El Nuevo Día

Atención PLENA

APRENDER TÉCNICAS DE MEDITACIÓN NOS PUEDE AYUDAR A SER MEJORES PADRES

- Texto José L. Díaz de Villegas Freyre Especial Por Dentro

El otro día vi un episodio de televisión en el que un niño le tiraba un bate de aluminio a su hermana. Menos mal que tenía mala puntería. Sin llegar a tales extremos, sabemos que vivir en familia no es fácil, los bebés llegan sin instruccio­nes y estamos siempre buscando cómo ser mejores padres. Varios estudios recientes han investigad­o si el aspecto de la meditación llamado “mindfulnes­s”, o atención plena, nos pudiera ayudar con esto. La atención plena es la capacidad de prestar atención al presente, con curiosidad y sin juicio. Es una de las destrezas que desarrolla­mos cuando estudiamos meditación.

En un estudio, llevado a cabo en la Universida­d de Vermont, los investigad­ores reclutaron a más de 600 padres de hijos entre los tres y 17 años. Midieron sus niveles de atención plena durante sus actividade­s cotidianas y mientras estaban en labores de crianza. También midieron el balance entre sus prácticas de crianza positivas, como mostrar amor incondicio­nal y delinear límites, y las negativas, como castigos corporales fuertes.

Resulta ser que vieron una relación entre todo esto. Los padres que mostraban más atención plena con sus hijos -siendo atentos, sin juzgar ni reaccionar de manera inconscien­tea la vez tenían un balance hacia lo positivo en sus prácticas de crianza y los hijos, también, mostraban menos ansiedad, depresión y mal comportami­ento.

“Traer la atención plena a nuestras interaccio­nes con los hijos realmente parece que prepara el camino para que seamos buenos padres”, dice Justin Parent, uno de los investigad­ores.

Para que ocurra esta relación entre “mindfulnes­s” y nuestros hijos, es necesario que llevemos esta capacidad a nuestras interaccio­nes con ellos, lo cual no es siempre fácil. Nos es suficiente que tengamos más atención plena en general. Hay que aplicarla a cómo criamos nuestros hijos. Al hacerlo, atendemos bien al punto de vista ajeno, nos damos cuenta de nuestros sentimient­os cuando estamos en conflicto con los hijos y pausamos un momento antes de reaccionar. Con esto, fortalecem­os los lazos con ellos y además les damos un buen ejemplo de cómo interactua­r con los demás.

En otro estudio, de George Mason University, los científico­s observaron a padres e hijos mientras conversaba­n sobre algún conflicto entre ellos. Querían ver el efecto cuando los padres mostraban emociones positivas, negativas o positivas compartida­s con los hijos, o sea, que tanto ellos como sus hijos las sentían y expresaban. Encontraro­n que aquellos padres con fuerte atención plena en sus hábitos de crianza mostraron menos emociones negativas y compartier­on más las positivas. Vieron una asociación entre compartir estas emociones y que sus hijos usaran menos drogas.

Expresar emociones positivas o negativas en sí no tuvo efecto, pero compartir las positivas lo tuvo. El detalle es estar abiertos a lo que sienten los demás y compartirl­o, sin dejar que nuestras reacciones emocionale­s se metan en el medio.

Estos estudios no prueban que tener la capacidad de atención plena al criar causa que nuestros hijos sean más felices y se porten mejor, pero indican que están relacionad­os. Por otro lado, un análisis de 88 estudios sobre adiestrami­ento en meditación indicó que podemos aumentar nuestra capacidad para atención plena con estos programas. Tomados juntos, estos tres estudios sugieren que un posible paso positivo sería aprender estas destrezas y aplicarlas a nuestra vida familiar. El autor es monje zen y coach de vida.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico