El Nuevo Día

CUANDO ADOPTAMOS UNA MASCOTA

- texto Mónica Ferrer Especial Por Dentro ●

Adoptar una mascota es maravillos­o pero es algo que se debe hacer luego de analizar y estar bien seguro que es la decisión correcta.

Es un compromiso serio, de muchos años y, desafortun­adamente, no siempre se atiende con la seriedad que amerita. La consecuenc­ia se ve en los primeros meses del año, donde los refugios están abarrotado­s con muchos de esos perritos y gatitos bellos adquiridos en Navidad bajo impulso. Cuando esos perritos comienzan a crecer, a necesitar atención y ejercicio, y todo lo consideran un juguete, la mayoría de la gente no esta dispuesta a dedicarle el tiempo que requiere y que prometiero­n al adoptarlo.

Otro factor importante cuando estas decisiones se toman sin el adecuado análisis, es que no permite el tiempo para estudiar que tipo de mascota preferible para la familia a donde va: su estilo de vida, sus necesidade­s, su espacio, su situación económica entre otras, que son factores importante­s para garantizar el éxito de esta relación.

Aun para las personas que se toman el tiempo de estudiarlo todo, puede que el pareo de la mascota con ellos no sea el mejor. Hay muchos amantes de animales que lo tratan todo y aun así no funciona y los llevan al refugio. No escuchamos mucho de estos casos porque, con razón, se sienten culpables ante la crítica por los empleados del refugio y hasta amigos y familiares. Esta decisión, para un amante de animales no es fácil.

Si uno entrega una mascota, luego de tratarlo todo, no quiere decir que es un fracaso, que no debe tener una o que el perro es malo. Sencillame­nte no era el perro correcto. Hay muchas razones por las cuales se entregan mascotas a los refugios, pero las más comunes son: Problemas de comportami­ento. El perro es agresivo, llora/ladra o daña propiedad cuando se queda solo, muerde a personas, pelea con otras mascotas o tiene energía sin fin.

Salud. El perro tiene una condición que el adoptante no conocía y el costo de atenderlo está fuera de su alcance.

Algunos opinamos que una vez traes una mascota a tu hogar debes estar comprometi­do a ella no importa qué. Sin embargo, reconozco que hay casos y hay casos. Y que parte del compromiso que uno hace es, precisamen­te, asegurarno­s que hacemos lo mejor por la mascota, y eso incluye la capacidad de admitir cuando el hogar no es el correcto. No está bien quedarse con un perro que pudiera herir o matar a otra de las mascotas en el hogar. No es saludable el estar preocupado porque pueda morder a tu niño o si resulta que tu hijo es alérgico.

Son muchos los escenarios y no es el lugar de nadie juzgar. Nosotros, mejor que nadie conocemos nuestra situación, y a veces debemos demostrar la misma compasión que expresamos por los animales con los humanos. Tenemos que recordar que muchas de las personas que se dan a la tarea de adoptar a una mascota, literalmen­te están salvando una vida, por lo que podemos entender que son amante de los animales.

Desafortun­adamente no importa cuánto investigue­s, no siempre es posible predecir con exactitud cómo una mascota se comportará una vez en el hogar.

Si te das cuenta que la mascota no es la correcta, hay opciones que debes de considerar antes de entregarla. En la columna de la próxima semana, presentare­mos varias alternativ­as.

QUÉ HACER CUANDO ESA DECISIÓN NO TIENE EL RESULTADO ESPERADO

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La última opción debe ser entregar la mascota a un albergue.

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