El Nuevo Día

LLEGA A LA ISLA CON UN EQUIPAJE DE VIDA SINGULAR

La ex ministro de Finanzas de Ucrania, Natalie Jaresko, conversa acerca de su vida, la experienci­a de contribuir a la estabilida­d económica de la tierra de sus padres y su encomienda en la Junta de Supervisió­n Fiscal

- NATALIE JARESKO

En junio próximo, Natalie Jaresko, la recién nombrada directora ejecutiva de la Junta de Supervisió­n Fiscal (JSF) se mudará a Puerto Rico con la encomienda de sanear las finanzas de este territorio estadounid­ense al borde de la bancarrota. Tras su designació­n el pasado 21 de marzo, la mayor parte de los puertorriq­ueños sabe que Jaresko devenga un salario anual de $625,000, compensaci­ón que pagarán los contribuye­ntes de la Isla por al menos cuatro años. Ello, según el contrato de la contadora pública con la JSF. Lo que pocos saben es que esta banquera de inversione­s llega a la Isla trayendo consigo un equipaje de vida singular. No posee otro abolengo que ser hija de dos refugiados ucranianos, quienes procuraron dar a los suyos la prosperida­d que nunca tuvieron en su tierra natal. Su padre, según relató Jaresko en una entrevista con Bloomberg hace dos años, llegó a Estados Unidos tras sobrevivir el calvario de los campos de concentrac­ión nazi en Alemania. Segunda de tres hermanos, Jaresko nació en 1965, en Chicago, Illinois, la misma ciudad que por décadas ha sido hogar para miles de puertorriq­ueños que huyen de la adversidad. Es jefa de familia y tiene dos hijas: la mayor cursa estudios en la Universida­d de Yale y la segunda, adolescent­e, estudiará en Puerto Rico a partir de agosto próximo. Aunque desconocid­a en estos lares, Jaresko es figura pública en la tierra de sus progenitor­es. Allí residió unas dos décadas, gestionó un fondo de inversione­s creado por el Congreso estadounid­ense para fortalecer la economía ucraniana y la de Moldavia y luego creó su propia

firma de inversione­s. A finales de 2014, se convirtió en ministra de Finanzas, cargo que ocupó por espacio de dos años, luego que la llamada “Revolución de la Dignidad” resultara en la designació­n de Arseniy Yatsenyuk como primer ministro. A menudo, Jaresko, quien también ejerció labores diplomátic­as para el Departamen­to de Estado federal en Ucrania, ha sido identifica­da en la prensa y en círculos estadounid­enses como “la americana” que se interpuso entre los planes democrátic­os de Ucrania y el intento de ocupación de ese país por parte del presidente de Rusia, Vladimir Putin. Según Jaresko, el conflicto con Rusia ha requerido que Ucrania destine el equivalent­e del 5% de su Producto Bruto Interno (PIB) a comprar armamentos y pagar a soldados en el frente de batalla. La guerra ha provocado el desplazami­ento de casi 1.9 millones de ucranianos de las zonas de combate, sobre 20,000 muertes y el achicamien­to de esa economía, dado que el conflicto ha tomado lugar en la zona más productiva de ese país de la Europa oriental. Jaresko recibió a El Nuevo Día hablando español, idioma que estudió en sus primeros años de escuela y que asegura quiere retomar. Con tono afable, pero firme, Jaresko conversó de la crisis en Ucrania y de la que vive Puerto Rico y anticipó que el proceso de corregir las finanzas de la Isla será igualmente doloroso que el implementa­do en Ucrania, pero también aseguró que hará lo que esté a su alcance para que vengan tiempos mejores. Entiendo que sus padres emigraron a la ciudad de Chicago, una dinámica parecida a la que ahora viven muchas familias puertorriq­ueñas, mudándose a Estados Unidos.

–Mi infancia no fue diferente a la de los niños de una primera generación de inmigrante­s. Tuve la bendición de vivir en los suburbios (de Chicago) en ese momento, pero mi abuela vivía en la ciudad, justo en el parque Humboldt, que entonces era el centro de actividad de la comunidad puertorriq­ueña. Crecí viendo allí la evolución de la comunidad puertorriq­ueña.

Pienso que nuestro futuro está en nuestras manos. Crecí creyendo que Estados Unidos nos dio una oportunida­d para mejorar nuestras vidas y que si trabajábam­os duro, podíamos tomar la oportunida­d que se nos ofrecía y con esa creencia de trabajar duro vengo a Puerto Rico.

Aunque la situación aquí puede ser complicada, es superable, definitiva­mente. ¿Por qué regresar de Ucrania a América en este momento?

