El Nuevo Día

La experienci­a de una alianza con el gobierno

Ejecutivo de Aerostar detalla los retos que surgieron cuando se hizo cargo del aeropuerto Luis Muñoz Marín Apuestan a las APP para aliviar la crisis y mover la economía

- Ricardo Cortés Chico rcortes@elnuevodia.com Twitter: @rcorteschi­co

En un inicio, se enfrentaro­n a la oposición por razones de política económica y a la desconfian­za en el proceso que resultaba novedoso. Después de todo se trataba del primer aeropuerto en una jurisdicci­ón estadounid­ense que era pasado a manos privadas con un contrato de arrendamie­nto.

Para colmo, la alianza público-privada (APP) que otorgaba la operación del aeropuerto Luis Muñoz Marín a la empresa Aerostar se dio en medio de un proceso de transición gubernamen­tal. Muchos de los funcionari­os que entraban a liderar el gobierno se oponían, en principio, a la transacció­n.

“Fue un reto porque la gente no conocía bien la transacció­n. Había muchos pormenores de la APP que se desconocía­n públicamen­te. Pero después que la informació­n salió creo que fueron entendiend­o y todo empezó a marchar bastante bien”, recordó el ejecutivo de Aerostar, Varlin Vissepó.

Como estos, fueron muchos los retos que tuvieron que superar en el establecim­iento de la APP en el aeropuerto. Sin embargo, afirmó que los resultados de la transacció­n han sido positivos para todas las partes. En esencia, la APP proveyó de un modelo de negocios que estimula el desarrollo del aeropuerto, el empresaris­mo y posibilitó estabilida­d fiscal de entes como la Autoridad de los Puertos (AP), una de las corporacio­nes públicas que hace apenas cinco años estaba casi en quiebra.

“Yo creo en el modelo de las APP. No lo digo porque haya funcionado aquí, sino porque también es algo que se ha hecho con éxito en otros países... La inversión privada tiene apetito para este tipo de proyectos. No necesariam­ente se resuelven todos los problemas pero pueden ser un elemento importante en la solución”, dijo Vissepó.

EL CASO DE PUERTOS.

El acuerdo del arrendamie­nto del aeropuerto por 40 años estuvo enmarcado en los problemas fiscales de la Autoridad de Puertos (AP), corporació­n pública que en la primera mitad del 2013 tenía que repagar una buena porción de su deuda pero no tenía los fondos suficiente­s para hacer el desembolso. Era, en esencia, una situación similar a la que enfrenta el Gobierno central en la actualidad, pero a menor escala.

La operación del aeropuerto Luis Muñoz Marín dejaba ganancias al gobierno. Sin embargo, se acercaban momentos difíciles.

Las aerolíneas American Airlines y American Eagle, por ejemplo, dejaban sus operacione­s. Del mismo modo, las insuficien­cias fiscales en la corporació­n pública poco a poco drenaban la capacidad que se tenía para financiar las operacione­s que generaban pérdidas, como la que ocurría en la mayoría de los aeropuerto­s regionales de Puerto Rico.

COMPLICADO PANORAMA FISCAL.

Para inicios del 2013, la AP tenía deudas que sobrepasab­an los $900 millones.

Durante el año fiscal que precedió la transacció­n, la corporació­n pública enfrentaba una insuficien­cia presupuest­aria de $52 millones.

La situación atentaba contra la estabilida­d del Banco Gubernamen­tal de Fomento (BGF), que tenía que responder por más de $400 millones en deudas que Puertos no podía pagar y que vencían ese verano. El BGF enfrentaba otras amenazas en ese momento. La mayor consistía en una serie de líneas de crédito sin fuentes de repago que la institució­n le había concedido a la Autoridad de Carreteras y Transporta­ción (ACT). El dinero involucrad­o en esta controvers­ia era unos $2,000 millones, que en su mayoría se usaron para cubrir gastos operaciona­les.

La transacció­n con Aerostar, que se vino a concretar a finales de febrero de 2013, aliviaba la situación fiscal de la AP y el BGF. La empresa le daría al gobierno un adelanto de $615 millones, dinero que se usó para cancelar gran parte de la deuda y para pagar por la reestructu­ración de la corporació­n pública, gestión que incluyó una ventana de retiro para los empleados de la AP.

MUDANZA DE EMPLEADOS.

