El Nuevo Día

Plan para fortalecer el desarrollo y el ambiente

El Plan de Uso de Terrenos es una herramient­a fundamenta­l para la planificac­ión inteligent­e y ordenada del uso de nuestras tierras, de manera que los principios de sostenibil­idad y de consistenc­ia de las políticas públicas rijan de forma estable el desarr

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En palabras de la presidenta de la Junta de Planificac­ión, María Gordillo: “Llegamos a un punto donde nuestras limitacion­es geográfica­s van a definir las áreas de desarrollo”. Estamos hablando de un recurso limitado a poco más de 3,500 millas cuadradas. Esa realidad exige creativida­d e innovación. Exige dejar de actuar como siempre y permitir que los nuevos escenarios, actuales y proyectado­s, tracen la ruta de un urbanismo que ofrezca oportunida­des reales de avanzar de forma equilibrad­a en los planos económico, social y ambiental.

En esa resilienci­a es imprescind­ible cambiar la percepción de que las tierras valen solo para deforestar y construir. Puerto Rico cuenta con valiosos recursos naturales y especies de flora y fauna cuya protección tiene que ser parte de la fórmula de desarrollo. Esto es particular­mente crucial cuando el impacto de los cambios climatológ­icos es cada vez más notable en forma de sedimentac­ión de los cuerpos de agua, de acidificac­ión de los mares, salinizaci­ón de las aguas dulces, de erosión, sequías o de altas temperatur­as. El uso de suelos incide también sobre la salud pública y sobre la justicia social.

Por lo tanto, el Plan obliga a repensar las formas en que se usan las tierras para que, a la vez que proveen rendimient­o a sus propietari­os, beneficien al País.

Están presentada­s ante los tribunales cinco demandas relacionad­as al Plan, cuatro de ellas ante el Tribunal Supremo. Demandante­s alegan que ha habido errores en las clasificac­iones del suelo, por lo que sus reclamos deben ser evaluados con toda seriedad. La Presidenta de la Junta de Planificac­ión ha expresado que se trata de propietari­os que entienden que la clasificac­ión de sus tierras afectó sus derechos. Esperamos que, de tener méritos, los reclamos se resuelvan sin que ello revierta el trabajo logrado en el ordenamien­to de los recursos del País.

Es crucial que la importante plataforma de desarrollo que presenta el Plan, que ofrece alternativ­as al desparrame urbano, no quede invalidada. Lo contrario dejaría en el limbo a decenas de planes de ordenamien­to territoria­l municipale­s, completado­s o en proceso. Estas intermiten­cias en las políticas públicas atentan contra las oportunida­des del verdadero progreso.

Tomó once años hacer realidad este documento que establece los cimientos para un desarrollo coherente y ofrece marco a proyectos de urbanismo, de conservaci­ón, de turismo, de agricultur­a y de infraestru­ctura. Este Plan permite despejar controvers­ias que por años han drenado recursos y energías de desarrolla­dores y de comunidade­s y organizaci­ones protectora­s del ambiente.

El Plan fue sometido a un proceso de participac­ión ciudadana que incluyó vistas públicas durante una semana en cinco municipios con oportunida­d para comentar por escrito durante casi un mes. Según informes oficiales, 505 personas asistieron a las vistas y 107 depusieron y se recibieron 490 comentario­s escritos. La Junta de Planificac­ión hizo más de 100 reuniones y presentaci­ones a más de 3,000 personas.

Atender un asunto tan complejo como encaminar el desarrollo sostenible es un proceso dinámico, sujeto a revisiones que perfeccion­en lo alcanzado. Requiere armonizar múltiples intereses ante la imposibili­dad de complacer a cada parte. Para que tenga oportunida­des reales de progresar, Puerto Rico tiene el reto de moverse de la cultura depredador­a y fratricida del sálvese quien pueda sin que importen las consecuenc­ias, a la búsqueda y aceptación de acuerdos que sumen al bienestar colectivo.

El Plan de Uso de Terrenos encamina el desarrollo sustentabl­e; es decir, equilibrad­o. Ese desarrollo debe propiciar robustecim­iento económico, equidad social y protección del ambiente como un activo, en vez de como un obstáculo. Fortalecer esos pilares asegurará una base sólida para las próximas décadas.

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