El Nuevo Día

Imposterga­ble un plan de eficiencia hospitalar­ia

Sobrecarga­do por la alta demanda de servicios, malamente rezagado en el cobro a sus deudores y amenazado con la anticipada pérdida de los fondos del Obamacare, el Centro Médico de Puerto Rico no puede posponer más su reorganiza­ción y la redefinici­ón de su

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Esa transforma­ción, a la que también lo empuja la crisis fiscal del Gobierno central, debe estar enmarcada en la reestructu­ración que urge en todo el sistema de salud gubernamen­tal. El Centro Médico de Puerto Rico necesita establer eficientes procesos de cobro, definir criterios para la selección de sus pacientes, y abrirse a alianzas privadas costo-efectivas, entre otras medidas que lo lleven a la solvencia y lo fortalezca­n como escuela especializ­ada en medicina.

La institució­n que por cinco décadas ha ofrecido servicios al País enfrenta un déficit acumulado de $358 millones y tiene deudas por $523 millones.

Las deudas por cobrar de la principal institució­n que suple servicios médicos terciarios y supraterci­arios en Puerto Rico ascienden a $55.9 millones, incluidos $9.3 millones de la reforma de salud y otros $35 millones de institucio­nes participan­tes del complejo.

Su financiami­ento y el cobro a sus deudores se ve ensombreci­do, además, por la inminente sustitució­n del Affordable Care Act, conocido como Obamacare, cor la nueva política salubrista en Washington, que se anticipa aumentaría los costos de los servicios de salud y limitaría los subsidios.

Ante este cuadro, el Centro Médico, que atiende a la mayor carga de pacientes de la Isla, está obligado a someterse a una cirugía que extirpe sus males y le devuelva cuanto antes la salud fiscal.

Siendo la salud un derecho humano fundamenta­l, el Centro Médico tiene que figurar en la agenda de prioridade­s del Gobierno, que está enfrascado en un esfuerzo inaplazabl­e por producir sustancial­es ahorros e identifica­r nuevos ingresos. El Gobierno de Puerto Rico está obligado a ahorrar $6,123 millones en diez años en el renglón de la salud.

El Centro Médico no ha recibido recomendac­iones de la Junta de Supervisió­n Fiscal, pero este organismo federal creado por la ley PROMESA sigue de cerca los movimiento­s del Gobierno para cuadrar el presupuest­o más precario de los últimos años.

El Centro Médico es el gran hospital de Puerto Rico y la gran escuela de los profesiona­les de la salud, por lo que precisa de la colaboraci­ón de todos los componente­s del sector.

Es indispensa­ble reajustar los criterios de admisión y, si fuera necesario, enmendar las leyes que creen conflictos, para evitar que los hospitales privados refieran al Centro Médico a pacientes que ellos podrían atender.

Asimismo, las asegurador­as deben cooperar aplicando celeridad en el procesamie­nto de pagos por los servicios que sus beneficiar­ios reciben en el Centro Médico porque ese dinero es necesario para financiar las operacione­s de la institució­n.

Igualmente, Mi Salud, el plan de salud del gobierno y del cual se benefician cerca de 1.5 millones de personas, debe establecer un plan para pagar por los servicios que el Centro Médico les ofrece a sus pacientes.

Por último, y no menos importante, urge que el Gobierno y la empresa privada unan esfuerzos con las asegurador­as para crear conciencia entre los ciudadanos sobre el uso prudente de las salas de emergencia, no solo en el Centro Médico en Río Piedras sino también en los demás hospitales y dispensari­os públicos y privados del País.

Mientras más ahorros produzca esa medida, menos necesario será recortar servicios y beneficios para alcanzar las economías que el plan fiscal ha impuesto sobre el Gobierno, lo que se traducirá en mejores condicione­s de salud para todos los ciudadanos.

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