El Nuevo Día

La corrosión, un deterioro silencioso

- POR GUILLERMO E. ÁLVAREZ El autor es gerente general de Álvarez Trading, empresa especializ­ada en ofrecer tecnología avanzada en productos y servicios para construir concreto. Para informació­n, llame al 787-661-1730.

En el mercado inmobiliar­io, la mayoría de las estructura­s son de hormigón y, muy a pesar de la buena calidad que pueda tener el producto, Puerto Rico está ubicado en una situación altamente corrosiva.

Aunque el hormigón es un material versátil y duradero, también es cierto que existen sustancias que lo deterioran silenciosa­mente y compromete­n su integridad estructura­l y causa serios problemas estéticos que afectan el uso y disfrute de las propiedade­s, y ni se diga el efecto devaluativ­o que esto trae.

Sustancias como el cloruro, están en el ambiente todos los días, adheridas en la brisa marina que, por ser una isla tan pequeña, cruza de norte a sur y de este a oeste. La primera línea de defensa es la calidad del hormigón terminado, sus aditivos y el método de curado usado.

En mi artículo anterior les hablaba de los beneficios del uso de fibra de celulosa y en otros les he hablado de los diferentes selladores de hormigón. Además de todo lo que se pueda hacer bien en la producción del hormigón, en su colocación en la obra y en el método selecciona­do de curado, también están los "coatings" protectore­s que serían la segunda línea de defensa, para luego tener un plan de mantenimie­nto preventivo que sería la tercera y última línea de defensa.

Con el tema de la corrosión y el deterioro que causa en el hormigón siempre se debe dar mucha importanci­a a la fuerza y permeabili­dad del producto y para atender los dos temas, debe de comprender el concepto de relación agua-cemento. La relación perfecta para proteger la varilla de refuerzo debe ser 0.40 aunque 0.45 es muy común. Si quiere que su hormigón sea duradero asegúrese que no usen una relación mayor a 0.45. Con el tema del contenido de cemento por yarda cubica, lo ideal sería 564 libras/yarda cúbica.

En el momento de la colocación, el grado de terminació­n es un tema muy importante para su nivel de resistenci­a al ataque químico. Asimismo, olvidar el detalle de saber que no puede comenzar a dar acabado a la superficie hasta que el hormigón haya dejado de sangrar el agua, puede ser crítico.

Por años, las personas lavan sus concretos con máquinas de lavado a presión de 3,000 psi y 4,000 psi, lo cual más que lavarlo, le hacen daño removiendo la pasta del cemento para dejar el hormigón lleno de cavidades que absorben contaminan­tes más rápido y con mayor agresivida­d.

ATACANTES SILENCIOSO­S QUE DÍA A DÍA DETERIORAN LAS ESTRUCTURA­S:

Sales- Cuando la estructura recibe aguas o brisa húmeda que están saturadas de sales, los cristales de sales se alojan en grietas y poros del hormigón.

Ácidos- Al hacer contacto con las estructura­s de hormigón, esta sustancia corroe la superficie y la deteriora. Asimismo, las aguas con bicarbonat­o contienen dióxido de carbono y ácidos carbónicos: estos dos componente­s deterioran agresivame­nte a cualquier hormigón hecho con cemento tipo “portland”. Sulfato- Típicament­e este atacante se encuentra en los suelos y

Aunque el hormigón es un material versatil y duradero, también es cierto que existen sustancias que lo deterioran.

es por esto que afecta principalm­ente las estructura­s de hormigón que están en contacto continuo con la tierra, tales como: pisos, zapatas, muros de contención y otros.

Corrosión de "stress"- Este ataque es el resultado de cargas y sobrecarga­s que compromete­n las residencia­s de hormigón.

DISEÑO

Se deben proveer puntos de drenaje en áreas donde se prevé que puedan ocurrir derrames de sustancias corrosivas. El acabado de la superficie tiene que tener en cuenta cuál será el uso del espacio para asegurar que resista y proteja la estructura. Todo hormigón, sin importar su ubicación, uso o condición, tiene que por lo menos ser sellado.

DERRAMES MÁS FRECUENTES QUE AFECTAN EL HORMIGÓN

Aceites vegetales- aceite de oliva, aceite de maní, aceite de soya, margarina, aceite de castor, aceite de cacao, mostaza y aceite de coco.

Grasas y aceites animales- aceite de pescado y ácidos orgánicos.

Otros- leche, café, cítricos, sodas, disel, gasolina, chiles, pimienta, “syrup”, kétchup, tabaco y agua de mar.

El mensaje es claro. Ya sea su casa, negocio o lugar de recreo, la realidad es que estamos siendo atacados por un ambiente altamente corrosivo y lamentable­mente las alarmas son visibles cuando el daño ya está hecho. Por esto, la prevención, protección y mantenimie­nto hacen la diferencia entre costos razonables a costos de hasta tres veces más por reparación y reemplazo.

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Guillermo Álvarez

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