Entretenimiento e inteligencia
Entre melodías, narraciones e imágenes Tafelmusik tejió una historia musical de la humanidad
Los 15 músicos y el equipo de producción de la Orquesta Barroca
Tafelmusik -embajadores culturales canadienses del más alto nivel- dieron cátedra de la pertinencia de la historia de la música el sábado pasado, en el cuarto concierto del Festival Casals, como parte de su gira americana 2017, apoyados por el Canada Council for the Arts.
Dirigidos por la maestra violinista Jeanne Lamon, Tafelmusik brindó al público puertorriqueño un fascinante espectáculo de teatro musical, hilado por una narración del insigne actor Blair Williams y una deslumbrante secuencia de imágenes proyectadas en la pantalla –con tecnología del siglo 21- sobre el escenario de la Sala Sinfónica de Bellas Artes, corazón de la gestión cultural isleña.
El concepto y el guión de “J.S. Bach: El círculo de la creación” fue ideado por la contrabajista especialista en música antigua, Alison Mackay, uno de los pilares fundacionales desde 1979 del brillante conjunto canadiense con base en Toronto. Para esta representación, destinada al más auténtico entretenimiento de la inteligencia, así como a la educación de todos los públicos, escogieron rendir tributo al más grande creador de obras musicales de todos los tiempos-según el consenso de compositores, músicos de concierto y especialistas incluyendo a los jazzistas informados de las tradiciones- Johann Sebastian Bach.
Esta celebración de la creatividad de los oficios relacionados con el arte de los sonidos en el tiempo como la fabricación de los instrumentos y el arte de tañerlos, sus cuerdas y boquillas, hasta del papel de pentagrama para escribir, cuenta de la residencia de la familia del más famoso de los Bach (¡quien tuvo 20 hijos!, algunos de ellos grandes músicos en derecho propio), y sus conciertos los viernes en el Café Zimmerman de la ciudad de Leipzig, en Alemania, desde 1723 hasta su muerte acaecida en 1750.
El programa del concierto sobre el que se monta este singular espectáculo está confeccionado a base de extractos y arreglos de algunos de los mejores temas del catálogo Bach-Werke-Verzeichnis (BWV), que publicara en 1950 el musicólogo Wolfgang Schmieder, y de himnos religiosos de la época como la melodía coral “Gloria laus et honor” y el “Wachet auf, ruft uns die Stimme” (Disipaos, sombras de tristeza).
Cabe destacar también la gracia que el movimiento escénico alrededor del clavecín de los integrantes de la orquesta y el narrador, que añadieron vida y aire a este inolvidable montaje del director de escena Marshall Pynkoski, así como el diseño de la producción y dirección técnica de Glenn Davidson, y el enjundioso combinado de proyecciones de Raha Javanfar, editadas por Jane MacRae.
El colectivo de músicos especialistas y el narrador recurrieron a su prodigiosa memoria, comunicando la música sin partituras desde un poderoso lenguaje corporal más bien coreográfico.
Nunca había percibido a la salida de un concierto tanta alegría y esperanza en un futuro mejor para la humanidad. Quizás los puertorriqueños deberíamos mirar menos a la oscura locura que en la actualidad gobierna a los Estados Unidos, y tratar de comprender otros modelos socio-culturales como el canadiense, donde conviven en paz y armonía las culturas anglosajona y francesa con emigrantes de todas partes del mundo sobre la tolerancia y el respeto a las diferencias.