisaba suelo boricua.