Matos y Cora, una pareja ganadora
No puedo negar que mi amistad y cariño por su padre, José Manuel, quien durante varios años fue corresponsal de El Nuevo Día en Caguas, en béisbol, en los setenta y parte de los ochenta, labor que le hacía cosquillas a su alma, fue el detonante para que sus hijos Joey y Alex me calaran hondo en mi corazón sin que nunca yo haya cosechado lazos fraternales con ellos.
Nunca olvido que su papá, de cabellera blanca que imitaba las líneas de cal del plato a las verjas y fallecido si mal no recuerdo en 1988, tuvo un equipo de Pequeñas Ligas en la ciudad cagüeña, adoctrinándolos desde peques a sentir amor profundo por la pelota. ¿Resultado? Carreras de ambos en las Mayores, y continuando como coaches tras su retiro y probabilidades de ser manager en un futuro no muy lejano.
Alex, sin embargo, ha sido más polivalente que Joey, graduándose ahora mismo con honores como gerente general de los Criollos, que acaban de coronarse en la Serie del Caribe tras una sequía para Puerto Rico desde el 2000; a la vez que tiene el mismo cargo para el Clásico Mundial, armando una escuadra sólida de 28 jugadores que está dispuesta a desbancar a RD del cetro obtenido en 2013.
Pero su olfato fino le llevó a contratar como piloto a Luis Matos, que a pesar de ser debutante obtuvo el par de hazañas con remontadas, teniendo el valor de hacer cambios en la alineación sin que le temblara el pulso; y en Culiacán su decisión culminó con el campeonato luego de un arranque gélido de 0-3, doblegando al anfitrión y favorito, México, 1-0 en 10 entradas.
Matos, destacado voleibolista en la Academia Discípulos de Cristo en Bayamón, su ciudad natal, en compañía de Motorita Feliciano, que también se estrenó aquí como dirigente con Carolina, nunca se destacó en las Grandes Ligas con Baltimore como patrullero central, dado su brazo débil, a la vez que ofensivamente no poseía poder; pero al igual que Joey y Alex aprendió a conocer la intríngulis de un deporte tan difícil de digerir de forma rápida; y tiene por delante un camino promisorio en la dirección por estudioso y líder que no titubea, repito, en sentar a alguien con fama si hay otro con etiqueta de suplente que puede hacer mejor trabajo en momentos especiales.
No se dude: Matos y Cora, una pareja ganadora...