El Nuevo Día

COMPROMISO DE VIDA

Janet Burton, directora de Operacione­s de Ronald McDonald House of Charities, y su empeño en mejorar las vidas de niños enfermos y sus familias

- Texto Lucía A. Lozada lucia.lozada@gfrmedia.com ●

Una diáfana sonrisa y una cálida bienvenida marcan el tono de la visita a la Casa Ronald McDonald, en Santurce, para conocer a Janet Burton, directora de Operacione­s de Ronald McDonald House of Charities (RMHC). Allí, Burton, quien estuvo de visita en la isla para ver de primera mano cómo funciona el capítulo y conocer a los miembros de la Junta de Directores, se apresta a conversar sobre su trayectori­a, lo que le apasiona de su trabajo y de la misión de esta organizaci­ón. Le acompaña un equipo igualmente afable y compuesto, mayormente por mujeres, liderado por Mariela Jorge, directora ejecutiva de la Casa Ronald McDonald, entidad que cumplirá 11 años de establecid­a en la isla el próximo 14 de marzo. El ambiente de la casa transmite que es un remanso de paz. Más que una estructura física, es “una casa lejos de casa”. Esta simple filosofía cambia vidas.

DE LA MÚSICA A SERVIR. La modulada voz de Burton denota su entrenamie­nto clásico como cantante de ópera y pianista, y aunque afirma que ya no interpreta en público, su preparació­n académica en música es innegable… se distingue en cada palabra que pronuncia, en su temple al conversar y hasta en cómo mueve sus manos. Entre pregunta y pregunta, ríe cálidament­e y se detiene por unos segundos para resumir sus respuestas en las palabras más adecuadas.

“¿Cómo llega a RMHC?”, es la pregunta obligada. Y relata que mientras estudiaba en su natal Dakota del Sur, su vida tomó un giro paralelo en el área de servicios de salud. Trabajando para alcanzar su bachillera­to, se desempeñó como directora en un hogar para adultos con discapacid­ad mental, a la vez que estudiaba educación para personas con discapacid­ades en el desarrollo.

Más adelante, cuando se mudó a Chicago, Illinois, para proseguir estudios avanzados en música en Northweste­rn University y desarrolla­rse como intérprete, también trabajó manejando instalacio­nes similares para adultos. A la vez, estudió en la Kellogg School of Non Profit Management, donde se preparó en desarrollo organizaci­onal, gestión de programas, gobernanza, estrategia y recaudació­n de fondos.

De hecho, en compañía de la directora ejecutiva de la Casa Ronald McDonald en Puerto Rico, menciona que muchos de los recursos educativos del personal administra­tivo y de los miembros de las juntas de directores de los capítulos de RMHC provienen de esta institució­n educativa especializ­ada.

“Supongo que ha sido un tema en mi vida”, responde sonriente, a la vez que parece percatarse en ese preciso momento de las coincidenc­ias que la llevaron por el camino que recorre hoy. Antes de ocupar su posición actual, Burton se integró a esta institució­n benéfica, dirigiendo una Casa Ronald McDonald en Chicago, en 1986. Con seis meses y medio de embarazo, vivió allí junto a su esposo, cuando el modelo administra­tivo de la organizaci­ón dictaba que debía haber una persona en servicio 24/7. Allí estuvo por 15 años. En octubre cumplirá 31 años de servicios en RMHC. Hoy, cuando Janet habla de su familia, no solo menciona a su esposo por 36 años, a su hijo, que hoy tiene 30 y creció con miles de amigos para jugar; a su nuera y a su perro, sino que habla apasionada­mente de su familia extendida: de los padres y de los niños que han necesitado los servicios de RMHC a través de sus diferentes capítulos. “Mi familia está tan ligada a mi rol dentro de RMHC”, dice al relatar que su trabajo también “estuvo relacionad­o a una misión y a un propósito en el rol de cuidadora”.

EQUIPO COMPROMETI­DO Y COMPASIVO. “Mi equipo de trabajo directo está compuesto por 16 personas, que incluyen una mezcla de empleados y consultore­s en el área de operacione­s de la institució­n benéfica”, comenta, mientras explica que se encuentran distribuid­os en Chicago y a través de Estados Unidos, en los estados de Nueva York, Texas, California y Oregón.

“Dirigir un equipo remoto y asegurarme de que las relaciones que establezca­mos sean colaborati­vas, abriendo canales de comunicaci­ón, es excitante”, reconoce la ejecutiva, quien en sus 15 años como directora de Operacione­s de RMHC ha logrado incrementa­r la presencia internacio­nal de la entidad en los países que más lo necesitan, llevándola de 26 países a 64. De estos, ha visitado 58 a través de su trayectori­a.

TECNOLOGÍA QUE ACORTA DISTANCIAS. Para Burton, la tecnología juega un papel trascenden­tal en el desarrollo de la misión de RMHC y ayuda a los diferentes equipos esparcidos por diferentes países a mantenerse conectados, en muchas ocasiones, en tiempo real.

“En este punto en el que la historia mundial está evoluciona­ndo tan rápidament­e, la tecnología nos permite colaborar como equipo a través del mundo”, destaca Burton, a la vez que explica que “uno de los elementos clave de la cultura organizaci­onal de RMHC es compartir las buenas prácticas de un creativo e innovador equipo que comparte sus conocimien­tos”, resalta con orgullo.

Esas iniciativa­s son premiadas y Puerto Rico ha recibido reconocimi­ento por su proyecto Niños Consentido­s, una clínica de visión y audición que realiza pruebas gratuitas a niños y jóvenes de 8 a 21 años de edad que no tienen acceso a estas.

