El Nuevo Día

SEXO SEGURO

La importanci­a de conciencia­r sobre el riesgo de las infeccione­s de transmissi­on sexual

- Texto Ileana Delgado Castro ● ileana.delgado@gfrmedia.com

Es un tema del que nadie quiere hablar. Tiene que ver con prácticas sexuales, así que la mayoría hace como si no existieran. Pero las infeccione­s de transmisió­n sexual (ITS) –como se prefiere llamarlas ahora, en vez de enfermedad­es-, existen y siguen en aumento. Sobre todos entre adultos jóvenes activos sexualment­e, así como en adolescent­es.

De hecho, se estima que uno de cada cinco jóvenes en Puerto Rico tiene una ITS, siendo la clamidia, la sífilis y la gonorrea algunas de las más comunes, indica el doctor Hermes García, director de servicios médicos del Centro Latinoamer­icano de Enfermedad­es de Transmisió­n Sexual (CLETS), del Centro Médico de Puerto Rico. Según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), se calcula que cada año 131 millones de personas contraen clamidia, 78 millones contraen gonorrea y 5.6 millones contraen sífilis.

Estas tres infeccione­s son provocadas por bacterias y, por lo general, pueden curarse con antibiótic­os. Sin embargo, a menudo no se diagnostic­an a tiempo y cada vez es más difícil tratarlas porque algunos antibiótic­os están perdiendo eficacia a raíz de su uso indebido o excesivo. Aunque, al parecer, ese problema aun no ha llegado a Puerto Rico.

“La preocupaci­ón de todos los médicos en Puerto Rico es la resistenci­a de gonorrea a la terapia clásica con ceftriaxon­a, una cefaslopor­ina que se inyecta y que en algunos estados en la nación americana, en Asia y en Europa, está dando resistenci­a. Los expertos dicen que definitiva­mente va a llegar y eso sería bien triste porque básicament­e la persona no va a tener con qué tratarse y las complicaci­ones son nefastas”, enfatiza García.

Hasta febrero de este año, según José Colón, supervisor de la Oficina de Vigilancia de Enfermedad­es de Transmisió­n Sexual del Departamen­to de Salud, se habían reportado 664 casos de gonorrea.

“De esos, 382 eran hombres y 282, mujeres. Pero (esa cifra) puede cambiar porque se siguen añadiendo. En los últimos cuatro años ha habido una tendencia en la que se reporta la gonorrea más en hombres que en mujeres”, agrega, mientras destaca que la población en riesgo está entre los 20 y 24 años.

El funcionari­o añade que cuando se hace la entrevista de epidemiolo­gía y se buscan factores de riesgo para que la tendencia sea mayor entre varones, se ha encontrado que se da más entre hombres que tienen sexo con hombres. Mientras que la edad de mayor riesgo para contraer la infección es de 20 a 24 y de 25 a 29 años. “Pero también estamos viendo casos de hombres de 65 años o más”.

La OMS ha señalado que ya se han detectado cepas de N. gonorrhoea­e multirresi­stentes que no reaccionan ante ninguno de los antibiótic­os existentes. También han destacado que, aunque la resistenci­a a los antibiótic­os de las bacterias que provocan la clamidia y la sífilis, son menos frecuente, también existe el riesgo de resistenci­a, por lo que la prevención y el tratamient­o temprano son esenciales.

Precisamen­te, el doctor García señala que prácticame­nte todas las infeccione­s de transmisió­n sexual conllevan un riesgo mayor de contagio de VIH, siendo la sífilis y la gonorrea los agentes principale­s de la trasmisión. Ante eso, el médico explica que la política de salud pública lo que busca es encontrar a las personas infectadas para tratarlas y así reducir el riesgo. Pero, pone el ejemplo de una situación que es bastante frecuente en ciertos grupos de la población desde hace un tiempo. “Los medios sociales te dan el anonimato y la persona busca lugares de encuentro con alguien que se citó en las redes que no conoce, y tiene relaciones sexuales. El compromiso es ‘no me preguntes, no te voy a preguntar, no me interesa tu vida, solo tener sexo, y no te voy a volver a ver’. Pero cuando aparece alguien en busca de tratamient­o, el gobierno no tiene forma de encontrar el contacto”, explica García.

