Nuestro escudo de seguridad federal
Acabamos de pasar un por un gran desastre natural llamado Irma, huracán que amenazaba con vientos y lluvias que aquí hubieran causado gran destrucción y pérdidas de vida. Pero, gracias a Dios, eso no fue así. Los vientos y lluvias no fueron los esperados. Excepto por grandes daños en Culebra, Vieques, el área este de Puerto Rico y otras islas del Caribe los daños fueron moderados.
Durante esta triste experiencia tuvimos, al menos, el gran alivio de descansar por cerca de una semana de la politiquería local y los dime y diretes de nuestros políticos y analistas. Pero durante esta emergencia también pudimos realizar la inmensa fortuna con que contamos los puertorriqueños de tener una divina y única red de seguridad provista por nuestra relación con los Estados Unidos, ya sea bajo el existente estatus territorial o cualquier posible fórmula futura dentro de una relación con este país.
Constantemente, la Administración Federal para el Manejo de Desastres (FEMA, por sus siglas en inglés) invierte en material educativo y entrenamientos en el manejo de emergencias y manteniendo su personal y el nuestro siempre preparado. Como ha sucedido en desastres anteriores, el gobierno federal ha estado presente brindando ayuda en la reconstrucción de daños a individuos, a la vivienda, a comercios e industrias.
Como muestra de esta ayuda, el 18 de septiembre de 1989, tuvimos la visita del huracán Hugo, un ciclón categoría 3 que causó cerca de $2,000 millones en pérdidas. En esta ocasión 185,000 víctimas de este desastre sometieron aplicaciones de ayuda personal las cuales sumaron la cantidad de $672 millones de dólares. Además, la isla cualificó para préstamos a bajo costo para comerciantes y agricultores, y asistencia financiera directamente al gobierno. FEMA cubre cerca del 75% del costo de asistencia de emergencias y de reparaciones de instalaciones públicas.
Otro ejemplo se remonta al 21 de septiembre de 1998 durante el huracán Georges, ciclón de categoría 3 que provocó cerca de $2,000 millones en pérdidas. En esta ocasión 190,000 individuos sometieron solicitudes de ayuda por daños materiales. El gobierno federal y el estatal organizaron un ingenioso plan de cinco años de reconstrucción de viviendas, con una inversión de $1,200 millones.
Esta ayuda de FEMA, que desde 2003 opera bajo el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), ha brindado esta ayuda en 34 ocasiones, incluyendo todo desastre natural y emergencia de desastres como ocurrió en 1996, tras la explosión de gas en Río Piedras; en 2009, tras la explosión y fuego de la empresa CAPECO, así como en varios periodos de extrema sequía también clasificados como estados de emergencia.
El 5 de septiembre, el día antes del paso cercano de Irma por Puerto Rico, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró una emergencia para la isla, ordenando ayuda federal para suplementar los esfuerzos del gobierno local. Esta declaración de Trump autoriza al DHS y a FEMA a coordinar todos los esfuerzos y ayudas necesarias. Dispone, además, proveer la asistencia requerida bajo el título V del Strafford Act, para “salvar vidas, proteger la propiedad, y garantizar salud pública y seguridad, y para minimizar o evitar la amenaza de una catástrofe en todos los 78 municipios de Puerto Rico”.
Ordena también poner a todo el gobierno federal disponible y en alerta. La administración de Trump incluyó en las labores de rescate en Puerto Rico el USS Kearsage, un portaaviones-anfibio de 844 pies de eslora. La nave transporta 30 helicópteros de varios tipos y seis aviones. Cuenta con una tripulación de unos 1,100 marinos, instalaciones médicas robustas, incluyendo quirófanos, unidad de cuidado intensivo, rayos X y un banco de sangre.
Gracias a Dios el daño de Irma ha sido mínimo y nada de esas utilidades fueron necesarias. Sin embargo, son muchos los beneficios legales, económicos, de paz y de seguridad que tenemos por ser partes del territorio de Estados Unidos. El DHS, con su componente FEMA, nos provee una confiable red de seguridad que nos da un inmenso grado de tranquilidad. Con FEMA podemos dormir tranquilos por una ayuda que estará disponible en caso de un evento catastrófico.