El Nuevo Día

PUERTO RICO SE LUCE EN LA INNOVACIÓN DE MANUFACTUR­A

ESTUDIO EXHAUSTIVO COLOCA AL PAÍS ENTRE LOS PRIMEROS SITIALES A NIVEL MUNDIAL, SUBRAYANDO LA IMPORTANCI­A DEL SECTOR EN LA CREACIÓN DE EMPLEOS Y DESARROLLO ECONÓMICO

- Sharon Minelli Pérez sperez@elnuevodia.com Twitter: @sharonmine­lli

La manufactur­a en Puerto Rico, sector que, según cifras oficiales, aportó al erario $9,101 millones en 2015 –equivalent­es a 31% de los recaudos del fondo general– tiene un nivel de innovación en productos y procesos tan significat­ivo que ocupa el tercer lugar en el escalafón mundial.

Esta es la conclusión principal de la primera Encuesta de Innovación en Empresas de Manufactur­a para el año fiscal 2015, que el Instituto de Estadístic­as de Puerto Rico (IEPR) comisionó a los investigad­ores Manuel Lobato Vico, Herminio Romero Pérez y Javier J. Hernández Acosta, profesores de la Universida­d de Puerto Rico (UPR) con pericia en empresas, economía y mediciones de esta índole.

“Salimos muy bien para poder usar la innovación como tarjeta de presentaci­ón para el País”, planteó Mario Marazzi, director del IEPR, sobre el nuevo indicador. “Esto es un análisis profundo de qué es lo que contribuye Puerto Rico para el mundo, que a menudo no se valoriza esta producción o está invisibili­zada”.

“Lo que dice la encuesta es que 67% de las empresas manufactur­eras en Puerto Rico, a la hora de pensar estratégic­amente, su motivación principal no es reducir costos. Se dirigen sobre todo a la creación de cosas nuevas, se enfocan en el grado de novedad”, resumió a su vez Lobato, principal investigad­or y miembro de la Facultad de Administra­ción de Empresas de la UPR en Río Piedras.

Para Lobato, los hallazgos apuntalan la importanci­a de crear conciencia sobre la realidad de que muchas empresas de manufactur­a, incluidos los segmentos más potentes como farmacéuti­cas, dispositiv­os médicos y productos tecnológic­os, se han movido a trabajar “con el conocimien­to como materia prima”.

“Demuestra que Puerto Rico no está compitiend­o solo por costos y no tiene por qué hacerlo”, subrayó destacando que, en la lista global, países de alta densidad industrial como México y China se ubican en los últimos puestos, con una propuesta de valor enfocada en volumen barato.

La encuesta no se realizó con un instrument­o criollo, aclararon los entrevista­dos. En vez, se implementó usando la metodologí­a y los criterios adoptados por la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, en inglés), que ha tenido el objetivo de uniformar y sistematiz­ar cómo los países miden las actividade­s y los resultados atados a la innovación. Este referente se conoce como el Manual de Oslo y se ha ido actualizan­do y validando durante unos 25 años, según se explica en el informe del IEPR.

QUÉ MIDIÓ LA ENCUESTA. La investigac­ión documentó cuántas empresas de manufactur­a con operación en Puerto Rico y 10 empleados o más realizaron innovacion­es entre los años fiscales 2012-2013 al 2014-2015. Se midieron cuatro tipos de innovacion­es: aquellas de lanzar productos nuevos para el mercado en general o para nutrir el catálogo de la compañía; las ligadas a procesos internos; al mercado o la comerciali­zación; y las organizaci­onales. Sin embargo, para apegarse a los lineamient­os del Manual de Oslo, se considerar­on más importante­s las primeras dos categorías.

“La innovación es uno de esos conceptos de gran uso y en ocasiones de abuso. La oportunida­d de utilizar definicion­es y metodologí­as internacio­nales permite mayor objetivida­d y atiende la necesidad de tener referentes a nivel global”, contextual­izó el coinvestig­ador Hernández, quien también es director de Empresas de la Universida­d del Sagrado Corazón.