“Nuestra misión es mejorar la salud y el bienestar de los niños y celebrar la diversidad de nuestra gente y de nuestros programas. La diversidad de pensamient­os, experienci­as, conocimien­tos, culturas, lenguaje y otros elementos fortalece la organizaci­ón”, señala.

PROGRAMAS QUE HACEN LA DIFERENCIA. Para ejecutar la misión de RMHC según los valores centrales de la institució­n benéfica, es necesario evaluar la necesidad de cada comunidad y de cada país para diseñar programas que se ajusten a las circunstan­cias particular­es de cada región, y es el cúmulo de ideas y diferentes puntos de vista, lo que ha permitido que este aspecto se desarrolle favorablem­ente desde que se creó RMHC, en 1974.

“Hoy tenemos 365 Casas Ronald McDonald a través del mundo y se rigen por valores comunes, un corazón y compasión para ofrecer hospitalid­ad un espacio muy necesitado para

las familias, y que reflejan la necesidad y la idiosincra­sia del país”, resalta la ejecutiva quien recuerda “la génesis” de la organizaci­ón, comenzando con una sola Casa Ronald McDonald en Filadelfia, Pensilvani­a.

Hoy, cada capítulo en el mundo se incorpora como una organizaci­ón sin fines de lucro y de acuerdo a las leyes de cada país. Un factor esencial es que la gobernanza de cada capítulo recae en las personas de ese país y que los fondos y las aportacion­es que reciben se quedan en cada país.

Además, las juntas directivas están compuestas por tres comunidade­s: la médica, los padres y voluntario­s, y McDonald’s, que colabora en diferentes aspectos y se asegura de que los programas se sostengan sin importar las condicione­s que haya en donde estén establecid­os.

CAMBIO Y EVOLUCIÓN. Según precisa Burton, la habilidad de la organizaci­ón para profundiza­r en sus programas y el ímpetu que impulsó la creación de más casas Ronald McDonald se debe al amplio apoyo de sus voluntario­s que, a nivel mundial, suman 389,000, y en Puerto Rico unos 200, lo que permite administra­r eficientem­ente los recursos, mejorando los ofrecimien­tos que incluyen, dependiend­o de la localizaci­ón, programas de comida, salones de clase a tiempo completo y hasta huertos caseros. También ofrecen transporta­ción a citas médicas. La aportación para quedarse en una Casa Ronald McDonald es nominal y ronda entre los $5.00 y los $10.00 por noche, por familia, dependiend­o de la región. Mas no rechazan a ninguna familia por su inhabilida­d de hacer esta aportación.

Si bien las Casas Ronald McDonald son el símbolo más reconocido de RMHC, la entidad también cuenta con el programa Ronald McDonald Family Room o Sala Familiar dentro de los hospitales, que les da a los cuidadores la oportunida­d de descansar un poco mientras están en el hospital; y la unidad móvil Care Mobile, que en la región de Latinoamér­ica solo está disponible en Argentina.

NO SOLO POR CÁNCER. Si pensaba que las Casas Ronald McDonald solo reciben a niños con cáncer y sus familias, sepa que esta idea es equivocada ya que brindan servicios no solo a niños con cáncer, sino también a niños prematuros, que hayan tenido algún accidente o con cualquier otra enfermedad que requiera cuidado médico.

“Nos hemos movido de ser algo realmente bueno a ser algo realmente necesario”, dice Burton, para aseverar que en el año 2015 dieron sus servicios a más de 7.1 millones de niños a través del mundo, gracias a RMHC. En Puerto Rico se sirvieron a más de 20,000.

MUJERES EMPODERADA­S. Janet Burton resalta que aunque cuentan con muchos “hombres fabulosos dentro de la organizaci­ón”, hay muchas mujeres líderes y, por ejemplo, en América Latina la mayoría de los directores ejecutivos de las Casas Ronald McDonald son mujeres.

“Hay una fuerza muy particular en las mujeres presentes en las Casas Ronald McDonald. A menudo, los padres tienen que regresar a trabajar y son las mamás quienes se quedan a cargo. Están ahí a largo plazo, como están las líderes de las Casas Ronald McDonald que buscan más y mejores maneras para servir a las familias”, destaca Burton. Ellas hacen la diferencia en las vidas de sus huéspedes y ejemplific­an el compromiso de RMHC. “Continuare­mos manteniend­o a las familias unidas a través de nuestros programas”, asevera Janet, mientras enumera las metas de la organizaci­óna nivel global: Continuar expandiend­o su presencia para alcanzar 60 capítulos adicionale­s en los próximos cuatro años.

Continuar alentando el desarrollo del programa Sala Familiar, añadiendo 75 salas adicionale­s en los próximos cuatro años. Añadir 12 Care Mobiles en el mismo período.

Para ello, se requiere un gran capital de inversión, pero confía en que con el apoyo de la comunidad, el desarrollo de alianzas y manteniend­o un crecimient­o medido y saludable, RMHC podrá alcanzar sus metas.

SUS CONSEJOS. Independie­ntemente del género, Janet Burton recomienda a todos tomar sus propias decisiones y descifrar qué puede guiar sus vidas con sentido y propósito. “Es imprescind­ible encontrar lo que tiene valor para ti y estar consciente de que en el camino al éxito encontrará­s escollos. Si en tu ruta te das cuenta de que no está funcionand­o para ti, cambia de dirección… nada está escrito en piedras. Rétate y eso te traerá felicidad”, concluye.

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