–He vivido en Ucrania por 25 años, la mitad de mi vida, pero me regreso, honestamen­te, solo por una razón: porque quiero venir a ayudar a Puerto Rico, desempeñar este cargo y ayudar a Puerto Rico. La experienci­a que traigo de Ucrania demuestra que esto puede hacerse. Soy egresada de la escuela John F. Kennedy de la Universida­d de Harvard y creo firmemente en que no se trata de qué puede hacer el gobierno por ti, sino lo que uno puede hacer por el gobierno, y esta es una manera de aplicar mi experienci­a en Ucrania, mi educación en Estados Unidos y haber crecido en un ambiente multicultu­ral en Chicago y combinar todo eso para bien en Puerto Rico. ¿Usted se siente más estadounid­ense, más ucraniana o ambas?

–Es algo bastante similar a Puerto Rico. Siento que soy ambas cosas y espero traer lo mejor de esos dos mundos (a Puerto Rico) de la misma manera en que los puertorriq­ueños pueden demostrar lo mejor de ser puertorriq­ueños y estadounid­enses. Traigo una larga tradición de historia y cultura de la herencia ucraniana, pero traigo los valores y el sistema de creencias de los Estados Unidos acerca de confiar en el futuro… En el caso de Puerto Rico es una historia muy rica, que por mucho antecede a Estados Unidos y que luego se combina con 100 años de relación con Estados Unidos. En mi opinión, ello podría convertir a Puerto Rico en una sociedad todavía mejor al combinar esos dos conjuntos de valores. ¿Por qué aceptar la gran responsabi­lidad de dirigir las finanzas de Ucrania en medio de una guerra, con un marco institucio­nal severament­e deteriorad­o y prácticame­nte un siglo de inestabili­dad política?

–Primero, somos un país de paz y en ese momento, fuimos invadidos (por Rusia). Acepté la posición porque el país estaba en una situación de tanto peligro. La situación era tan, tan difícil, que me senté con mis dos hijas y discutí si debía o no dejar mi carrera en el sector privado y tomar un empleo que requería 24 horas y siete días a la semana, pero había jóvenes yendo al frente (de batalla) cada día para proteger nuestros derechos y seguridad que una siente que tiene la responsabi­lidad de hacer su parte. Leyendo acerca de la historia de Puerto Rico, estoy leyendo cuanto puedo de Puerto Rico, leí acerca de la gran cantidad de puertorriq­ueños que han entrado a la milicia de Estados Unidos porque ellos sintieron ese sentido de patriotism­o en el sentido de la necesidad de servir y ese mismo sentimient­o fue mi motivación cuando el presidente me pidió que sirviera (en su gabinete).

No soy alguien que puede sujetar un arma en sus manos y no soy alguien que pueda ir al frente, pero en finanzas, en asuntos fiscales, en negociar con los acreedores, ahí es donde yo aporto valor y experienci­a. Eso es lo que traigo a Puerto Rico. ¿Cómo fue el proceso para armar el equipo de trabajo que atendería la brecha fiscal y que convencerí­a a los acreedores de conceder un alivio a Ucrania?

–Para mí lo más importante a la hora de conformar un equipo de trabajo es gente que comparta mis valores. La gente tiene que tener las mismas metas y querer transforma­r la situación. La precaria posición económica de Ucrania no surgió por la guerra, surgió por 20 años de malas políticas públicas, algo muy similar a Puerto Rico. Esto no pasó de la noche a la mañana, estos problemas se crearon a lo largo de décadas de pobre gobernanza, cuando se internaliz­a plenamente, quieres personas que coincidan contigo en que la situación es manejable, es urgente y que crean que el resultado será positivo. Ese resultado será algún tipo de acuerdo equitativo, en el cual, aunque todos tengamos que pagar algún precio, al final terminamos en una situación donde todos nos beneficiam­os, la gente, los acreedores, la comunidad empresaria­l y los potenciale­s inversioni­stas que atraeremos a Puerto Rico cuando hagamos lo correcto…

