Avanzar en la recuperación con unidad de propósito
La compleja tarea de restablecer el esencial servicio de energía eléctrica en todo Puerto Rico es una labor titánica que requiere unidad de propósitos y empeño incondicional, porque el pueblo es la prioridad siempre.
El reto de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) para rehabilitar el sistema, tras los daños causados por el paso cercano del huracán Irma, exige mantener precisión en un plan dinámico que permita una recuperación a corto plazo. El antagonismo interno en la corporación distrae la atención que todos los empleados de la empresa deben centrar en alcanzar la meta. Además, interfiere con el clima de solidaridad que ha prevalecido ante la situación de emergencia tras el mal tiempo.
Lo peor que puede ocurrirle a la isla después de librarse del impacto del huracán es regresar a las dinámicas acostumbradas. Es importante que trabajadores, gobierno, empresas y ciudadanos ganen conciencia sobre las necesidades reales que el país tiene de transformar sus formas de hacer, de pensar y de relacionarse para reactivar su economía y adelantar su resiliencia. Puerto Rico tiene que levantarse unido en voluntad, sobre bases de respeto y colaboración.
Han pasado ocho días de la tempestad y unos 119,000 abonados, menos del 8%, principalmente en la zona metropolitana, siguen sin servicio, según el estimado oficial. Las energías y concentración de todos los trabajadores de la corporación deben estar puestas en reestablecer ese suministro bajo las máximas medidas de seguridad.
La región de San Juan, compuesta por el municipio capitalino, Guaynabo, Trujillo Alto y parte de Isla Verde, en Carolina, fue identificada como la más afectada. Para acelerar los trabajos, brigadas de Arecibo, Mayagüez y Ponce se unieron a los grupos de trabajos en la zona metro. La meta es que, para el viernes, el 99% de los clientes tengan energía eléctrica, informó el director ejecutivo de la AEE, Ricardo Ramos.
Si subcontratar acelera la recuperación del servicio, el trámite debe hacerse sin desplazar el personal regular experto en las peligrosas tareas de manejo de líneas. Hasta ahora, afortunadamente, esas labores se han realizado sin pérdida de vidas de estos obreros, que responden con diligencia en cada emergencia. Los trabajadores de la AEE son héroes que dejan atrás familias y propiedades para arriesgar sus vidas por servirle al país.
Buena parte de los ciudadanos reconoce ese compromiso patriótico y les retribuyen proveyéndoles agua y alimentos, entre otras expresiones de solidaridad. Ese es el ánimo que debe prevalecer incluso entre quienes aún siguen sin servicio. La paciencia, la comprensión y el civismo son las mejores formas de reciprocar el sacrificio que estos trabajadores realizan durante largas jornadas en situaciones de riesgo.
A ellos les animamos a mantenerse en cumplimiento de todas las medidas de seguridad requeridas por las leyes federales y operacionales de la corporación. La recuperación del suministro eléctrico debe lograrse sin que cueste accidentes o pérdidas lamentables.
Mientras se normaliza el suministro energético, el país tiene derecho a que se le informen los pormenores del plan de rehabilitación en curso para aminorar la ansiedad entre los abonados.
Ya vendrá el momento de dirimir las relaciones obrero patronales y el futuro de la corporación. Y aún esto debe hacerse también en el marco de la experiencia ganada. Se puede trabajar como un solo equipo sin que para ello necesitemos una emergencia.
El deber de todas las partes, dentro y fuera de la AEE, es mantener la unidad que imperó durante e inmediatamente después del temporal. El huracán Irma es ahora un mal recuerdo, pero el país queda con desafíos mayores por delante. Por ahora, la prioridad es proveer un servicio fundamental para los ciudadanos, el gobierno, las empresas y la plena reactivación del país.