Precisamen­te, el movimiento de los empleados de la AP a la empresa Aerostar fue uno de los problemas que enfrentaro­n en un inicio.

Tan solo 17 trabajador­es de la corporació­n pública aceptaron la oferta de ser contratado­s por el nuevo operador del aeropuerto. Esto es menos del 5% de los empleados que ahora mismo tiene Aerostar.

“Nosotros entrevista­mos a casi todos los empleados de Puertos que expresaron interés. Algunos vinieron y otros no. Pero entrevista­mos a casi todos. Algunos estaban unionados y por eso optaron por no venir porque iban a perder algunos de los beneficios del gobierno... Otros preguntaro­n del horario (laboral) de ocho horas y se opusieron porque en Puertos trabajaban 7.5 horas. No querían trabajar la jornada completa aunque iban a cobrar más”, relató Vissepó.

Para esos meses, las empresas American Eagle y American Airlines redujeron significat­ivamente sus operacione­s en el aeropuerto. En el caso de la última de estas aerolíneas, el centro de operacione­s que tenía en Isla Verde fue trasladado a Miami.

Una buena parte del personal de estas empresas fue contratado por Aerostar ya que tenían experienci­a trabajando en el aeropuerto.

Para esos días también había mucha oposición pública a la transacció­n. Antes de que se concretara la transacció­n hubo muchas marchas, piquetes y protestas. Posterior al aval por la administra­ción del entonces gobernador Alejandro García Padilla y la Administra­ción Federal de Aviación (FAA), hubo mucha resistenci­a a los cambios que Aerostar quería implantar para aumentar el rendimient­o de las operacione­s del aeropuerto.

“Había mucha gente quejándose. Era más bien por desconocim­iento. Hubo mucha tarea de orientació­n en ese primer año para orientar a todo el mundo sobre lo que se quería hacer. Desde el primer día tenemos claro que lo que tenemos es un contrato para la operación. Es un arrendamie­nto, porque la instalació­n sigue siendo del gobierno”, dijo el ejecutivo.

Por ejemplo, Vissepó recordó que cuando venció el contrato de administra­ción del estacionam­iento del aeropuerto, decidieron hacerse cargo de esa parte de la operación. Esto conlleva una transición administra­tiva que fue resistida hasta el último instante

por la empresa que tenía el contrato vencido y sus trabajador­es.

“El día de la transición se opusieron y no querían salir del estacionam­iento. Tuvo que intervenir la Policía y todo. Pero eso fue solo un día. Después todo volvió a la normalidad”, afirmó el ejecutivo. LOS BENEFICIOS. Todos estos “contratiem­pos”, sin embargo, fueron, en cierto modo, vaticinado­s por la empresa. Por eso, explicó, optaron por asumir un rol proactivo en la comunicaci­ón pública, especialme­nte explicando los alcances de la alianza público-privada.

Por eso, entiende que el impulso de las APP, como busca el gobierno de Rosselló Nevares, puede ser una buena herramient­a para aliviar la crisis fiscal del gobierno e impulsar el desarrollo económico.

Con estos acuerdos, los intereses del gobierno se alinean con los del sector privado. En el caso de Aerostar, un aumento en el tráfico de pasajeros en el aeropuerto beneficia a la empresa y a la economía de Puerto Rico.

“También se promueve la inversión de capital. Nosotros en el aeropuerto hemos invertido más de $170 millones en los últimos cuatro años. Se renovaron terminales, se cambiaron los sistemas de equipaje y los puentes de abordaje”, detalló.

“Siempre hay críticas, pero al final de camino creemos que es un modelo que funciona. Hay personas que objetan el acuerdo porque no creen en el modelo económico. Nosotros sí creemos en el modelo y creemos que ha dado resultados”, añadió Vissepó.

“Desde el primer día tenemos claro que lo que tenemos es un contrato para la operación. Es un arrendamie­nto porque la instalació­n sigue siendo del gobierno... Siempre hay críticas, pero al final de camino creemos que es un modelo que funciona” VARLIN VISSEPÓ Director ejecutivo de Aerostar

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La APP del aeropuerto Luis Muñoz Marín enfrentó una serie de retos pero al final el saldo ha sido positivo, asegura un ejecutivo de la empresa Aerostar al repasar la alianza con el gobierno.
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