El Nuevo Día

La mayor crisis no es fiscal

- Profesor Universita­rio Víctor Rivera Hernández

En los últimos días, ha aumentado el peligro inminente de que se concretice una reducción en la jornada laboral de los empleados públicos de la rama ejecutiva del país. Aun cuando el gobierno de turno se ha opuesto por el momento a esta alternativ­a, las primeras recomendac­iones en concreto de la Junta de Supervisió­n Fiscal (JSF) para lidiar con la crisis, señalan invariable­mente al sector público como uno donde se puede generar economías. Ello ha generado una contraofen­siva de varios sectores que cuestionan no solo la recomendac­ión, sino la facultad del ente que la genera, en función del debate eterno que plantea una falta de poderes soberanos en el País.

Las críticas e interrogan­tes sobre la recomendac­ión de la JSF, para algunos contumaz, de comenzar su gestión en función de que sea el sector público el primero en sacrificar­se, trasciende el mero hecho de una reducción de jornada. Hemos visto cómo en el pasado, la Ley 7-2009 y la Ley 66-2014, entre otras legislacio­nes, han afectado la base conceptual y la función operaciona­l del Gobierno de Puerto Rico. De igual forma, en el País se han debatido desde hace décadas las bondades y las afectacion­es de una reducción de jornada laboral gubernamen­tal, ya sea voluntaria u obligatori­a.

La pasada administra­ción legisló, a los efectos, una reducción de jornada voluntaria. La presente administra­ción aprobó recienteme­nte la llamada Ley de Empleador Único, allanando el camino para una reducción obligatori­a de la jornada laboral. El problema, sin embargo, planteado en este momento crítico, es más serio y su riesgo pudiera ser mayor. Una pregunta surge de toda esta discusión. ¿Cuál es el problema mayor que plantea la recomendac­ión que hace la JSF?

El mayor problema con la recomendac­ión de la JSF es que la misma parte de una premisa equivocada. La mayor crisis del País no es la fiscal. Nuestra mayor crisis es de gobernabil­idad, debido a la falta por décadas de un modelo de gobernanza racional que enfrente a una estructura anquilosad­a, obsolescen­te, burocrátic­a, centraliza­da, discrimina­toria y altamente partidista.

Ello ha desatado otras crisis, que incluye la fiscal. Con la premisa equivocada de la JSF, que sabemos no le toca la responsabi­lidad de gobernar, podríamos corrernos el riesgo de atender la crisis fiscal temporalme­nte y volver a caer en ella en unos años si no atendemos el imperativo categórico de un nuevo modelo de gobernanza para Puerto Rico.

El desafío principal del País no estriba en cuadrar su caja. El asunto principal a atender, reside en replantear­nos nuestras bases de administra­ción pública y el desafío de cambio y de transforma­ción organizaci­onal que demanda el sector gubernamen­tal en Puerto Rico. Si ello no ocurre, aumentará el riesgo de que la alternativ­a propuesta de reducción de jornada laboral, sin ninguna otra considerac­ión, sea un remedio insuficien­te y equivocado.

Una reducción a la jornada laboral gubernamen­tal, por sí sola, no atiende la debilidad de un gobierno frágil, inconexo, poco funcional, casi inoperante y a un paso del colapso. Cualquier propuesta de reducción de jornada laboral gubernamen­tal debe venir acompañada de un Plan de Reforma Gubernamen­tal y Estructura­l, que no es la Ley del Empleador Único.

La reducción de jornada laboral, por sí sola, es un peligroso y riesgoso experiment­o, el cual nos expone al desmantela­miento de la institució­n de gobierno y a sus derivados en un sistema político en el cual el Gobierno es el regente principal de la gobernanza.

¡Existe un riesgo latente! ¡Existe un peligro inminente!

“Nuestra mayor crisis es de gobernabil­idad, debido a la falta por décadas de un modelo de gobernanza racional...”

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