ESTREMECE EL EFECTO TRUMP EN PUERTO RICO
Inmigrantes en la Isla viven la pesadilla de no poder obtener permiso para vivir en territorio estadounidense
Conozcan a Hiva Samadian. Es de Irán. Tiene 38 años. Llegó a Puerto Rico hace seis años a estudiar un doctorado en ingeniería en computadoras en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR). En mayo se gradúa. Le encantó el ambiente de sosiego que encontró en Mayagüez, tan distinto del frenesí de Teherán, la capital iraní, su ciudad natal, en la que viven 12 millones de personas.
Quería quedarse aquí, donde nació la menor de sus dos hijos, al menos un tiempo. Quería, dice, devolver algo de lo que le dio este país que le permitió obtener un grado académico de alto prestigio, a un precio accesible para él. Lo dice en pasado: quería. Pero la verdad es que lo quiere todavía. Lo que pasa es que la llegada a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump y sus políticas furiosamente antiinmigrantes hicieron que sus planes se volvieran aspiraciones irrealizables.
Para poder solicitar un empleo permanente aquí, Hiva necesita cambiar su visa de estudiante a una de trabajo. Para hacerlo, tiene que salir de territorio estadounidense, lo que no ha hecho durante los seis años que lleva aquí, ir a una embajada estadounidense en el exterior y solicitarla.
En este momento en particular, saben él y cualquiera que haya leído un par de periódicos desde que Trump se convirtió en presidente, es imposible para un iraní, incluso uno con un resumé impresionante como Hiva, obtener permiso para vivir en Estados Unidos o cualquiera de sus territorios, como es el caso de Puerto Rico.
“No tengo ahora ninguna esperanza de obtener un trabajo permanente en Puerto Rico”, dijo Hiva, entrevistado en uno de los exuberantes jardines del campus del RUM. “Yo podría haber contribuido a este país, dando clases de matemáticas, en la universidad, cosas así. Pero por decisión de Donald Trump no voy a poder”, agregó Hiva, quien llegó a Puerto Rico por medio de un profesor iraní del RUM al que conoció en una conferencia educativa en Amán, la capital de Jordania.
Trump intentó el mes pasado prohibir la entrada a territorio estadounidense de cualquier musulmán procedente de Irán, Yemen, Irak, Libia, Sudán, Somalia y Siria. Lo hizo mediante una orden ejecutiva que fue detenida por los tribunales.
Pero Trump ha dicho que va a volver
“Yo podría haber contribuido a este país, dando clases de matemáticas, en la universidad, cosas así. Pero por decisión de Donald Trump no voy a poder” HIVA SAMADIAN Estudiante iraní del RUM
a firmar otra orden, con el mismo propósito y, según él, a prueba de tribunales. “No los queremos aquí”, dijo, al firmar la orden original.
EN CARNE PROPIA. Hiva es uno de muchos extranjeros viviendo en Puerto Rico que están sintiendo en carne propia el efecto de las políticas del presidente Trump contra los inmigrantes. Están, por un lado, los musulmanes, temerosos de viajar, sintiendo que en cualquier momento las políticas de Trump pueden tocar a las puertas de sus casas o dejarlos varados en el extranjero, como es el caso de un profesor iraní del RUM.
Están, por otro lado, los naturales de los países que Trump ha señalado específicamente, como los mexicanos, de los que hay unos 10,000 aquí y cuyo consulado ha pedido ayuda a abogados de inmigración locales en previsión de que haya dificultades.
Y están los miles de indocumentados (se cree que sobrepasan los 60,000), mayormente dominicanos, pero también haitianos, colombianos, mexicanos y venezolanos, que ven con horror las redadas masivas que las autoridades migratorias estadounidenses han estado conduciendo en diferentes ciudades de ese país durante las últimas semanas.
En resumen, la políticas de Trump y su retórica antiinmigrante han causado altos niveles de ansiedad y miedo entre los miles de extranjeros residentes en Puerto Rico, tengan o no sus papeles al día.
Entrevistados dijeron que los extranjeros están evitando viajar, traer familiares a Puerto Rico y han congelado planes que tenían en la Isla, por la incertidumbre de lo que pueda ocurrir en el futuro cercano.
“Hay mucha aprensión y mucho temor”, dijo William Ramírez, director ejecutivo del Capítulo de Puerto Rico de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), la organización que impugnó en los tribunales la orden ejecutiva original de Trump.
La ACLU estableció en Puerto Rico un grupo de trabajo de 22 abogados especializados en inmigración que están pendientes de cualquier problema relacionado con las políticas de Trump. Además, sostuvo una reunión con funcionarios consulares mexicanos, que le pidieron orientación ante la posibilidad de dificultades.
La Oficina del Censo de Estados Unidos dice que en Puerto Rico vivían cerca de 100,000 extranjeros en el 2015, cuando se hizo el último estimado. De estos, poco más de la mitad no tienen ciudadanía estadounidense. Se sabe, sin embargo, que son muchos más. El cónsul dominicano,
Franklin Grullón, por ejemplo, dijo a El Nuevo Día que entre documentados e indocumentados hay aquí entre 200,000 y 225,000 naturales del vecino país.
La situación se agrava porque las políticas de Trump no están afectando solamente a los indocumentados. Ramírez dijo que ha sabido de residentes legales que han sido detenidos en aeropuertos para pedirles sus papeles o sus teléfonos celulares y para someterlos a interrogatorios.
La profesora Frances Santiago, directora de la Oficina de Inmigración del RUM, dijo a El Nuevo Día que un profesor iraní de esa institución no ha podido regresar a Mayagüez desde Canadá, a pesar de tener todos sus papeles en regla.
Santiago dijo que en el RUM hay 234 estudiantes y 12 profesores extranjeros, procedentes de 21 países. La mayoría de los estudiantes –134– son de Colombia. A todos se les ha solicitado que “por el momento” se abstengan de viajar. El temor a las políticas de Trump “se siente entre los estudiantes”, dijo Santiago.
PREOCUPADOS LOS MUSULMANES. La comunidad musulmana en la Isla está especialmente preocupada. Se han estado reuniendo en mezquitas, orientándose con abogados, evitando viajar y congelando planes, dijo Raed
Ibrahim, un comerciante puertorriqueño hijo de palestinos.
Ibrahim dijo que recientemente un menor jordano que venía a Puerto Rico fue interrogado extensamente al llegar en escala a Nueva York.
La mayoría de los musulmanes en Puerto Rico, dijo Ibrahim, son palestinos o jordanos. Hay muy pocos de los siete países incluidos en la veda de Trump residentes en Puerto Rico.
Pero todos los naturales de países musulmanes están preocupados.
“Más que temor, es una preocupación, porque ya se está hablando de que uno está sujeto a que lo paren en los aeropuertos, te pregunten cosas como qué religión tú practicas y hasta cosas personales. Hemos escuchado que hasta les quitan los celulares a las personas”, dijo Ibrahim.