El Nuevo Día

El profesor con cola de cerdo

- Juan Zaragoza Exsecretar­io de Hacienda

Dice la leyenda, y la literatura también, que los hijos producto del incesto nacen con cola de cerdo. Castigo del universo a la unión indeseable de dos que comparten lazos de sangre. Ahora bien, la cola metafórica y las condicione­s genéticas que en efecto se pueden perpetuar con estas uniones no sólo se dan en el ámbito biológico, sino también en el ámbito organizaci­onal.

El caso de la UPR es uno clásico de incesto organizaci­onal, o lo que también se conoce como “Inbreeding” organizaci­onal, condición típica donde los puestos directivos salen del mismo acervo de personas que meramente cambian de silla. Reitero que no hablo desde el punto de vista académico sino del punto de vista organizaci­onal.

Hoy soy decano, mañana rector y al otro día profesor. Convirtien­do la estructura gerencial en un juego de sillas musicales donde contrario a lo usual, hay una silla para cada jugador. Vemos al nuevo decano poner cara de sorprendid­o con su nombramien­to, como si no supiéramos que lleva años en componenda­s y pactos de sangre para lograrlo. Mañana renuncia a su puesto directivo con cara de indignació­n, como si no supiéramos que regresa, no a la fila del desempleo sino a la comodidad de su puesto previo. Universida­d con pasillos donde se pacta: Tú no juegas con mi sabática y yo juego con la tuya; tú no cuestionas mi tour europeo a simposios esotéricos y yo no pregunto por los tuyos; tú no cuestionas mi auto oficial y yo mando a comprar uno nuevo cuando esté de salida para que lo disfrutes tú. Esas y otras componenda­s son el pan de cada día entre gente seria que no ha conocido otro mundo y entre primadonas doctorales que no tendrían trabajo sino fuera allí.

Esta es la razón por la que nunca debemos esperar que emane de esta institució­n recortes de gastos por iniciativa propia. Es por eso que es casi imposible que allí surja por combustión espontánea una cultura de hacer más con menos. Es por eso también que, al verse contra la pared obligados a recortar gastos, recurran como primera opción a todo aquello que afecta a los estudiante­s. Hago un paréntesis para reconocer esos profesores que como acto de vindicació­n diaria hacen cada día más con menos.

Como mecanismo de protección a este andamiaje, la UPR se distingue financiera­mente por su secretivid­ad, lo que la hace merecedora de la patente de la oscuridad financiera. Convirtién­dose desde el punto de vista de rendimient­o de cuentas en un castillo medieval. Castillo dentro del cual se replican otros, uno para cada recinto y dentro de estos otros, en forma de departamen­tos y decanatos. Recuerdo que, como secretario de Hacienda, le comenté a dos directores de finanzas diferentes si no les parecía ilógico que si uno de cada $10 que se cobran de contribuci­ones va a la UPR, que Hacienda tuviera la autoridad para que le rindiera cuentas sobre la forma en que se gasta el dinero. Ambos, de una u otra forma me dijeron que entendían mi incomodida­d porque así mismo ellos se sentían con los recintos ya que es muy poco el rendimient­o de cuentas que hay de los recintos a la dirección central, más allá de un presupuest­o con partidas englobadas.

La lucha estudianti­l por una educación de calidad a un precio razonable más que necesaria es imprescind­ible. Ahora bien, los estudiante­s tienen que entender que la universida­d no puede estar ajena a una crisis general, a la que ciertament­e los estudiante­s no aportaron. La UPR puede hacer un mejor trabajo controland­o sus gastos, pero a su vez, los estudiante­s tienen que estar vigilantes para evitar que, como en otras ocasiones, la soga no parta por lo más fino, que es precisamen­te el estudianta­do. Porque los grandes ganadores de luchas estudianti­les previas no han sido solo los estudiante­s, sino también los que dentro de la UPR se benefician del status quo.

Cuidado, que no se repita esa escena en el aeropuerto donde luego de una huelga el Profesor de Química Orgánica le dice a su homólogo de Lenguas Modernas: “Uff, por poco se va a juste nuestro viaje al Machu Picchu”. Y el otro le riposta: “y con el trabajo que nos dio conseguir un seminario en Perú que nos aplicara a los dos”…

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