El Nuevo Día

¿Para qué seguir a Puerto Rico en el Clásico?

- JORGE FIGUEROA JORGE.FIGUEROA@GFRMEDIA.COM

SCOTTSDALE, Arizona. Hablemos en la jerga del béisbol. Puerto Rico, nuestro país, batea en la novena entrada con dos outs y sin corredores en base frente a la monumental deuda económica, que está arriba vía paliza.

En la loma, está la Junta de Supervisió­n Fiscal en rol de ‘taponero’, lanzando rectas a 100 millas por hora y curvas que dejan frío hasta al mejor toletero. Sin duda, Puerto Rico tiene un partido difícil y la remontada luce complicada.

Entonces, con un futuro incierto, ¿para qué seguir al equipo de Puerto Rico en el Clásico Mundial de Béisbol? En realidad, ¿importa? ¿Hace la diferencia? ¿De qué nos sirve sintonizar el televisor?

El cínico dirá que para nada. El optimista, como yo que tengo a los peloteros de Puerto Rico frente a mí, y el resto de los fiebrús del béisbol, dirán lo contrario.

Mucho se puede aprender de estos boricuas con los corazones inflados por tener el nombre de su patria en el pecho para, poco a poco, paso por paso, sacar la Isla del abismo.

Solo hay que mirar. Los detalles. Las historias.

Ahí está el santaisabe­lino que de pequeño no lo dejaban jugar pelota por ‘gordito’ y ahora es un astro en las Mayores. El cagüeño que ríe sin importar la adversidad, consciente de que echar ganas da resultados al final y ahora tiene a las Grandes Ligas con los ojos sobre él.

Ahí está el doradeño, ocho veces Guante de Oro, que sí sabe de rutas y planes. El veterano manatíeño que aprovecha su fortuna y siembra aliento para jóvenes aspirantes a peloteros en el municipio de Florida.

Ahí está el bayamonés, campeón de Serie Mundial, que perdió a su querida hermana tras una larga batalla por enfermedad y ahora la honra y la recuerda hasta en su piel.

Ellos son Carlos Correa, Francisco Lindor, Yadier Molina, Carlos Beltrán, Javier Báez, quienes lo dan todo, como pueden, por la patria que los vio nacer.

Edwin Rodríguez, dirigente de la escuadra boricua, resaltó ayer que durante el mensaje de bienvenida previo a la primera práctica del selecciona­do nacional en Arizona, Molina y Beltrán enfatizaro­n que, a pesar de no tener las habilidade­s de resolver los problemas de Puerto Rico, pueden dar un alivio como lo hicieron con el subcampeon­ato en el Clásico de 2013.

Eso nada más, aunque no resuelva nada de inmediato ni a largo plazo, es razón suficiente para seguir a este equipo. Por algo se empieza, ¿no? Ellos lo están haciendo primero. Podemos seguirlos...

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