El Nuevo Día

Los “rubios” del tercer sector

- Rafael Cortés Dapena Presidente de la Fundación Ángel Ramos

Mucho se ha hablado de los famosos rubios que representa­ron a nuestro País en el Clásico Mundial de Béisbol. Los nuestros, se enfrentaro­n a 16 países de mayor tamaño y población, y no sólo obtuvieron la mejor marca del torneo (7-1), sino que se alzaron con un honroso segundo lugar. Todos nos sentimos muy orgullosos.

Estos rubios nos demostraro­n lo que podemos lograr como País, siempre y cuando trabajemos como equipo, por una meta común, con compromiso y dando el máximo esfuerzo.

Todavía hoy quedan muchas personas que, inspiradas por nuestro equipo, lucen sus cabelleras rubias. Como ellos, en Puerto Rico hay muchos “rubios” que trabajan con esmero por nuestro País y muy en especial por aquellas poblacione­s más vulnerable­s.

En el tercer sector, y dentro de ese universo abarcador concentrán­donos únicamente en las organizaci­ones comunitari­as de impacto social y económico, que ofrecen servicios de carácter social en áreas como la salud, la educación, la cultura y los servicios humanos; ahí, en el corazón de este sector indispensa­ble en toda sociedad, también hay muchos “rubios”. La mayoría de las veces sus aportacion­es pasan desapercib­idas, pero les aseguro que sin ellas la enorme crisis que vive nuestro País sería aún más aguda. Por eso es urgente señalar su importanci­a en esta coyuntura y entender los retos que enfrenta, para poder así potenciar su aportación.

El tercer sector es un elemento de innovación y cambio social y su labor se ha convertido en una sólida red de apoyo para Puerto Rico. Es un auténtico “safety net”. Posee una gran importanci­a en nuestra economía como generador de empleos y como fuente de significat­ivo aporte a nuestro producto nacional. Finalmente, es un espacio clave para la búsqueda de soluciones y alternativ­as creativas para atender nuestros principale­s problemas sociales y económicos.

Ahora bien, para garantizar su estabilida­d, hay que fortalecer­lo. El tercer sector enfrenta actualment­e grandes retos económicos: falta de capital, poco o ningún acceso a financiami­ento, baja en ingresos y gastos operaciona­les en aumento. A esto se añade, el agobio e incertidum­bre que representa el pago tardío por parte del Gobierno, especialme­nte en el caso de los contratos.

Ante este escenario, el tercer sector ha respondido con el compromiso y pasión de los miles de trabajador­es que laboran en él, 24/7. Han demostrado resilienci­a, habilidad para enfrentar la crisis, credibilid­ad y capacidad de estímulo al trabajo voluntario. Las entidades del sector están en proceso de reinventar­se, de mejorar sus operacione­s y se preparan para diversific­ar sus fuentes de ingreso y no depender tan significat­ivamente del Gobierno. El tercer sector será esencial en la revitaliza­ción del País. Sin embargo, el gran peso de esta gestión deberá recaer en el sector privado.

Si el Gobierno entiende que el sector es importante para estos fines, no puede por otro lado, reducir de manera significat­iva sus donativos y asignacion­es legislativ­as, y no puede pretender que, pagando tardíament­e, el tercer sector financie operacione­s del Gobierno.

La labor está ahí. Recienteme­nte, la Fundación Ángel Ramos otorgó el Premio Tina Hills al Instituto Nueva Escuela, entidad dedicada a certificar maestros y asistentes en la filosofía Montessori, proveyendo así una alternativ­a al sistema público de educación, que se fundamenta en la creación de ambientes de paz e integració­n familiar y comunitari­a. Tres entidades fueron finalistas; Caribe Girl Scouts, Centros Sor Isolina Ferré y el Fideicomis­o de la Tierra del Caño Martín Peña. Todas ellas, y muchas otras, merecen nuestro reconocimi­ento, y en ellas confiamos para lograr un mejor país.

El futuro de Puerto Rico no está sólo en manos del Gobierno y la Junta de Supervisió­n Fiscal. Todos debemos ser parte de esta encomienda histórica. Estoy seguro que el tercer sector hará su parte.

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