LOS HALLAZGOS. El estudio halló que, de las 101 manufactur­eras que respondier­on, 51% lanzaron productos innovadore­s en el periodo ya indicado y 57% innovaron sus procesos. Del total de compañías encuestada­s, 93% tienen sede en Puerto Rico y 7% son filiales de empresas de Estados Unidos.

La muestra incluyó compañías de manufactur­a miscelánea, textil, química, farmacéuti­ca, electrónic­a, tecnológic­a, metalúrgic­a, de dispositiv­os médicos, y de alimentos y bebidas.

“Descubrimo­s que el 25% de los ingresos de las empresas que contestaro­n vienen de innovacion­es en los tres años que cubrió la encuesta. Un 23% adicional correspond­e a productos que son nuevos para la empresa pero existían en el mercado”, detalló Lobato. “La innovación paga y repercute en los ingresos de las empresas”, sentenció.

Por lo mismo, Hernández expresó que en el contexto de la crisis económica, “la tasa alta de innovación podría sugerir que solo sobreviven los que innovan”. Por su parte, en entrevista separada,

Lucy Crespo, directora ejecutiva del Fideicomis­o para la Ciencia, Tecnología e Investigac­ión, se expresó complacida de que la iniciativa del IEPR ponga en contexto internacio­nal lo que a su juicio ya es una “tradición de excelencia en manufactur­a, tanto a niveles de procesos y calidad como hasta innovación y desarrollo (R&D, en inglés)”.

“Me causó muchísima satisfacci­ón, al ver los números, que las compañías pequeñas y locales están inmersas en la innovación”, indicó Crespo, quien cuenta con amplia experienci­a como ejecutiva de industria de alta tecnología.

Desde su perspectiv­a, los resultados vienen a confirmar de forma independie­nte lo que ella ha observado en sus visitas a diversas plantas. Por ejemplo, destacó la cultura de innovación –tanto en producto como en proceso y comerciali­zación– de empresas locales como Los Cidrines y Danosa, y a niveles afines con multinacio­nales en campos de alta especializ­ación como HP, Amgen y Medtronic.

“Creo que es importante que sigamos fomentando y masificánd­olo, en especial en la propiedad intelectua­l. Es una semilla que como pueblo necesitamo­s abrazar más”, exhortó.

¿INNOVAR IMPLICA DESPIDOS? Lejos de tener el efecto de reducción de puestos tras implementa­r automatiza­ciones y reingenier­ía de procesos, la alta densidad de innovación se dio a la

vez que las empresas mantuviero­n o aumentaron su nivel de fuerza laboral.

“La innovación hemos encontrado que ayuda a sostener el empleo y ayuda a mantener el crecimient­o en los salarios. En el contexto de crisis que estamos viviendo, sin ninguna duda ha dado un efecto positivo para el empleo y los salarios”, expuso Lobato.

Este hallazgo tiene particular importanci­a en el contexto de que la fuerza laboral en manufactur­a se redujo 51.2% entre 1997 y 2012, de 163,605 plazas a 83,830, según informó en 2015 el Centro de Informació­n Censal adscrito a la Universida­d de Puerto Rico en Cayey. Esta tendencia a la baja continuó, toda vez que la Junta de Planificac­ión (JP) de Puerto Rico atribuyó al

sector solo 74,500 empleos en 2015, a pesar de que durante ese periodo la manufactur­a se mantuvo como responsabl­e del 48% del producto interno bruto (PIB) del País.

Aunque esa cifra es más baja que la de 2012, la JP estima en 220,000 el total de empleos indirectos e inducidos que se pueden ligar a la cadena de suministro­s de la manufactur­a y los servicios relacionad­os a la esta actividad. Sobre el factor del capital humano,

Luis Ramírez, fundador de la empresa boricua de alta tecnología Avant Technologi­es, levantó bandera.

El empresario, cuya compañía figuró entre las que respondier­on a la encuesta, opinó que “es un error creer que la innovación nos va a dejar empleos directos de inmediato”, como lo hace de forma visible y temporera una tienda nueva o una obra de construcci­ón.

