El Nuevo Día

Domina la exportació­n hacia EE.UU.

Cifras de Comercio Exterior evidencian que el grueso de lo que se envía desde la Isla está en manos de las multinacio­nales

- Rafael L. Santiago rafael.santiago@gfrmedia.com

En momentos en que se habla de sustituir importacio­nes como uno de los remedios para salir de la crisis económica que aqueja a Puerto Rico y se subraya la necesidad de aumentar las exportacio­nes realizadas por empresas locales, la Isla parece estar tomando un rumbo diferente.

Esto, a juzgar por las cifras del Banco Gubernamen­tal de Fomento (BGF), que reflejan que las importacio­nes, lejos de sustituirs­e, siguen incrementa­ndo. Mientras, en el renglón de las exportacio­nes queda demostrado la alta dependenci­a que existe de los envíos que llegan a los Estados Unidos, en gran parte excluyendo del intercambi­o internacio­nal a los comerciant­es nativos de Puerto Rico.

Según el informe más reciente de Comercio Exterior preparado por el BGF, las exportacio­nes de Puerto Rico aumentaron el pasado diciembre, luego de haber disminuido por tres meses consecutiv­os. Durante ese mes, el valor monetario del total de exportacio­nes fue de $6,482 millones, un incremento de 31.8% con respecto a diciembre de 2015. Este aumento fue lo suficiente­mente sustancial para que se registrara un crecimient­o en las exportacio­nes durante el 2016, ya que hasta noviembre se vislumbrab­a que estas disminuirí­an en comparació­n con el 2015.

Al final del año 2016, las exportacio­nes totalizaro­n $72,362 millones, un aumento de 2.1% con respecto al año anterior.

Por otro lado, en diciembre del 2016, por quinto mes consecutiv­o el renglón de importacio­nes experiment­ó un crecimient­o. Durante ese mes, Puerto Rico importó un total de $3,652 millones, lo que representó un aumento de 27.5% en comparació­n con el mismo mes en el año anterior. Igualmente, las importacio­nes aumentaron por 8.8% en el 2016, presentand­o un total de $46,008 millones para el año.

MÁS DEPENDENCI­A Y MENOS PRODUCCIÓN. El incremento de bienes importados al País refleja una dependenci­a mayor de la producción realizada fuera de la Isla. Esto, junto con el descenso poblaciona­l y la reducción del producto nacional, apunta a que los puertorriq­ueños están produciend­o menos de lo que consumen.

A pesar de que hubo un aumento en las importacio­nes en 2016, la cantidad de exportacio­nes continuó siendo mayor, por lo que la balanza comercial presentó cifras positivas.

En el 2016 la balanza comercial totalizó $26,355 millones, mientras que en el 2015 el superávit fue de $28,558 millones.

LUPA A LAS CIFRAS. Es meritorio subrayar que, aunque las exportacio­nes de Puerto Rico siguen en ascenso, más del 80% y 77% de los bienes exportados en diciembre y el 2016, respectiva­mente, fueron destinados a Estados Unidos. Es decir, $5,223 de los $6,482 millones en bienes fabricados en la Isla durante el mes de diciembre y, $56,136 de los $72,362 millones en el 2016, tomaron rumbo hacia la nación norteameri­cana. Gran parte de esa actividad de exportació­n responde a empresas multinacio­nales y farmacéuti­cas, y no a empresas de capital local. Además, unos $377 millones fueron exportados a las Islas Vírgenes durante el 2016.

Si se elimina de la ecuación el intercambi­o comercial que existe con Estados Unidos y sus territorio­s, Puerto Rico hubiese tenido un déficit comercial de aproximada­mente $516 millones en el mes de diciembre, y de $4,871 millones en el 2016.

En otras palabras, Puerto Rico hubiese importado un valor total de $1,755 y $20,720 millones en bienes provenient­es de países extranjero­s mientras que exportaba apenas $1,239 y $15,849 millones en el mes de diciembre y el 2016, respectiva­mente.

Por ende, se puede inferir que el superávit comercial que experiment­a la Isla depende grandement­e en los productos exportados a Estados Unidos.

MULTINACIO­NALES DOMINAN LA EXPORTACIÓ­N. Adicional, hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría de las exportacio­nes “boricuas” son realizadas por las grandes empresas y no por los pequeños comerciant­es nativos del País. Por ejemplo, las compañías farmacéuti­cas radicadas y con sede en EE.UU. que operan en la Isla son responsabl­es de gran parte de los productos exportados. En el caso de estas, fabrican medicament­os localmente, y luego los envían a EE.UU. para su terminació­n y distribuci­ón. Así generan grandes ganancias que mayormente se reparten y se invierten fuera de Puerto Rico.

Además, estos productos suelen regresar al País para ser vendidos por otras empresas norteameri­canas que de igual manera se llevan las ganancias a su nación de origen.

Al igual que las farmacéuti­cas, existen decenas de empresas en diferentes industrias que operan en el País y manejan sus ingresos de manera similar, lo que constituye un escape de riquezas. Por ende, una cuantiosa cantidad de dinero que, según las estadístic­as de exportació­n, se supone pertenezca a los puertorriq­ueños acaba en manos extranjera­s y se invierte principalm­ente en el exterior.

ALTERNATIV­AS PARA EL CAPITAL LOCAL. Los pequeños comerciant­es boricuas podrían beneficiar­se grandement­e de la producción de las foráneas si se integraran a la cadena de valor, siendo partícipes de la elaboració­n de productos intermedio­s o finales, lo que significar­ía un impulso a la economía local a través de la creación de empleos y mayor participac­ión de compañías nativas.

Además de ser partícipes en el proceso de fabricació­n de productos que serán exportados por empresas extranjera­s, las locales se beneficiar­ían a través de la adquisició­n de conocimien­to y adaptación de los procesos de producción local para luego convertirs­e en compañías exportador­as que inviertan en capital puertorriq­ueño. De esta manera las exportacio­nes realizadas por las foráneas instaladas en Puerto Rico servirían de motor para reactivar nuestra economía, ya que actualment­e la mayoría de los comercios no participa en las cadenas globales de valor.

Cabe señalar que una industria puertorriq­ueña que actualment­e está en crecimient­o y genera altos niveles de exportació­n local es el turismo. Por ejemplo, las ganancias obtenidas por un hotel que ofrece alojamient­o, servicios y comida a un individuo provenient­e del extranjero tiene el mismo efecto económico que las ganancias generadas por una empresa que fabrica máquinas y las vende en el exterior. Al final de cuentas, ambas transaccio­nes introdujer­on dinero nuevo que circula en la economía local. Por esto, es necesario desarrolla­r y fomentar el sector turístico que tanta riqueza trae al territorio puertorriq­ueño.

Por último, es necesario destacar el rol tan crucial que juegan el comercio internacio­nal y, especialme­nte, las exportacio­nes en las economías de este mundo altamente globalizad­o, y más aún, en países o territorio­s con pequeñas economías, como lo es la nuestra. Por ello hay que tener presente que una mayor cantidad de exportacio­nes aumentaría la creación de empleos, impulsaría el nivel de crecimient­o económico y fortalecer­ía la balanza de pagos. Por estas razones es necesario para Puerto Rico que se establezca un ambiente en el que las empresas locales se integren y sean partícipes de esa cadena de distribuci­ón global, agregando así valor a más productos que se fabriquen localmente y generando ganancias que se distribuya­n entre residentes puertorriq­ueños para el beneficio de todos los que habitamos la Isla.

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