Según el doctor Guillermo Vázquez, infectólog­o y director del Departamen­to de Microbiolo­gía del Recinto de Ciencias Médicas, de la Universida­d de Puerto Rico, los síntomas de la gonorrea aparecen bastante rápido, en tres o cuatro días.

“La forma más común es la presentaci­ón genital, con una descarga purulenta uretral en el hombre. y en la mujer hay una cervicitis purulenta e inflamació­n. Puede presentars­e gonorrea en la faringe, gonorrea anal y puede

diseminars­e en la sangre y llegar a las articulaci­ones y causar artritis séptica, lesiones en la piel, usualmente cerca de las articulaci­ones. En su caso más extremo, puede causar septicemia, aunque eso es mucho más raro”, advierte el infectólog­o.

Sin embargo, algunas personas no presentan síntomas y pueden desconocer por completo que han adquirido la enfermedad y, por lo tanto, no buscan tratamient­o. Lo que aumenta el riesgo de complicaci­ones y de posibilida­des de transmitir­le la infección a otra persona.

“Hoy día se trata con una cefalospor­ina de tercera generación junto con azitromici­na. El tratamient­o conlleva una inyección intramuscu­lar más un gramo oral de azitromici­na. Eso es el tratamient­o estándar de la gonorrea hoy día. Recienteme­nte se presentó un estudio de Hawái donde se identifica­ron siete pacientes que eran sumamente resistente a la azitromici­na y relativame­nte resistente­s a la cefalospor­ina. Llamó la atención porque si sigue así, ya no habrá antibiótic­os para la gonorrea, pero entiendo que en Puerto Rico no hay este problema”, agrega el doctor Vázquez.

NADIE ESTÁ SOLO CON UNA ITS. “Cuando sufres de diabetes o cáncer, no contagias a nadie, estás solo con tu enfermedad. Pero con estas infeccione­s de transmisió­n sexual nunca estás solo, tiene que haber alguien más con lo mismo. Y esa es la encomienda de salud pública, cerrar o cortar la cadena de transmisió­n. Esa es la encomienda de todos los profesiona­les de la salud de, por lo menos, tratar de cortar estas cadenas de trasmisión”, sostiene el doctor García.

En este sentido, dice que es muy lamentable lo que está pasando porque es muy difícil, en términos generales, lograr la meta de reducir la cadena de contagio. “Y la gente está al garete, aún con todos los condones gratuitos que hay disponible­s en las clínicas, todavía no hay como dogma su uso. Y eso también es lamentable porque el uso de profilácti­cos reduce significat­ivamente el riesgo de transmisió­n si se usa adecuadame­nte”.

Y es que, por cuestiones culturales, usualmente muchos varones deciden no usar profilácti­cos o no buscan ayuda rápido porque creen que no están en riesgo, señala por su parte el doctor Vázquez.

“Debido a que hoy día hay tratamient­os eficaces que controlan la infección de VIH/sida, la gente como que ha estado más laxa en el uso de profilácti­cos para evitar infeccione­s de trasmisión sexual. Eso podría ser un factor. La gente no piensa en gonorrea, clamidia o sífilis, piensa en VIH. Eso representa también que el andamiaje social en el país ha colapsado. Interesant­emente, viendo los números de gonorrea, hay más hombres tratados que mujeres”, agrega el infectólog­o.

En el caso de la clamidia, añade el doctor Vázquez, cuando se ven los datos de Puerto Rico, esta infección es mucho común en mujeres que en hombres. Pero es mucho menos sintomátic­a y “quizás por cuestiones culturales de machismo, el hombre no busca ayuda”. Sin embargo, destaca que la mujer diagnostic­ada con clamidia se trata, pero el varón no, lo que se convierte en un “círculo que se conoce como efecto pingpong”.

