Boricuas desde la cuna Avilés y Santiago
A pesar de crecer en Estados Unidos, a ambos peloteros no les faltó la cultura isleña en ningún momento
SAN DIEGO, California. - Mike Avilés y Héctor Santiago no nacieron ni crecieron en Puerto Rico, haciéndose hombres del béisbol en Nueva York y Nueva Jersey, respectivamente.
No obstante, en sus hogares solo se hablaba, comía, celebraba y respiraba de forma puertorriqueña.
Los dos, integrantes de la novena patria en el Clásico Mundial de Béisbol, reafirmaron su compromiso de jugar por la Isla sin importar que el inglés sea su lengua materna.
“Nunca me he considerado otra cosa que puertorriqueño”, dijo Aviles, de 36 años, quien se crió en el sur del Bronx, donde su abuelo le decía que todo el mundo hablaba español.
“Me crié cerca de mis abuelos, y ellos solo me hablaban en español todo el tiempo. La bandera de Puerto Rico siempre estaba en la casa. Para mí, es un sentido de orgullo jugar para Puerto Rico. Es mi tercer Clásico y no lo tendría de otra manera. Mis hermanos, mis primos, somos la primera generación que nace aquí, porque mis padres nacieron en Puerto Rico. Para mí fue una decisión sencilla”, agregó.
Para Avilés, que suma nueve temporadas de las Grandes Ligas en sus costillas, no hubo otra opción.
Su abuela le advirtió que lo desheredaría si no vestía las franelas puertorriqueñas para el Clásico del 2009.
En el caso de Santiago, lanzador oriundo de Newark, todas las vacaciones que realizaba con su familia cuando pequeño eran en Puerto Rico.
“Criándome en New Jersey, crecí en un ambiente muy puertorriqueño. Ser parte de una herencia puertorriqueña es un honor y privilegio para mí y mi familia”, expresó.
“Es crecer con esa cultura, esa comida, jugar dóminos, toda esa cultura latina. Nunca me han llamado estadounidense, siempre me han dicho puertorriqueño”, añadió el tirador zurdo.
A pesar de vivir en estados distintos, la cercanía le ganó a Santiago la etiqueta de ‘niuyorican’, término que describe a los nacidos en Nueva York de familias boricuas. “Yo soy del norte y me dicen así”, indicó.
Avilés, por su parte, quien no tiene un contrato con un equipo para la jugar la temporada entrante en las Mayores, atraviesa por un buen momento ofensivo en el Clásico.
En dos partidos, suma seis hits en nueve turnos (.667) con un triple y tres carreras impulsadas. A la defensa ha jugado en el jardín derecho.
Entretanto Santiago, de los Mellizos de Minnesota, tiene una victoria en dos salidas, con efectividad de 1.69 en 5.1 entradas. Ha concedido seis indiscutibles, dos boletos y una carrera limpia con cinco ponches.
Otro dato que establece esa conese xión con Puerto Rico lo es el hecho de que ambos han tenido experiencia en el béisbol invernal puertorriqueño. AVILÉS FELIZ POR SU HIJA. Avilés se encuentra en el Clásico con su familia, y en los pasillos de los hoteles en que ha quedado con el equipo corretea a Adriana, su hija, que ya está libre del cáncer, tipo leucemia, que padeció.
“Con el diagnóstico de mi hija y ahora estando libre de cáncer, jugar pelota, salir de la puerta era lo más difícil. Esa pelea de ir al terreno o quedarme en casa. Pero tenía que salir porque era la manera de proveer y ayudar a mi familia, para poder estar cuerdo para mi familia”, contó.
“Mi hija está bien. Está saludable, tiene el cabello más largo que yo ahora, hermosos rizos, corriendo por todo el hotel, llena de energía. Lo único malo es que tiene que usar espejuelos ahora, pero tomo eso que cualquier otra cosa en cualquier día. Estoy seguro que ella también”, añadió.
“Crecí en un ambiente muy puertorriqueño (en Nueva Jersey). Ser parte de una herencia puertorriqueña es un honor” HÉCTOR SANTIAGO Lanzador “Nunca me he considerado otra cosa que puertorriqueño. Para mí, es un sentido de orgullo jugar para Puerto Rico” MIKE AVILÉS Jardinero