La fotografía periodística
Si el retrato fotográfico documenta, interpreta e ilustra, el fotoperiodismo -que también documentaproduce imágenes que captan el movimiento y la más palpitante actualidad. Complementan una narración, matizándola. Incluso pueden suplantarla. Las condiciones del fotoperiodismo son difíciles: las decisiones respecto al encuadre, la luz y el momento propicio para captar un sujeto en movimiento deben ser instantáneas.
En el periodismo puertorriqueño, El Nuevo Día sobresalió desde sus inicios precisamente por el protagonismo de la imagen fotográfica. Luis Ramos fue clave para ello. Asociado como fotógrafo deportivo al rotativo desde sus comienzos a principios de los años setenta, pasó a ser su jefe de fotografía en 1986, poniéndose a la cabeza de un equipo dinámico y osado que “marcó la identidad gráfica del periódico”, como señala en la introducción Luis Alberto Ferré, director durante muchos años.
Tras otro texto del escritor Luis Rafael Sánchez, tocayo y compueblano de Ramos (ambos son humacaeños) empiezan las imágenes, agrupadas en 6 secciones: Estampas, Política, Deportes, Roberto Clemente, Eventos y Figuras. Un ensayo encabeza cada una: varios son del mismo Ramos, otros de Chú García, editor deportivo del periódico durante años; José Serra, ayudante de la familia Ferré; Osvaldo Gil, expresidente de la Federación de Béisbol de Puerto Rico; el colega fotoperiodista Ismael Fernández Reyes y Nilka Estrada Resto, periodista y coordinadora general del material para el libro.
Una de las fotografías de Ramos impactó al mundo: captaba al pelotero puertorriqueño Roberto Clemente, de los Piratas de Pittsburgh, de espaldas, mano en alto con la gorra, identificado con el icónico número 21. Parecía decir adiós (saludaba tras conectar su “hit” número 3,000). Tres meses después, el 31 de diciembre de 1972, Clemente moriría en un accidente aéreo mientras llevaba suministros de emergencia a una Nicaragua asolada por un terremoto. Aquel saludo se convirtió en su despedida.
Ramos retrató a Clemente conti- nuamente: lo captó acabando de batear y dispuesto a correr; en momentos de calma y compañerismo; en otros de tensión; acompañado por su familia o asediado por las masas. Retrató a muchas otras figuras públicas: de la política (entre ellos los cinco gobernadores que pasaron por La Fortaleza en el transcurso de su vida profesional: Muñoz Marín, Sánchez Vilella, Ferré, Hernández Colón y Romero, y también a doña Fela, venerada alcaldesa de San Juan); del deporte (el pelotero “Peruchín” Cepeda, la corredora Angelita Lind, el boxeador Wilfredo Gómez, el baloncelista “Quijote” Morales, el nadador “Chayanne” Vassallo, entre otros); del mundo del arte y el entretenimiento (el músico Pablo Casals, el escritor Abelardo Díaz Alfaro, el actor José Ferrer, los cantantes Julio Iglesias e Ismael Rivera, la rumbera Iris Chacón, el cantante Ismael Rivera fueron algunos). Eran puertorriqueños o estaban de visita en la isla. Hay fotos memorables: la de un Antonio Luis Ferré joven, cuando era presidente de El Nuevo Día, la de Carlos Castañeda, su primer director, fumando un puro, con su media sonrisa. Icónica es, por otra parte, la foto de perfil de un Borges nimbado por la luz: misterioso, sabio, un “Aleph” que guarda en su cerebro la sabiduría del mundo.
Ramos no fotografiaba solo a los poderosos. Captaba también los rostros de la gente común riéndose, caminando por el Viejo San Juan, asomándose al espejo, cargando agua o atravesando caños pestilentes camino a su casa. Ponía en ello el mismo empeño en destacar las cualidades de un pueblo cuya imagen eterniza.