El plan es peor que austeridad griega
Nobel de economía advierte que la propuesta fiscal empeorará la crisis
Para el premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz, las medidas de austeridad que están por implantarse en Puerto Rico, como parte del Plan Fiscal certificado por la Junta de Supervisión Fiscal y abrazado por el gobernador Ricardo Rosselló Nevares, son más “draconianas” que las establecidas en Grecia, país que desde hace años enfrenta una crisis fiscal y económica que no parece tener fin.
El académico estima que, si se implanta lo establecido en el documento que la junta aprobó en marzo, la economía de Puerto Rico podría caer alrededor de un 15% en valores reales, tal y como establecían las proyecciones económicas publicadas el pasado mes de diciembre.
“Puerto Rico podría tener otra década perdida… Esto (el plan) hará que la depresión económica continúe”, dijo al ofrecer una conferencia en el Centro de Bellas Artes de Santurce como parte de su colaboración con el Centro para una Nueva Economía.
Su argumento obedece a un razonamiento de causa y efecto. En el caso de Grecia, explicó, los recortes a la deuda pública, que buscaban balancear la proporción entre lo que se debe y el tamaño de la economía, estuvieron acompañados por una serie de medidas de austeridad que estancaron la producción y el intercambio comercial. Como consecuencia, al cabo de un tiempo, la economía se había achicado tanto que el gobierno nuevamente no podía cumplir con los acreedores, lo que comenzó el ciclo de deterioro nuevamente. EL CRECIMIENTO ECONÓMICO. Stiglitz explicó que las economías que experimentan una prolongada depresión, como la de Puerto Rico, entran en un espiral de deterioro. Para romperlo, se necesita estimular el crecimiento, y lo primero, a juicio del también profesor universitario, es reestructurar la deuda y usar el dinero que habría ido a los acreedores para invertirlo en la economía.
Para esto, se tiene que comenzar con una renegociación de los términos de la deuda, y ese proceso probablemente implique más que una posposición de los pagos, como se perfila en el Plan Fiscal. Stiglitz habló de perdonar o borrar la deuda de los libros. Y puede que un recorte de 80% no sea suficiente, según dijo.
Advirtió que la perspectiva detrás del Plan Fiscal es la de apretar lo más posible a Puerto Rico para sacar la mayor cantidad de dinero para cumplir con los tenedores de la deuda. Esto, a pesar de que gran parte de los bonistas, en términos prácticos, ya recuperaron sus inversiones en la isla, pues, debido al riesgo que representaba la deuda de Puerto Rico, cobraron intereses relativamente altos y al inicio del proceso de repago.
“(Los acreedores) son muy bien compensados por el riesgo que toman al prestar dinero. Ellos ya recibieron su dinero con los intereses”, dijo.
Señaló que, por lo general, el sector financiero se comporta de manera “miope” ante los distintos entes que están involucrados en una controversia y que la aspiración es cobrar todo y primero que los demás, independientemente de los efectos que esto pueda tener en la jurisdicción en controversia o sobre los demás acreedores.
Indicó que algunos países, en un intento por alienar voluntades, promueven la reestructuración de la deuda con instrumentos en los que los bonistas reciben su dinero si la economía está en crecimiento real.
Stiglitz, sin embargo, indicó que una vez se atiende el asunto de la deuda con soluciones sostenibles, se debe entrar en un proceso de expansión de la demanda mediante inversiones públicas, privadas o inclusive préstamos especiales, entre otros mecanismos.
Por ejemplo, una de las medidas que debe considerarse a nivel local iría dirigida a fortalecer el sistema bancario de modo que se estimule la prestación de capital a los individuos y las pequeñas y medianas empresas.
Del mismo modo, en lugar de extender la austeridad a los sistemas públicos de enseñanza, se deben fortalecer, puesto que el conocimiento es el mayor activo en la economía actual y la educación es lo que puede generar este tipo de riquezas. ORIGEN DE LA CRISIS. El execonomista en jefe del Banco Mundial opinó que la economía puertorriqueña se deterioró principalmente por dos situaciones. La primera fue la creación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA, por sus siglas en inglés) que facilitó a México y a Canadá acceso a la economía estadounidense.
Este acuerdo básicamente le restó competitividad a Puerto Rico que, por su condición política, había tenido ese acceso desde principios del Siglo XX.
El otro asunto que promovió el deterioro fue la eliminación de los incentivos industriales para las empresas con operaciones en la isla.
Stiglitz indicó que estos incentivos, cuya última versión es conocida como la sección 936 del Código de Rentas Internas estadounidense, eran altamente ineficientes puesto que implicaban una inversión significativa de dinero para un rendimiento pobre. El problema, en sí, no fue la eliminación de los incentivos, sino que no se sustituyó por otra herramienta que estimulara la economía.
Según Stiglitz, el asunto se complicará en los próximos años. El economista le atribuye credibilidad a las proyecciones del Producto Nacional Bruto -el indicador que mide la actividad económica- publicadas por el gobierno en diciembre, como antesala a la elaboración del Plan Fiscal.
En este documento, se estimaba que, para el año fiscal 2018, que comienza el julio, la economía caería 17.1%.
En parte, su racionamiento se debe a que el Plan Fiscal no contempla las medidas suficientes para mitigar este decrecimiento estimado inicialmente. Además, en las proyecciones económicas, que usualmente se calculan a través de una serie de multiplicadores, parece que no se tomaron en cuenta particularidades como el aislamiento geográfico isleño de Puerto Rico. EL STATUS ES UN ISSUE. En conclusión, Puerto Rico terminó sin los incentivos que sostenían su producción y sin los poderes políticos para promover nuevas iniciativas que evitaran la caída.
Stiglitz comparó el asunto con el caso de Finlandia, un país que, a su entender, tiene todos los elementos para crecer económicamente, pero que ha enfrentado limitaciones por haber adoptado el euro como moneda.
Explicó que, aunque el euro buscaba una serie de protecciones económicas para el bloque europeo, no fueron suficientes por lo que la caída de un país no se compensaba por la bonanza de otro.
Stiglitz indicó que algo similar le pasa a Puerto Rico con su status como territorio de los Estados Unidos. Esa condición, además de impedir el establecimiento de medidas que ayuden a la economía, permite la imposición de estatutos como la Ley para la Supervisión, Administración y Estabilidad Económica (PROMESA, por sus siglas en inglés) que tienen el potencial de hacer tanto bien como mal.
“Tienen que decidir entre más integración o menos integración. La mitad del camino no ayuda”, dijo.
De hecho, la movilidad que permite el mismo status político provee para los altos niveles de emigración hacia los Estados Unidos, lo que acelera el deterioro de la economía.
La emigración por asuntos económicos es relativamente común y se acelera en situaciones de crisis. En cierto modo, al mudarse de país, los jóvenes evaden la carga económica que implica la deuda pública que le dejaron sus padres.
“Tienen que decidir entre más integración o menos integración (con los Estados Unidos). La mitad del camino no ayuda” JOSEPH STIGLITZ execonomista en jefe del Banco Mundial y Nobel de economía