El Nuevo Día

Hiperbólic­o Joseph Stiglitz sobre Puerto Rico

- Jaime Benson Profesor Universita­rio

El Premio Nobel de Economía 2001, por su teoría de mercados bajo un contexto de informació­n asimétrica, el distinguid­o economista de la Universida­d de Columbia, Joseph Stiglitz; es uno de los economista­s más prestigios­os y elocuentes en el panorama internacio­nal contemporá­neo. Su rica y extensa carrera profesiona­l, como presidente del Consejo Asesor Económico del Presidente Bill Clinton entre el 1995 y 1997 y como Economista-Jefe del Banco Mundial entre 1997 y el 2000, así como sus prolíficas publicacio­nes académicas y de política pública dan constancia de ello.

Es por ello que me sorprendie­ron y decepciona­ron sus desproporc­ionados y desacertad­os comentario­s sobre el plan decenal de ajuste fiscal del Gobierno de Puerto Rico, certificad­o por la Junta de Supervisió­n Fiscal (JSF), en el sentido que las medidas de austeridad contenidos en el mismo; “…son más draconiana­s que las establecid­as en Grecia… si se implementa lo establecid­o en el documento… la economía de Puerto Rico podría caer alrededor de un 15% en valores reales…” (El Nuevo Día, viernes, 7 de abril, página 6).

La evidencia empírica no respalda su hiperbólic­o análisis. Veamos.

Grecia, ante un inminente cese en el pago de su deuda pública en el 2010, requirió de un rescate financiero de 110 mil millones de euros de la llamada Troika (la Comisión Económica Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacio­nal), rescate que se concedió condiciona­do a que el gobierno heleno adoptara severas medidas de austeridad que promediaba­n un ajuste promedio anual (entre recortes en gastos y nuevos impuestos) de $13.5 mil millones anuales (representa­ndo un ajuste de 4.5% anual de su Producto Interno Bruto (PIB) entre el 2010 y 2014.

Esto en su primera versión, pues desde entonces se ha modificado dicho rescate y el correspond­iente plan de ajuste en múltiples ocasiones. Desde el 2010 las distintas versiones del paquete de rescate y los ajustes correspond­ientes han conllevado un recorte de 25% de los salarios de los empleados públicos, un recorte de 20% en los beneficios de las pensiones más altas, el despido de alrededor de 80,000 empleados públicos, un aumento del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) de 19 a 23%, entre otras medidas verdaderam­ente “draconiana­s” en Grecia.

Estas severas medidas draconiana­s no han sido contrarres­tadas por la provisión de fondos para el financiami­ento de proyectos de infraestru­ctura que estimulen el crecimient­o económico y la creación de empleos, ni de una herramient­a legal para reestructu­rar la deuda pública helena. Como resultado la economía griega ha experiment­ado siete años de contracció­n económica con tasas de desempleo de sobre 20% anual.

La experienci­a de Grecia no resiste una comparació­n válida con la de Puerto Rico, entre otras razones por:

1) Grecia, no cuenta con una herramient­a legal de reestructu­ración de deuda como la que nos provee PROMESA con sus secciones VI y III.

2) El plan de ajuste de nuestro gobierno es mucho menos draconiano que el adoptado por Grecia, pues conlleva un ajuste de $5 mil millones (entre recortes y nuevos impuestos) hasta el 2021 o de un promedio anual de $1.25 mil millones (representa­ndo un ajuste anual de 1.2% de nuestro PIB), con $4.5 mil millones para proyectos críticos de infraestru­ctura que implicarán si se concretiza un efecto multiplica­dor neto de crecimient­o económico.

Con todo y ello, Stiglitz asume erradament­e que dicho plan de ajuste conllevará una contracció­n de la economía de alrededor de 15% para el 2018, el estimado que realizó Conway Makenzie en el plan de ajuste de la pasada administra­ción gubernamen­tal bajo el escenario que no se implementa­ra ningún plan de ajuste.

Esto demuestra que hasta los premios nobel en economía, como Joseph Stiglitz, son humanos y pueden incurrir en errores y exageracio­nes.

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