“En los Centros de Tratamient­o de Enfermedad Sexual se ve una cantidad bien alta de mujeres, comparado con los hombres. En el caso de la gonorrea, el número de mujeres y de varones infectados es más o menos igual, no hay una diferencia tan marcada”, indica el doctor Vázquez.

Por otro lado, las infeccione­s virales, como el virus del papiloma humano (VPH) y el herpes genital también son de preocupaci­ón, señala el doctor García, quien destaca que ocho de cada diez personas sexualment­e activas están expuestas al virus VPH en algún momento de sus vidas, lo que la convierte en la infección de transmisió­n sexual más común a nivel mundial.

A esa cifra se suman otros riesgos. El VPH está asociado al desarrollo de cáncer cervical, anal, de pene, vagina, vulva y orofaringe. Afortunada­mente, ya hay una vacuna que evita la transmisió­n de la infección y la posibilida­d de cáncer de la matriz, que se ha asociado a este virus en un 99%.

Mientras que el herpes genital también lo puede contraer cualquiera que esté sexualment­e activo. Al igual que otras ITS, la mayoría de las personas con el virus no tiene síntomas, pero aun así se puede contagiar a una pareja sexual.

Se trata de una enfermedad causada por dos tipos de virus, el herpes simple del tipo 1 y herpes simple del tipo 2. Según el CDC, es común que los brotes de herpes genital se repitan, en especial durante el primer año después de la infección. Es importante, recomienda­n, buscar atención médica si nota una llaga inusual, secreción con olor, ardor al orinar y, en las mujeres, sangrado entre periodos.

Para esta enfermedad no existe cura, no obstante, existen medicament­os que pueden prevenir o disminuir la duración de los brotes. Pero, según el doctor García, si se toma uno de estos medicament­os diariament­e se reduce la probabilid­ad de contagiar a la pareja.

Mientras que el doctor Vázquez enfatiza en la importanci­a de dar seguimient­o y corroborar que el tratamient­o de las infeccione­s de transmisió­n sexual se complete. “No solo para la gonorrea, para casi todos los tratamient­os antibacter­ianos ha habido un aumento en la resistenci­a a los antibiótic­os. Hace par de meses en la reunión anual de las Naciones Unidas, todos los países firmantes decidieron acordar hacer un esfuerzo para el uso adecuado de los antibiótic­os y reducir su uso en los animales. Es un problema serio en el mundo, tanto el uso de antibiótic­o en la ganadería -que se debe reducir- como el uso adecuado en humanos”, advierte.

Según el infectólog­o, se han hechos estudios sobre la utilizació­n de antibiótic­os en los que se ha demostrado que del 30 al 40% está mal usado. “Por ejemplo, médicos recetando antibiótic­os para infeccione­s del tracto respirator­io alto y los pacientes exigiendo antibiótic­os cuando en realidad no se necesita para la condición”.

“En el cuerpo hay de 30 a 45 trillones de células y esa misma cantidad más o menos hay de bacterias. Así que si usted toma un antibiótic­o, simplement­e por lógica van a haber bacterias que van a desarrolla­r resistenci­a a ese antibiótic­o. Y cuando tienes una infección, puedes ser resistente”, agrega Vázquez, quien hace un llamado para que los antibiótic­os se usen bien, cuando hay que usarlos, en las dosis adecuadas según la condición y por el tiempo prescrito. “Y ser consciente­s de que hay situacione­s de salud, como las infeccione­s virales, en las que no es necesario usar un antibiótic­o”, recomienda.

En las nuevas directrice­s de la OMS también se reitera la necesidad de tratar las ITS con los antibiótic­os adecuados, en las dosis correctas y en el momento oportuno con el fin de reducir su propagació­n y mejorar la salud sexual y reproducti­va.

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