El Nuevo Día

En honor a una leyenda musical

El trompetist­a Miguelito Miranda falleció el viernes a los 96 años de edad Quienes lo conocieron destacan el legado de este pionero de las “big bands”

- Rafael Vega Curry Especial El Nuevo Día

Una leyenda. Un pionero. Una gloria de Puerto Rico. Un virtuoso de la trompeta y escuela para todos los demás trompetist­as del país. De todas esas maneras y otras más, todas cálidament­e elogiosas, fue descrito Miguelito Miranda, el veterano músico, compositor y director de orquesta fallecido el pasado viernes a los 96 años, a causa de una deficienci­a respirator­ia.

Natural de Manatí y estudioso de la trompeta desde los 13 años, Miranda era un vínculo viviente con una era dorada de nuestra música popular. Tocó con las principale­s orquestas de mediados del siglo pasado, dirigió la suya durante décadas, se presentó en los principale­s clubes y escenarios, acompañó a luminarias internacio­nales. Las cadencias de su música, interpreta­da por varios de los mejores instrument­istas y cantantes de la época, fueron la pista sonora de los sueños, romances y añoranzas de incontable­s parejas puertorriq­ueñas.

“Nos deja una obra bien grande”, sostuvo el trompetist­a Elías Lopés, quien formó parte de la orquesta de Miranda. “Fue un ejemplo para otros trompetist­as y líderes”.

El también trompetist­a Humberto Ramírez manifestó que “era una leyenda, uno de los pioneros de las ‘big bands’ en Puerto Rico. Fue un sueño conocerlo”.

“Lo invité, como espectador, a mi concierto ‘Trompeta tropical’ en el Teatro Tapia, el 25 de junio de 2010, en el que participar­on Luis ‘Perico’ Ortiz y Elías Lopés”, recordó Ramírez. “En esa ocasión, lo presenté con todos los honores que él se merecía y el público lo ovacionó de pie. Él estaba bien feliz”.

De acuerdo con Ramírez, Miranda se retiró en 1977, pues deseaba pasar más tiempo junto a sus hijos. Se había establecid­o en Tampa y también vivió un tiempo en Oklahoma, antes de retornar definitiva­mente a Puerto Rico hace unos años. Ramírez, “Perico” Ortiz y Lopés lo visitaban con cierta frecuencia; de hecho, la última vez fue el pasado domingo 9 de abril.

Por su parte, “Perico” Ortiz recordó con admiración y afecto la influencia que Miranda ejerció en su vida.

“Yo soy producto de semillas bien sembradas y germinadas”, expresó. “Tuve el privilegio de trabajar con su orquesta en la década del 1960, antes de irme a Estados Unidos. Fue de las experienci­as de disciplina, protocolo y ética más intensas que he vivido en mi vida. Yo tendría 17 o 18 años cuando pasé a ser la primera trompeta de esa orquesta, él tuvo esa confianza en mí. Era una cosa maravillos­a acompañar a los artistas que venían” a presentars­e en el país.

“Siempre estaba bien pendiente de mí, ya que yo era el nene de la orquesta”, agregó Ortiz. “Él siempre se sentaba conmigo, pero nunca hablá-

bamos de música, sino de disciplina y de cómo él llegó hasta donde llegó por su disciplina. El carácter del ser humano es lo que identifica tu propuesta de vida. Lo mucho que exijo de mí mismo para quedar bien con la gente viene de Miguelito Miranda. Ahí se alineaba todo el mundo. El trabajo más prestigios­o que existía en aquella época en los hoteles, sin quitarle méritos a los demás, era tocar con la orquesta de Miguelito Miranda”.

“Tuve el privilegio de verlo esta semana”, añadió Ortiz. “‘La próxima vez que te vea voy a tocar mi trompeta para ti’, le dije la última vez que lo vi. Así que ahora tengo el compromiso de tocar su composició­n ‘Dímelo’ en el velatorio. Como nota curiosa, él nació en la misma fecha que mi padre fallece, un 24 de septiembre”.

Según datos provistos por Ramírez y por la Fundación Nacional para la Cultura Popular, Miranda empezó a tocar profesiona­lmente desde muy joven con grandes orquestas como la de Rafael Muñoz, la Orquesta Siboney de Pepito Torres y la de Xavier Cugat.

En 1943 organizó su formación y debutó en el legendario Escambrón Beach Club. También tocó en el Condado Beach Hotel y, durante 26 años consecutiv­os, en el Caribe Hilton.

Por su orquesta pasaron cantantes como Santitos Colón, Vitín Avilés, Gilberto Monroig, Joe Valle, Juan Ramón Torres “El Boy”, Rafita Martínez y otros. Asimismo, contó con músicos, como Rafael Cortijo, Mario Ortiz, Eddie Feijoo, Rafael Torres Silva, Juancito Torres y los ya mencionado­s Elías Lopés y Luis “Perico” Ortiz.

Su orquesta acompañó a cantantes internacio­nales que venían a presentars­e en el Club Caribe, tales como Ella Fitzgerald, Sammy Davis Jr., Tony Bennett, The Temptation­s y otros.

Lamentable­mente, Miranda no fue prolífico en lo que a grabacione­s se refiere. En 1987 editó el disco “50 años de música”, con Santitos Colón y Panchito Minguela en la parte vocal.

Pero el legado de este icono de la música popular puertorriq­ueña no será olvidado. Descanse en paz, maestro.

“Nos deja una obra bien grande... Fue un ejemplo para otros trompetist­as y líderes” ELÍAS LOPÉS director

“Lo mucho que exijo de mí mismo para quedar bien con la gente viene de Miguelito Miranda” LUIS “PERICO” ORTIZ trompetist­a

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Cuando don Miguel celebró sus 96 años, Fernando Marcano, Angie Machado, Jean Declarc, Humberto Ramírez, Elías Lopés, Luis Aquino, Luis “Perico” Ortiz y Julio Alvarado compartier­on con él.
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En 1987 editó “50 años de música”.
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Lopés y “Perico” Ortiz (abajo) lo visitaban con cierta frecuencia, siendo la última vez el pasado domingo 9 de abril.
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El músico tocó en la orquesta de Miranda en la década del 1960.

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