El Nuevo Día

UN MANJAR “BENDECIDO”

El cordero es un plato de consumo obligatori­o para judíos y musulmanes durante sus fiestas religiosas más importante­s

- Texto Caius Apicius Efe ●

MADRID.- Las diversas religiones no han dejado de ocuparse del consumo de carne por sus fieles, en todos los casos para limitarlo o suprimirlo; el hinduismo hace esto último, en tanto que judíos y musulmanes han de abstenerse de comer cerdo y los católicos deberían privarse de toda carne en algunos días señalados.

Pero hay un animalito cuadrúpedo que cuenta con todas las bendicione­s, un manjar ecuménico: el cordero, que no solo es que esté permitido, sino que es de consumo obligatori­o en la Pésaj (Pascua judía) y en el Aid el-ahda (fiesta musulmana de los sacrificio­s).

En el caso de los españoles. éstos sienten especial devoción por el cordero lechal, es decir, que solo se ha alimentado de leche; adoran sus chuletilla­s, hechas en brasas de sarmiento, y les encantan asados en horno de leña, en algún lugar de Castilla, servidos a razón de un cuarto de cordero para cada dos personas y regados con un siempre adecuado tinto de la Ribera del Duero.

Ese amor por los corderitos impide a muchos españoles disfrutar de la gran cocina del cordero que se practica en Francia. Allí cocinan corderos que ya han comido hierba, pero procuran que se trate de hierba salada (“pré salé”), de la que crece junto al mar, caso del bretón y precioso Mont Saint Michel; ese pasto, impregnado

de salinidad, confiere a las carnes ovinas un sabor inigualabl­e.

Una preparació­n de lo más clásica es el “gigot aux haricots”, pierna de cordero

con judías blancas. El enunciado parece prometer un plato de lo más rústico, pero que, si el cordero es de “pré salé” y las judías de Soissons, es una de las grandes especialid­ades de la cocina regional francesa, de la maravillos­a “cuisine du terroir” (la basada en recetas tradiciona­les).

Comience con una pierna de cordero de cerca de 4.5 libras, que sacarán del refrigerad­or dos horas antes de hacerla. Ponga las judías (30 onzas) a reposar en agua caliente una hora; escúrralas y páselas a una cacerola, conde las cubrirán con agua fría y las harán a fuego suave, a pequeños hervores, de sesenta a noventa minutos, según la consistenc­ia de la legumbre.

Caliente al máximo el horno. Corte al medio cuatro dientes de ajo, inserten dos de esas mitades en el hueso y froten a conciencia el gigot con las otros dos.

Unte con un poco de mantequill­a, sálelo prudenteme­nte y póngalo sobre una parrilla, colocada a su vez sobre un plato de horno. Hágalo a horno muy fuerte entre 15 y 20 minutos, dándole varias vueltas y regándola con su jugo. Deje reposar, a horno apagado, diez minutos antes de cortarlo.

Haga a fuego lento en mantequill­a una cebolla picada, los dos dientes de ajo sobrantes pelados y picados, una ramita de tomillo y tres tomates pelados y en dados; bastarán 20 minutos.

Incorpore las judías cocidas y escurridas, mezcle y deje cocer muy despacio hasta el momento se servir, en el que añadirá unos trozos de mantequill­a y salpimenta­rá.

Desglase el plato de los jugos del gigot con un poco de agua tibia y páselo a una salsera. Trinche el gigot, añadan el jugo, pongan un poco más de mantequill­a, salpimient­e y sirva carne y legumbres en platos bien calientes.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico