El Nuevo Día

Lo legal versus lo moral

- Milagros Rivera Watterson Expresiden­ta del Colegio de Profesiona­les del Trabajo Social

En este país donde sobran las leyes a menudo se observa que falta moral. Nos hemos pasado predicando, en pasadas y presentes administra­ciones, que se tomarán medidas de austeridad para disminuir el gasto público, pero generalmen­te los ajustes no pasan de la superficie.

Así, se anuncia con bombos y platillos una disminució­n en los puestos de confianza y en los sueldos de los incumbente­s y una rebaja en los contratos de las agencias, pero por otro lado los contratos en la legislatur­a suben como la marea.

Es menester observar cómo políticos en decadencia, y candidatos perdedores obtienen jugosos contratos en nuestra Legislatur­a. Lo hacen con plena impunidad y con la excusa de que ni la Cámara de Representa­ntes ni el Senado tienen déficit presupuest­ario.

En aras del balance de poderes el ejecutivo se hace de la vista larga y argumenta que él evalúa a su gente y se asegura que trabajen. Para mí ese no es el meollo del asunto sino que nuestro país tiene una crisis fiscal y es imperioso hacer ahorros. No es defendible que estemos diciendo que debemos reducir gastos para cumplir con las exigencias de la llamada Junta de Control Fiscal y se gaste en exceso en asesores o en nombramien­tos de personal con sueldos exorbitant­es .

Esta debacle no sólo ocurre en la Legislatur­a, también lo hemos visto entronizar­se en municipios quebrados donde imperan los asesores con sueldos fabulosos .

Urge ponerle coto a este despilfarr­o. Si bien es cierto que estos nombramien­tos pueden ser legales constituye­n una inmoralida­d. Si no hay recursos económicos y el pote es pequeño se debe distribuir en forma justa y respondien­do a necesidade­s reales. No hacerlo atenta contra la confianza de un pueblo que ve cómo sus esperanzas desaparece­n e impera el beneficio personal y no el colectivo.

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