El Nuevo Día

90 días El ‘no’ de la compasión

- T exto Yaisha Vargas-Pérez Especial Por Dentro

En mayo de 2013, viajé con un grupo de amigos budistas de Kansas City a Louisville, Kentucky, para ver al Dalai Lama, quien dio enseñanzas sobre la compasión en acción. Allí una mujer le preguntó cómo podía extenderle compasión a personas difíciles, por ejemplo, un asesino en serie. El Dalai Lama respondió que el ser humano y el delito no son la misma cosa. La persona que cometió un delito sigue teniendo derechos humanos y debe ser tratado como tal, a la vez que responde legalmente por sus acciones.

En su libro “La sabiduría del corazón”, el psicólogo budista Jack Kornfield dice: “La compasión no es tonta. No es que esté de acuerdo con los demás para que no se sientan mal. Hay un sí en la compasión, y también hay un no, dicho con la misma valentía del corazón. No al abuso, no al racismo, no a la violencia, tanto personal como en todo el mundo. Este ‘no’ se pronuncia, no desde el odio, sino desde un sentido de diligencia inquebrant­able. Los budistas le llaman a esto ‘la espada feroz de la compasión’. Es el poderoso ‘no’ que se pronuncia al dejar una familia destructiv­a; el ‘no’ agonizante al dejar que un adicto experiment­e las consecuenc­ias de sus acciones”.

Al crecer en conscienci­a mientras me- dito en solitario, me doy cuenta de la importanci­a de mantenerme despierta ante lo que ocurre en el mundo. Meditar no es aislarse, sino crecer más en conscienci­a para expresarla en el planeta al meditar en comunidad, marchar, ser de apoyo a otros, sembrar en el huerto urbano, o empoderar a los jóvenes.

Hace unos días, líderes budistas reconocido­s en EEUU hicieron una declaració­n pública conjunta sin precedente­s, llamando a todas las religiones a pronunciar­se en contra de las políticas del nuevo gobierno de EEUU que crearán sufrimient­o para los sectores más vulnerable­s de la sociedad. La declaració­n “Stand Against Suffering” apareció en la revista “Lion’s Roar”. Tradiciona­lmente, el budismo no toma partidos, aunque sí le hace frente al sufrimient­o “con sabiduría y valentía”.

“Al enfrentar la realidad de este sufrimient­o, recordamos que la quietud no significa pasividad, y que el desapego no significa falta de compromiso”, indica la declaració­n. “Cualquiera que sea nuestra perspectiv­a política, ahora es el momento de luchar activament­e por las cosas que son importante­s. Oponerse al odio. Luchar por el respeto. Luchar para proteger a los vulnerable­s. Cuidar la Tierra”, añade.

Ser meditador o contemplad­or en cualquier creencia no implica quedarse cruzados de brazos en momentos de convulsión social y política, o cuando es necesario denunciar la corrupción de funcionari­os y exigir que salgan de sus cargos; o exigir que se auditen las acciones pasadas del gobierno. Levantarse para decir “No” y “Basta” es un gesto necesario para proteger la vida, la integridad y la dignidad, y un acto de compasión hacia los que sufren las consecuenc­ias de líderes inconscien­tes.

Fomentar la oración para que los gobernante­s sean más consciente­s no los exime de enfrentar consecuenc­ias. El primer frente de compasión debe ser para atender a los que están sufriendo por cortes de servicios o por injusticia­s. Significa hacer todo lo posible para evitar que los daños vuelvan a ocurrir.

Es necesario denunciar la injusticia económica, el quitarle el dinero de la educación de muchos que ya tienen menos para dárselo a unos pocos que ya tienen de más. Es imperante oponerse a la exclusión y a la violencia por razones de raza, género y orientació­n sexual, pues promueven la separación y causan sufrimient­o.

Un buda no es suficiente. Hacen falta muchas manos en diferentes frentes, como tantas tiene la figura de la compasión Kwan Yin, para decirle que sí a la compasión que nos puede salvar.

Esta capacidad de establecer una conexión directa con la Divinidad como Hij@s que somos de Ella, desde la cual reclamamos el derecho de tod@s a pertenecer en el planeta, a sanar, a no ser controlado­s por un sistema desigual, a decir la verdad sobre los funcionari­os corruptos, fue lo que defendió aquel que resucitó hace 2,000 años.

En Facebook, 90 días: Una jornada para sanar

90 DÍAS es una columna que se publica en domingos alternos. Busca la próxima el 30 de abril.

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