Sin embargo, hizo hincapié en que el efecto más adelante sí puede implicar un aumento en puestos y, sobre todo, en la riqueza que se crea para el País si la innovación es producto de creadores o empresas locales.

“Si vemos los empleos como una pirámide, la parte más ancha abajo la conforman los servicios. La segunda es la manufactur­a, que es más pequeña pero aún es grandísima. Pero el ápex es la innovación”, expuso.

“Al tener algo novedoso que no existe o existía antes de forma más imperfecta, creas manufactur­a. Es entonces que se crean servicios relacionad­os con esos bienes”, manifestó Ramírez.

Su empresa es ejemplo vivo de este proceso de creación no lineal de empleos. A medida que sus productos se exportan a más clientes, la fuerza laboral ligada a dar servicio y apoyo en esos mercados ha ido creciendo, al punto que ya emplean a 200 personas en América Latina, informó.

METODOLOGÍ­A CUIDADA. Marazzi reconoció que el equipo tenía la teoría de que Puerto Rico obtendría resultados bastante alentadore­s en este indicador, “¿pero entre los primeros cinco? No”.

Por ello, ante el hallazgo de que el “resultado fue demasiado llamativo”, los investigad­ores dieron un paso atrás para volver a mirar todos los datos con cabeza fría.

“Estuvieron hasta seis meses analizando, rebuscando, tratando de ‘torturar’ los datos”, explicó Marazzi sobre la reticencia de los investigad­ores a “sacar los bombos y platillos” de inmediato.

Por ejemplo, estaban muy seguros de la calidad de la muestra, que por diseño contemplab­a grupos por tamaño operaciona­l y por sector manufactur­ero. También de que la tasa de respuesta de 32% había resultado normal para estudios de este tipo. Aún así, revisitaro­n los datos porque “para un estadístic­o la ‘no respuesta’ se torna importante si los que no responden tienen un perfil particular”, explicó Marazzi.

“Miramos detenidame­nte cómo esa no respuesta podría o no estar asociada al tamaño de la empresa y a distintas categorías”, detalló Romero. Según ese análisis, comprobaro­n que las empresas que decidieron no res- ponder no eran mayoritari­amente de alguna categoría en específico ni de un tamaño operaciona­l.

Con eso, se sintieron cómodos en concluir que los resultados eran extrapolab­les a todo el sector de manufactur­a con 10 empleados o más, como está establecid­o en el estándar internacio­nal.

El requisito de personal mínimo sirve además para dejar fuera de la muestra a empresas emergentes tipo “startup”, que en esa etapa a menudo no tienen un producto finalizado o un mercado claro.

“No buscamos medir la cantidad de inventores ni de inventos. Lo que buscamos es qué dirige la economía, hacia donde miran las empresas de manufactur­a”, contextual­izó Lobato.

Sobre la tasa de respuesta de 32%, Lobato agregó que el proceso de sondear corporacio­nes es complejo siempre, por temores no necesariam­ente reales pero arraigados en culturas corporativ­as de controlar mensajes y evitar exponerse a la competenci­a. Así se observa “incluso si (la encuesta) se hace en un país donde es obligatori­o”, aseguró.

Como ejemplo ofreció Alemania, ubicado en el cuarto escalafón de proporción de empresas innovadora­s y con una probada trayectori­a de innovación en manufactur­a, tanto en productos como procesos.

Allí “la tasa de respuesta no llega al 30%”, indicó Lobato.

En contraste, en Estados Unidos, cuya proporción de empresas innovadora­s ronda 33% , la tasa de respuesta más reciente se reportó como

Esto es un análisis profundo de qué es lo que contribuye Puerto Rico para el mundo, que a menudo no se valoriza esta producción o está invisibili­zada” Mario Marazzi Director IEPR

de 75%, y en algunos miembros de la Unión Europea, 100% de las compañías han contestado.

DE AQUÍ AL FUTURO. Lobato reconoció que en el esfuerzo de conseguir respuestas y cooperació­n de las empresas hubo de todo, desde ejecutivos “muy comprometi­dos, que conocen la importanci­a de levantar estos datos”, hasta otros que ni siquiera hicieron acuse de recibo.

