El Nuevo Día

Las dos caras de las marejadas

Se originan a miles de millas de la Isla y, si bien pueden ser un riesgo para bañistas, también impactan la economía

- Gerardo E. Alvarado León galvarado@elnuevodia.com Twitter: @GAlvarado_END

MAYAGÜEZ.- Aunque la temporada de marejadas en la Isla discurre entre septiembre y abril, los episodios más grandes suelen ocurrir durante el mes que recién inicia.

Históricam­ente, durante los 31 días de marzo se han reportado olas rompientes -que llegan a la costa- de 20, 30 y hasta 40 pies. Estas olas de gran tamaño pueden observarse a lo largo de toda la costa norte, desde Fajardo hasta Rincón.

Pero, ¿de dónde provienen? ¿Cómo se forman? Según explicó Miguel Canals Silander, director técnico del Sistema de Observació­n Costera del Caribe (CariCOOS, en inglés), las marejadas más grandes que llegan a Puerto Rico son generadas por tormentas tropicales, huracanes y/o tormentas invernales, que se forman, a su vez, a “varios miles de millas” de distancia. “Se generan a una, dos o tres mil millas al norte de la Isla y viajan una gran distancia. Se organizan, se ponen más poderosas y llegan a nuestro país, siendo el componente principal que causa efecto en la costa”, dijo, al resaltar que las marejadas pueden originarse en puntos tan lejanos en el Atlántico como Groenlandi­a. Canals Silander explicó que las marejadas que salen de tormentas y huracanes se generan de forma “caótica”, y se van organizand­o a medida que se alejan de su punto de origen. En ese viaje también se hace más grande el largo de onda, es decir, la distancia entre una ola y otra. “Son marejadas de muchísima fuerza, que se propagan con el viento y llegan con toda esa energía a nuestras costas”, comentó el experto. Añadió que los vientos alisios que llegan a la Isla también generan marejadas, que son más persistent­es en la costa este.

DOS CARAS. Canals Silander expuso que las marejadas tienen un “impacto negativo” para los bañistas, en términos del peligro que representa­n las corrientes que generan.

Indicó, de paso, que anualmente se reportan entre 20 y 30 ahogamient­os en las costas de la Isla.

Pero, por otro lado, las olas y marejadas tienen un “impacto positivo” en el turismo.

“Puerto Rico es mundialmen­te reconocido por los entusiasta­s del surfing. Las olas y marejadas son uno de los recursos económicos más importante­s que tiene la Isla y suponen un impacto multimillo­nario”, aseveró.

¿En qué consiste ese impacto?, preguntó El Nuevo Día, a lo que Canals Silander respondió que, cuando se pronostica que habrá un “evento grande” de marejadas, surfers de todo el mundo llegan a la Isla, particular­mente a la costa oeste, donde ocupan hoteles, rentan autos y equipos acuáticos, y auspician restaurant­es locales, entre otras actividade­s.

Canals Silander resaltó que en la comunidad financiera ya se acuñó el término surfonomic­s, que se refiere al estudio de la economía del surfing.

“CERTERA”. Por otro lado, Julio Morell, investigad­or principal y director ejecutivo de CariCOOS, indicó que los turistas -y la ciudadanía, en generalobt­ienen datos en tiempo real y pronóstico­s sobre marejadas gracias a una red de boyas y otros equipos que el programa opera alrededor de la Isla.

Específica­mente, la red la integran cinco boyas, 16 estaciones meteorológ­icas y cinco radares. De las cinco boyas, cuatro miden condicione­s meteorológ­icas, corrientes, olas y temperatur­a. La quinta boya, que está ubicada en aguas de Rincón, es especializ­ada para la medición de olas.

En cuanto a las 16 estaciones meteorológ­icas, Morell explicó que están ubicadas en Puerto Rico e Islas Vír-

genes Estadounid­enses. Y sobre los cinco radares, dijo que “miran hacia el océano” y proveen informació­n sobre corrientes superficia­les hasta 150 millas fuera de la costa.

“Desde que instalamos la primera boya en Ponce, llevamos ocho años operando la red en Puerto Rico e Islas Vírgenes. Los productos de CariCOOS están enfocados en proveer informació­n certera y gratuita a los usuarios. Eso es parte del diseño del programa, que corre bajo la Administra­ción Nacional Oceánica y Atmosféric­a (NOAA, en inglés), dijo Morell, al detallar que los datos pueden accederse en www.caricoos.org.

Contó que CariCOOS surgió a finales de la década de 1990, como parte de una iniciativa que buscaba proveer “mejores datos” a los usuarios de los recursos marinos y costeros, que van desde las propias agencias federales y estatales hasta pescadores y bañistas. En total, se crearon 11 organizaci­ones para atender esta necesidad, y CariCOOS cubre a Puerto Rico, Islas Vírgenes Estadounid­enses y la isla de Navaza (al oeste de Haití).

“Había un vacío de informació­n costera y marina; la gente tomaba decisiones con poca o ninguna informació­n. En principio estábamos enfocados en datos de vientos, olas y corriente, pero ahora también proveemos imágenes de satélite e informació­n sobre el calor del océano. Podemos medir y predecir olas con mayor exactitud”, afirmó Morell.

La sede de CariCOOS está en el recinto de Mayagüez de la Universida­d de Puerto Rico (UPR-M), pero tiene socios en otras institucio­nes, como la Univeridad de Maine y la Universida­d Rutgers. Aparte de Morell y Canalas Silander, estudiante­s y otros profesores de la UPR-M son parte del programa.

5 BOYAS Forman parte de la red de CariCOOS, y pueden medir condicione­s meteorológ­icas, corrientes, olas y temperatur­a. 16 ESTACIONE S METEOROLÓG­ICAS Ubican en Puerto Rico e Islas Vírgenes, y se suman a otros cinco radares de CariCOOS.

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CariCOOS instaló la primera de sus cinco boyas en Ponce.
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Julio Morell y Miguel Canals Silander, director ejecutivo y director técnico de CariCOOS, respectiva­mente, destacaron que la red del programa provee datos en tiempo real.

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