Despertares frecuentes
El insomnio tiene efectos perjudiciales en la calidad de vida y la salud de la persona que lo padece
“Persona que no duerme se enferma y enfermo que no duerme, no se cura”
El sueño es un elemento vital para cada ser viviente. Todos tienen patrones de sueño que se han identificado con el desarrollo y supervivencia de cada especie animal y vegetal. El tiempo promedio de sueño saludable se establece entre unas 6.5 a 7.5 horas en horas entre 10 p.m. a 5 a.m. Muchas personas suelen dormir no más de 5 a 6 horas por la noche y refieren tener un sueño reparador, por lo que al próximo día no presentan problemas.
El insomnio no siempre es el resultado de un estilo de vida. De acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud, se estima que entre el 10% y el 15% de los estadounidenses tienen insomnio severo o crónico.
Se trata de una enfermedad que se define como la incapacidad para conciliar el sueño o mantenerlo durante las horas de dormir o levantarse antes de lo esperado y/o no tener un sueño reparador. Esto debe ocurrir al menos tres veces a la semana por un periodo de tres meses o más con consecuencias al próximo día tales como; somnolencia, alteración de sus reflejos, alteración en sus niveles de atención y concentración, irritabilidad o cambios drásticos en sus estados de ánimo.
Enfermedades respiratorias, como la apnea del sueño, interrumpen el sueño de un 5% de la población, cuando las víctimas sufren de este trastorno para respirar. Mientras que enfermedades neurológicas, como el síndrome de piernas inquietas (Restlesslegs syndrome) también provocan despertares frecuentes, entre 5% y 10% de la población estadounidense. Las personas con este trastorno se despiertan después de mover sus extremidades inferiores para aliviar constantes sensaciones desagradables en las piernas y los pies.
El insomnio, en el curso de semanas, meses y años, tiene efectos perjudiciales en la calidad de vida y sobre la salud. Por ejemplo, la falta de sueño aumenta la probabilidad de tener un accidente automovilístico. Quienes lo padecen se sienten a menudo apáticos, con disminución en sus niveles de atención y concentración.
Ahora, estudios relacionan la falta de sueño con obesidad, diabetes tipo 2, síndrome metabólico, problemas cardiacos, trastornos psiquiátricos con un elevado por ciento del desarrollo de conductas suicidas y demencia.
El sueño es uno de los pilares de una vida sana. La magnitud de su efecto sobre la salud es probablemente similar a los efectos de llevar una buena alimentación y hacer ejercicio. Investigaciones epidemiológicas han identificado un aumento del riesgo relativo de 30% para el infarto de miocardio o diabetes sintomática entre las personas que reportan insomnio.
El aspecto hormonal juega un rol importantísimo en los problemas de insomnio en la mujer. El síndrome premenstrual, el embarazo y la menopausia causan problemas de insomnio que ameritan ser tratados de forma inmediata. Los pacientes de cáncer presentan problemas severos de insomnio, tanto por la condición de cáncer como los tratamientos a los cuales son sometidos. Por ejemplo, el 50% de las pacientes con cáncer de seno tienen insomnio.
A pesar de la creciente evidencia de la importancia del sueño para un buen estado de salud, son pocos los médicos que preguntan a sus pacientes sobre problemas del sueño y solo el 40% de los pacientes le informan a su médico sobre los su patrón de dormir.
La evaluación a tiempo puede ser el inicio de la prevención de enfermedades físicas que pudieran causar la muerte o un severo deterioro en su calidad de vida. Existen tratamientos altamente efectivos y seguros para poder tener un dormir saludable. El autor es psiquiatra, presidente de la Sociedad Puertorriqueña de Psiquiatría y del Sleep Disorders Educational Institute of Puerto Rico; director médico del Programa de Hospitalización Parcial de San Juan Capestrano en Caguas, con oficina privada en Caguas.