NOS QUEREMOS LIBRES
“The question that preoccupies me in the light of recent global violence is, who counts as human? Whose lives count as lives? And, finally, what makes for a grievable life?” (Judith Butler)
Catorce mujeres han sido asesinadas por sus parejas en lo que va de año. Sí, en poco más de siete meses, catorce mujeres vieron sus vidas extinguirse violentamente. Pero a la sociedad no les basta con que mueran una vez; por lo que le volvemos a matar infinitamente cuestionándoles su moral… llenando su memoria con porqués. ¿Por qué no se fueron antes? ¿Por qué regresaron con su agresor? ¿Por qué eligieron a su victimario? ¿Por qué no fueron valientes para decir “basta”? Poco nos importa entender el trasunto de la violencia de género.
Digo, tampoco es que pongamos empeño en entender por qué se nos hace fácil normativizar la violencia y olvidar a los victimarios; mientras que culpamos a sus víctimas.
A la mayoría le encanta exigir respuestas; pero solo a sus muertas. Como si estas nos debieran a nosotros y no viceversa. Como si no hubiese sido bastante el maltrato que recibieron en vida; mientras que como país nos limitamos a ser meros espectadores.
Pregunta Butler, quién para nosotros es lo suficientemente humano para que como sociedad nos aflija su partida. Quién, para que colectivamente nos indigne su muerte y nos empuje a actuar. A cuestionar a los verdaderos responsables. Quién para nosotros es lo suficientemente humano para que, como comunidad, exijamos respuestas y acción.
La violencia de género, como arma de guerra del sistema patriarcal, diariamente se traduce en muertes; en legislaciones que limitan nuestra autoridad sobre nuestros propios cuerpos. El machismo mata. Nos mata.
Pero aquí seguimos luchando y haciendo visible nuestros reclamos. Defendiéndonos y apoyándonos. ¿Sabes por qué? Porque nos queremos vivas. Porque nos queremos libres.