APPs para empoderar y fortalecer
Cuando hablamos de Alianzas Público Privadas (APP) usualmente pensamos en proyectos de infraestructura básica relacionados a carreteras, puertos, energía y agua. Rara vez nos vienen a la mente las oportunidades y los beneficios que estas alianzas entre el gobierno y el sector privado representan para proyectos comunitarios de gran impacto social.
Las comunidades son la columna vertebral de la sociedad. Cuando abandonamos las comunidades ponemos en riesgo a los sectores más vulnerables de la población, acentuamos las brechas socio-económicas y limitamos nuestra libertad económica. La crisis fiscal y financiera que está afectando a Puerto Rico ha mermado los recursos —públicos y privados— disponibles para empresas comunitarias. Un análisis de Estudios Técnicos del 2016 reveló que el 67% de las organizaciones comunitarias en Puerto Rico ha enfrentado dificultades durante los pasados años, debido mayormente a los recortes en fondos públicos.
Ante esta realidad, es vital que veamos a las APPs como herramientas para que el sector privado asuma un rol protagónico en proyectos comunitarios que son tan necesarios para garantizar el bienestar y expandir las oportunidades de nuestra gente.
El Banco Mundial define las APPs como “un acuerdo a largo plazo entre el gobierno y el sector privado para proveer un activo/servicio bajo el cual el sector privado asume un riesgo y responsabilidad administrativa significativa y la remuneración está ligada al desempeño”. Bajo esta definición, el Gobierno de Puerto Rico puede convocar al Tercer Sector y a las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) para crear alianzas para proyectos de índole social con impacto directo en la salud económica y social del pueblo.
Las APPs sirven para fomentar la igualdad, atender la pobreza, optimizar el uso de fondos públicos y aumentar la libertad económica al ampliar oportunidades que tienen los individuos para trabajar, manejar su dinero y crear riqueza. Según el Centro de Estrategia y Estudios Internacionales, una organización no partidista que propone estrategias y política pública para un mundo mejor, en Kenia se le dio acceso a la población a servicios bancarios utilizando APPs. En Brasil hay APPs para proteger y expandir los espacios verdes en áreas urbanas, conservar bosques y promover prácticas ambientales saludables. En Méjico estas alianzas se han utilizado para combatir y educar sobre la trata humana.
En Puerto Rico las APPs podrían ser una solución viable para la eficiente administración de centros de servicios de salud y hospitales, el establecimiento de programas de manejo de desperdicios sólidos y reciclaje, y hasta para la creación de programas fuera de horario escolar para niños y jóvenes.
Las oportunidades para la maximización del impacto del Tercer Sector y de las ONGs a través de las APPs son múltiples y variadas. Su exitosa ejecución está ligada a la participación activa del Gobierno durante las diferentes etapas de los proyectos, incluyendo: identificación de las áreas de enfoque, definición de los objetivos, planificación y diseño del proyecto, creación de métricas y supervisión de que se cumplan con las leyes y reglamentos.
En ánimo de fortalecer el acceso del Tercer Sector y las ONGs a fondos y herramientas necesarias para asumir este rol es vital promover una cultura filantrópica saludable. Un país con un ambiente para actividades filantrópicas saludables tiene una sociedad civil fuerte y goza de mayor libertad económica, ya que se apoderaría al sector privado para proveer servicios y bienes de calidad responsablemente. Mientras, el Gobierno se dedicaría a garantizar el cumplimiento con las leyes y reglamentos vigentes. Un aumento en la inversión privada y la creación de empleos estables y bien remunerados en la empresa privada serían resultados inevitables de estas iniciativas.
“Es vital que veamos a las APPs como herramientas para que el sector privado asuma un rol protagónico en proyectos comunitarios”.