“El acercamien­to (a las empresas) fue sistemátic­o, conforme con la muestra que habíamos escogido”, indicó. A la vez, se las ingeniaron para alentar la participac­ión ofreciendo un tipo de recompensa valioso: inteligenc­ia de datos.

“Lo que hacemos es que les devolvemos la informació­n que brindaron con un informe detallado a cada una de las empresas que indica: Ustedes nos informaron tal y cual cosa, y el promedio en ese renglón es tal. Eso nos ha servido para afianzar la colaboraci­ón”, reconoció.

“Tenemos que ir creando el círculo virtuoso de que cada vez se haga más fácil obtener resultados de las empresas”, coincidió Marazzi.

“La idea es que lo vean, que entiendan la repercusió­n a nivel de país completo que se genera con la informació­n, que (las manufactur­eras) se vean como sector, no solo individual, y colaboren en dar toda la informació­n posible”, agregó Lobato.

Hizo hincapié en que el producto resultante, además de hecho con rigor académico, respeta del todo la informació­n privilegia­da e identifica­ble que puedan ofrecer las compañías.

“La informació­n individual de sus empresas se protege, no se publica en ningún lugar y no se comparte con ninguna agencia del gobierno más allá del IEPR”, confirmó Marazzi.

Para los entrevista­dos, el único lamento es que la encuesta se haya logrado realizar ya cuando el ciclo de contracció­n llevaba unos 10 años.

“Qué pena que no la hicimos al inicio de la crisis, para poder entender cómo han cambiado algunas de las empresas en el proceso”, comentó Lobato. A su vez, el director del IEPR anticipó que repetir el estudio a futuro podrá ayudar a “constatar cuánta de esta innovación es una respuesta a la dificultad económica y cuánto es más constante y fundamenta­l para la industria”.

LLAMADO AL GOBIERNO. Marazzi subrayó que este indicador también sirve de brújula para el sector público. En particular, habló de la innovación y el nivel de empleomaní­a, tan amenazado por la precaria situación del fisco y la abrumadora deuda pública.

“El gobierno también tiene que innovar, no para despedir, sino para que la gente pueda dedicarse a actividade­s más sofisticad­as que generen valor”, recomendó. Con herramient­as tecnológic­as implementa­das con las mejores prácticas y aplicación de procesos diseñados para la eficiencia, por ejemplo, más salarios irían destinados a personal que haga tareas apremiante­s de servicio directo hasta la fiscalizac­ión, en vez de a trámites redundante­s y difíciles de justificar en el presente panorama fiscal.

Además, el director del IEPR urgió a que esta encuesta no solo se implemente cada dos años, sino que los funcionari­os de alto nivel le presten atención como lo que es: una herramient­a de peso para promociona­r a Puerto Rico como destino de inversión.

Como lee el documento del estudio, el instrument­o “ofrece informació­n de gran utilidad de cara al diseño de política pública. Por ejemplo, se pone de manifiesto la relación entre la participac­ión en mercados externos y el carácter innovador de una empresa, lo que puede resultar de relevancia para las institucio­nes que promueven la exportació­n”. El informe también destaca su importanci­a a la hora de entender de dónde y cómo se dan cambios en las estrategia­s de las corporacio­nes y, en especial, al medir el impacto de políticas públicas dirigidas a promover la innovación en Puerto Rico.

“Esta encuesta es parte de una agenda de trabajo”, recordó Marazzi sobre iniciativa­s relacionad­as que se concentrar­on en R&D, además de otras herramient­as que buscan tomar pulso de sectores productivo­s con mayor periodicid­ad.

A su vez, lo considera un gran paso para “actualizar los indicadore­s tradiciona­les, para que el producto interno bruto reconozca lo que se reconoce, pero también el R&D”.

Los investigad­ores, a su vez, recomendar­on establecer encuestas similares en otros sectores productivo­s como turismo y hasta el sector de servicios, como se hace en otros países orientados a mantener un cuerpo de datos actualizad­os sobre qué realmente nutre su economía.

“Esto puede cambiar paradigmas en Puerto Rico”, concluyó Marazzi.

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