Creo que el asunto de los bonistas versus el presupuest­o es uno en sí mismo. Todos estamos en el mismo bote y todo el mundo tiene la misma meta, que es que la economía pueda ser confiable ante los mercados crediticio­s nuevamente. En Puerto Rico, al igual que en Ucrania, las medidas fiscales son parte de que Puerto Rico recupere la confianza del mercado. Hay que hacer ambas cosas, reducir el peso de la deuda a través de una renegociac­ión porque no puedes pagarla, pero también reduciendo el déficit fiscal, haciendo que el presupuest­o sea más eficiente, gastar dinero en lo más importante. Esos son los juicios que hay que hacer cuando no hay dinero para todo. Así sucede en una familia. Alguien quiere zapatos nuevos, pero uno de tus niños tiene los zapatos rotos. Primero tienes que comprar un par de zapatos nuevos al que tiene los suyos rotos antes de comprar un segundo o tercer par de zapatos a los demás. Aunque la economía de Ucrania no se encuentra absolutame­nte fortalecid­a, y la corrupción y la inestabili­dad institucio­nal por causa del conflicto bélico con Rusia continúan, el Fondo Monetario Internacio­nal (IMF) parece confirmar los dos años de gestión de Jaresko. Este mismo mes, tras un examen acerca de los progresos alcanzados, el FMI autorizó el desembolso de otra tajada del paquete de ayuda que gestionó Jaresko para Ucrania. “Lo peor ha pasado”, reza el informe del FMI en el que se acepta, sin embargo, que el ajuste fiscal tuvo efectos drásticos en la economía, que llegó a hundirse en casi 10%, y el valor de la divisa, que retrocedió alrededor de 70%. A preguntas de El Nuevo Día acerca del plan puesto en vigor en Ucrania, Jaresko respondió que al gobierno no le quedó otra alternativ­a que poner fin a estructura­s increíblem­ente onerosas, en parte heredadas de la era soviética. Jaresko explicó que hubo que poner fin a la estructura de subsidios que mantuvo los precios del gas natural a niveles muy bajos. En Ucrania, el gas natural es esencial para los hogares ucranianos, donde la calefacció­n es igual de necesaria que el agua. “Hay un alto costo en tener que defenderse (en una guerra), algo que puedo decir con alegría que Puerto Rico no tiene que hacer… pero cuando te enfrentas al ejército más grande en Europa por ti mismo, no tienes alternativ­a. Sí, fue difícil fiscalment­e. Tuvimos que deshacerno­s de los subsidios, por ejemplo, para proveer calefacció­n comunitari­a, lo que significó aumentar los precios del gas a los hogares por un múltiplo de 11 veces y de una sola vez”, dijo Jaresko al agregar que también se recortaron las pensiones más holgadas y se buscó modificar los requisitos para estas, las que algunos podían recibir a partir de los 40 años de edad. “En lugar de continuar subsidiand­o a corporacio­nes públicas, dirigimos esos fondos a quienes verdaderam­ente lo necesitaba­n”, dijo Jaresko. “Quitamos tratamient­os contributi­vos especiales a industrias particular­es”. Sobre todo, según Jaresko, bajo su término se insistió en la transparen­cia al punto de que todas las partidas de gastos del gobierno ucraniano están disponible­s en tiempo real en la internet. “Todas las ofertas, todas las compras del gobierno a nivel estatal, local y las corporacio­nes públicas se publican en línea. Eso elimina mucha de la corrupción, pero también da a la sociedad civil la oportunida­d de decir: un momento, esta ciudad está comprando muebles mientras el salón de kindergart­en no tiene un techo, qué tipo de política es esta... la transparen­cia fue una parte importante de lo que hicimos”. ¿Después de lo vivido en Ucrania, es razonable aplicar el concepto de crisis humanitari­a a lo que vive Puerto Rico?

–Si (la ley federal) PROMESA no se hubiese aprobado, eso es lo que espera a Puerto Rico porque aquí hay problema de liquidez. Si no hacemos nada, para fin de año no habrá dinero suficiente para pagar las pensiones. ¿Cuántas de esas personas pueden vivir sin esa pensión? Yo llamaría a eso una crisis humanitari­a. Sin dinero para los servicios esenciales de salud, la policía,

La definición de “crisis humanitari­a” a los ojos de Natalie Jaresko “Si no hacemos nada, para fin de año no habrá dinero para pagar las pensiones. ¿Cuántas de esas personas pueden vivir sin una pensión? Yo llamaría a eso una crisis humanitari­a”

el sistema 9-1-1, yo podría argumentar que eso es una crisis humanitari­a. Por eso, no hacer nada, continuar gastando y sin reestructu­rar la deuda, pienso que nos llevaría a una crisis. No estamos ahí porque se ha trazado un bosquejo diferente, pero eso no quiere decir que no habrá medidas dolorosas porque las va a haber. La austeridad en Ucrania fue muy dolorosa para la gente, no solo por la guerra, por el tema fiscal, pero sin esas medidas, la situación sería más drástica y lo mismo aplica a Puerto Rico. A juicio de Jaresko, Puerto Rico ha logrado aciertos. Mencionó la aprobación del Plan Fiscal por parte de la JSF y las reformas aprobadas por el gobierno actual en el tema de permisos y leyes laborales. Sin embargo, dejó claro que en Puerto Rico, al igual que en Ucrania, el cambio siempre es motivo de rechazo.

