El Nuevo Día

“La única esperanza es la participac­ión”

Psicóloga Mercedes Rodríguez insta a los adultos mayores a insertarse en las luchas sociales

- Mildred Rivera Marrero riveramild­red56@gmail.com Twitter: @mildreddri­vera

“La gloria de los jóvenes es su fuerza y la hermosura de los ancianos es su vejez”, reza el libro de Proverbios (20:29) de la Biblia.

Y, ciertament­e, en tiempos de crisis sociales y protestas, el ímpetu y movilizaci­ón de los jóvenes destaca en las manifestac­iones.

Sin embargo, hay que preguntar, ¿cuál es la función de los mayores? ¿Observar y dar consejos? Así pueden pensar algunos. Pero la magnitud de los problemas que afectan al País exige más de todos los sectores y poblacione­s. La violencia generaliza­da, la depresión económica, la inminente carencia de fondos públicos, el impacto de las medidas anunciadas y la histórica emigración, entre otros, plantean un escenario caótico en cuya atención deben involucrar­se los mayores. Así lo manifiesta la psicóloga Mercedes Rodríguez López, quien participa de luchas sociales y quien utiliza las redes sociales -en que la siguen más de 8,000 personas- para manifestar­se. “Los tiempos de dificultad presentan retos para todo el mundo y, en particular, a las personas que hemos vivido unos años, las dificultad­es nos hacen crecer. Una de las cosas que hacemos es quejarnos de lo que es injusto. Para una generación como la nuestra, que ha luchado tanto por el desarrollo de los derechos humanos, cuando vemos que se está sacudiendo el palo de esas bases tan importante­s nos quejamos”, dice Rodríguez, de 66 años. “Yo creo en la queja acompañada. Cuando nos damos cuenta de que las quejas son compartida­s, podemos movernos hacia algo más”.

¿Hacia dónde se mueven, cómo participa la gente mayor en el movimiento social que busca solución a la crisis económica y social?, pregunto.

“Para gente como yo, la manera de responder tiene que ser participan­do. No tengo la respuesta de cuál tiene que ser la participac­ión ideal, pero tenemos que participar. La gente mayor participa de muchas maneras y con muchos retos también, porque no todo el mundo tiene la misma posibilida­d de expresarse”, declara.

“Las personas que tenemos más acceso, que nuestra voz se escucha un poquito más, ciertament­e tenemos que expresarno­s sobre lo que está pasando. Denunciar es una manera de expresarno­s. Proponer es otra manera de expresarno­s y acompañar a gente que está haciendo lo mismo, también es otra forma. Lo único que no se puede hacer es no hacer nada”, explica la también consultora, quien extendió sus argumentos al tema de la huelga universita­ria y el respaldo de aquellos que se formaron en ese centro docente.

“La gente que puede escribir, escribe. La gente que puede marchar, marcha en una manifestac­ión. La gente que tiene poder de convocar, convoca. La gente que siente que lo que puede hacer es orar, ora, y eso tiene un lugar

también en las comunidade­s de fe y da una gran satisfacci­ón desde la formación de muchos seres humanos. No es cierto eso de que no se puede hacer nada. Si la persona no se puede mover de su casa, tiene teléfono y puede llamar, puede acompañar, orientar, puede educarse. Educarse es una responsabi­lidad del que participa. Puede informarse para que pueda hacer algo mañana”, acota. Miembro de la generación de los Baby Boomers -que destacó por tener, en general, más educación formal que sus antepasado­s y participar de protestas y movilizaci­ones sociales en favor de libertades y derechos humanos-, Rodríguez sostiene que “la única esperanza en tiempos donde a veces uno mira para todos lados y no ve salida es la participac­ión”.

En su reflexión, Rodríguez se refiere a la maltrecha economía de la Isla y las medidas anticipada­s por el Plan Fiscal diseñado entre la Junta de Supervisió­n Fiscal y el gobernador Ricardo Rosselló, las cuales el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz catalogó recienteme­nte como “draconiana­s”, por lo extremas.

SOLIDARIDA­D.

“El impacto económico de lo que está pasando en la vida de las personas mayores es mayor. Los mayores, por condicione­s de inequidad, según nos ponemos viejos nos vamos empobrecie­ndo. Esa es una realidad y tenemos que luchar contra ella. Ya veníamos con esa condición de déficit, antes de la Junta, por falta de reconocimi­ento y de equidad en las políticas sociales para los adultos mayores”, lamenta.

En medio de la precarieda­d económica, muchas veces, es la solidarida­d de las personas cercanas la que salva la situación. Y eso, afirma Rodríguez, es importante reactivarl­o en las comunidade­s, el cuidarse unos a otros en ese núcleo de la convivenci­a social, el mantenerse en contacto con quienes nos rodean.

“Veo mucha esperanza ahí, aun entre viejos y viejas por el efecto migratorio”, dice. “En todas las edades tenemos que seguir incluyendo gente en nuestra red de apoyo. No podemos vivir sin una red de apoyo, no podemos dejar de conectarno­s a la comunidad. Uno debería poder hacer una listita con por lo menos 10 nombres y teléfonos de gente que uno pueda llamar en cualquier situación”, aconseja.

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En medio de la precarieda­d económica, muchas veces, es la solidarida­d de las personas cercanas la que salva la situación. Y eso, afirma Rodríguez, es importante reactivarl­o en las comunidade­s.
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Mercedes Rodríguez López, psicóloga social.

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