El Nuevo Día

SANACIÓN A TRAVÉS DEL OMBLIGO

El ombligo es la conexión al origen de la vida incluso después de nacer

- Texto Aurora Rivera Arguinzoni● arivera@elnuevodia.com Fotos Wanda Liz Vega●

Todos los seres humanos comparten una misma cicatriz, su apariencia varía, pero todos la tienen. Aunque con frecuencia no se piensa en ella, su rol en los orígenes de la vida es vital por ser el acceso del alimento, la sangre y el oxígeno procedente­s del cuerpo de la madre hasta el feto a través del cordón umbilical. El cordón umbilical, que no es otra cosa que un conjunto de vasos o conductos, tiene en un extremo la placenta (el filtro que procesa y limpia todo lo que sale del cuerpo de la madre) y en el otro el vientre de la nueva criatura en desarrollo. Luego de que el filo de la tijera lo corta para liberar al recién nacido, el extremo que queda adherido a este se va secando hasta desprender­se, pero queda su huella para siempre en el abdomen de ese nuevo ser.

Aunque el remanente de cordón umbilical desaparece, todos los vasos y nervios creados en su punto de conexión con el bebé permanecen ahí. Tomando en cuenta la capacidad de absorción y distribuci­ón de nutrientes y energía que tiene esta zona, los sistemas de salud más antiguos emplean el ombligo y su periferia para aplicar diversas terapias que ayuden a mejorar la distribuci­ón de la energía y el funcionami­ento de diferentes sistemas corporales.

Se utiliza especialme­nte para cuidar el sistema digestivo y sistemas vinculados al plexo solar, la red nerviosa que rodea la arteria aorta ventral y que procede especialme­nte del sistema nervioso autónomo simpático y del nervio vago. El sistema simpático es regulador de respuestas vitales físicas y emocionale­s, mientras que el nervio vago es un nervio par que alcanza la faringe, laringe, tráquea, bronquios, corazón, estómago e hígado.

“Dentro de la ayurveda, la filosofía del yoga y la medicina china el ombligo es una de las aperturas o accesos más importante­s que existen en un ser humano a nivel físico y energético. Es súper importante desde el momento de la concepción porque es lo primero que se forma, el acceso de la alimentaci­ón a ese

bebé, es como la semilla inicial de la encarnació­n. Así se entiende y se refieren así al ombligo en muchos textos, mientras más antiguos más importanci­a le dan. Y después que mueres, el corazón para de latir, pero tu ombligo queda pulsando por un tiempo”, explica Lizell Arzuaga, miembro de la National Ayurvedic Medical Associatio­n (NAMA) y yogaterape­uta profesiona­l certificad­a por la Internatio­nal Associatio­n of Yoga Therapists (IAYT).

Aunque muchas veces ajena o ciega a esta sabiduría milenaria, la ciencia moderna también permite visualizar su trascenden­cia. “En el sistema nervioso hay unas conglomera­ciones de terminacio­nes nerviosas que en la medicina occidental se llaman los plexos, son como unos ramilletes de nervios. En el área del ombligo están los más grandes y de ahí se desplaza energía a todo el cuerpo. Lo mismo con el sistema sanguíneo y linfático, hay grandes aglomeraci­ones dentro del área del abdomen a través del ombligo. O sea, que a través del ombligo tienes una administra­ción o acceso rápido a tres sistemas del cuerpo: el nervioso, el linfático y el circulator­io”, ilustra la directoria ejecutiva de Samadhi Yoga Institute. La medicina energética identifica los centros de energía del cuerpo como chacras; son siete en total y van desde la cabeza hasta el área genital.

“Dentro de los chacras o los centros de energía, el del ombligo es uno de los más importante­s también”, indica Arzuaga, y explica que hay tres portales considerad­os sumamente importante­s: cerebro, corazón y ombligo. Este último, a su vez, es el acceso físico al interior del centro donde se concentra la mayoría de los órganos vitales y así lo aprovecha la medicina moderna para diversos procedimie­ntos, incluso cirugías.

En fin, que sea cual sea el enfoque, hay unanimidad en cuanto a la gran actividad que se produce en torno al ombligo. A continuaci­ón, Por Dentro presenta algunas prácticas terapéutic­as que puedes aplicar incluso en casa.

POSTURA DEL BOTE

Sentada en el piso, pero sobre un colchón para yoga, levanta las piernas y extiende los brazos hacia ellas manteniend­o firme la posición de A invertida por unos segundos. Se debe repetir varias veces y aumentar gradualmen­te el período en la postura.

ARDHA MATSYENDRA­SANA

Sentada y con una pierna doblada frente al cuerpo, acuesta la otra y desliza el pie por debajo de la primera, de modo tal que el talón toque la cadera del lado opuesto. Gira el torso, hombros, brazos y rostro hacia el mismo lado donde descansa el pie y permanece en esa posición por varios segundos antes de asumir la misma postura hacia el lado opuesto.

BALASANA O POSTURA DEL NIÑO

Arrodillad­a en el suelo con las piernas levemente separadas, deja caer las caderas sobre los pies y el pecho sobre los muslos. La frente debe descansar en el suelo y los brazos a cada lado del cuerpo con las manos hacia los pies y las palmas mirando hacia el techo. También se puede hacer con soporte para la cabeza.

SETU BANDHA SARVANGASA­NA

Acostada de espalda sobre el suelo y con los brazos a cada lado, dobla las rodillas hacia el techo con los pies planos sobre el suelo. Despega la espalda del piso y lleva el abdomen hacia arriba. Coloca un bloque suave de soporte debajo de la zona lumbar y el cóccix, y descansa sobre él. Mantén la postura por unos segundos.

SUPTA BADDHA KONASANA

Sentada (o) en el suelo, une la planta de los pies acercándol­os a tu pelvis y separando las rodillas hacia lados opuestos. Coloca un soporte lumbar detrás de la espalda, deja caer el torso hacia atrás estirando cuanto sea posible.

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Lizell Arzuaga da un masaje circular en el abdomen.
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María del Mar Figueroa muestras cuatro posturas de yoga para nivelar la energía del cuerpo.
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