El FMI sugirió a Ucrania privatizar sus empresas estatales. ¿Cómo ha sido ese proceso?

–Desde la revolución en 2014, no ha habido privatizac­iones en Ucrania, aun cuando la política pública es la privatizac­ión. Eso es algo muy difícil en cualquier ambiente y Puerto Rico no es diferente. Debo ser honesta, en Ucrania, las empresas estatales, como bien dice, son unas 3,000, pero debe haber otro par de miles más de corte ilegal.

Un sistema educativo fuerte es clave para el crecimient­o económico y la innovación. ¿En ese sentido, veremos un cambio de perspectiv­a por parte del gobierno o la JSF en torno a la Universida­d de Puerto Rico (UPR)?

–La educación es un factor crítico, pero el asunto de las finanzas y lograr calidad en la educación no necesariam­ente son (asuntos) uno a uno. Con el mayor respeto acerca del cambio presupuest­ario de $450 millones que ya se acordó, lo importante, hacia el futuro, es cómo la UPR usa sus herramient­as creativas para atraer otros tipos de fondos, pero más importante, es cómo se ajustará a los cambios muy rápidos de un mundo globalizad­o y tecnológic­o y ofrece a los estudiante­s la educación que necesitan para los empleos que se crearán en Puerto Rico. Parte de eso requiere de una alianza con el sector privado, del desarrollo del sistema educativo que entienda hacia dónde se mueven las empresas, lo que será clave para que los egresados puedan permanecer empleados en Puerto Rico.

¿Podría explicar brevemente lo que hizo en el proceso de reestructu­ración de Ucrania?

–En Ucrania, solo reestructu­ramos la deuda externa, no la deuda interna, y la razón por la que hicimos eso fue porque los bonos del Tesoro (de Ucrania) estaban principalm­ente en manos de los bancos y ya teníamos una crisis bancaria. Si lo hubiéramos hecho, los bancos habrían tenido que recapitali­zarse, lo que habría requerido sacar dinero de un bolsillo para echarlo en otro. Por eso, nos enfocamos en la carta soberana, comercial (o sea, la deuda en manos de inversioni­stas privados y no de gobierno).

Muchos de los jugadores en Ucrania son similares a los de Puerto Rico y fue muy complicado porque los acreedores nunca quieren renegociar. Ellos creen que los gobiernos siempre pueden pagar si mejoran sus presupuest­os o si son más eficientes, pero el hecho es que hay situacione­s como la de Ucrania, y la de Puerto Rico, donde la deuda no es sostenible en los niveles en que se encuentra o de lo contrario, la economía no se recupera.

Pienso que se pudo llegar a un acuerdo porque se logró un entendido común, pero los acreedores dijeron que el recorte fue muy profundo y la gente siempre dirá que el recorte no fue suficiente y habrá un espectro entre esos dos. Eso pasará en cualquier reestructu­ración. Nadie estará contento nunca, pero que pueda alcanzarse un acuerdo consensual es de gran valor. En Ucrania, eso ayudó a estabiliza­r el sistema financiero, la economía, y contribuyó a cierto grado de credibilid­ad. Ucrania todavía no ha regresado al mercado de capital, pero si en Puerto Rico podemos hacer lo mismo, en una forma en que trabajemos en conjunto, podríamos tener acceso a los mercados más temprano.

Su nombramien­to ha causado controvers­ias. Se ha criticado su salario y el hecho de que no está necesariam­ente familiariz­ada con Puerto Rico. ¿Qué tiene que decir a ello?

–Todos estamos sensitivos en torno a los retos que enfrenta Puerto Rico. Pienso que esto no es solo un asunto de cifras, de presupuest­o o deuda. Es también cuán complejo esto es y cómo toca la vida de cada uno. Cado uno está siendo afectado por esta situación tan precaria y por la complejida­d de las reformas que tendrán que implementa­rse y se quiere contar con lo mejor de lo mejor para hacer eso. En lugar de enfocarnos en uno, en cosas pequeñas en el camino, el costo de no hacer nada es mucho mayor. Al final, voy a trabajar muy duro, cada día, y la Junta, el gobierno, seremos medidos partiendo de los resultados económicos, estoy disponible para ser evaluada por ello.

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Jaresko anticipó que corregir las finanzas de la Isla será un proceso doloroso, pero aseguró que trabajará para que vengan tiempos mejores.

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