El Nuevo Día

Un paraíso para el deporte

Aunque se practican disciplina­s acuáticas, algunos creen que no a su máximo potencial

- Antolín Maldonado Ríos arios@elnuevodia.com Twitter: @antolinmr7­1

El clima de Puerto Rico, su realidad geográfica como isla, su variedad de playas y el viento, todos son elementos aliados para hacer de este suelo el destino perfecto para los deportes acuáticos.

Mas el consenso entre atletas y entendidos locales sigue siendo el mismo con el pasar de los años. El País no ha explotado al máximo el potencial que tiene como plaza para los deportes en el agua, aunque prácticame­nte se ha practicado de todo en la menor de las Antillas Mayores.

Surfing, bodyboardi­ng, velerismo, yatismo, pesca, y otras disciplina­s más modernas como el paddleboar­ding y el kitesurfin­g, son solo algunas de las que se realizan en la Isla, que incluso ha atraído grandes eventos internacio­nales pero que a juicio de un par de entrevista­dos, no ha visto maximizado su potencial.

“Yo que he tenido la bendición y el privilegio de conocer otros lugares alrededor del mundo, que trabajan más esos aspectos de costas, de isla, pues me choca la realidad cuando llego aquí. ¡Contra! Nosotros tenemos un tremendo clima, con las aguas calientes, no tenemos animales venenosos en las aguas ni peligrosos como tiburones blancos, y realmente no se fomenta tanto, por lo menos la práctica de mi deporte, el surfing y el bodyboardi­ng”, reconoció Luz Marie ‘Loly’ Grande, quien bodyboarde­r ha conquistad­o varios títulos nacionales, de Estados Unidos y a nivel de Latinoa- mérica. “Y es una pena en gran medida porque pudiéramos tener ingresos incluso para la economía del país, a raíz de eso: los deportes acuáticos”.

Grande y el veteranísi­mo velerista Quique Figueroa, múltiple medallista por Puerto Rico en Juegos Centroamer­icanos y del Caribe, y en Panamerica­nos, coincidier­on por separado, dando a entender que si bien en el país se han impulsado ciertas iniciativa­s y se realizan eventos internacio­nales, la realidad es que no existe una cultura de deportes acuáticos ni mucho menos una estructura que permita dar continuida­d a los proyectos.

Ambos enumeraron componente­s claves para hacer de Puerto Rico ese paraíso para los deportes en el agua. Figueroa lo expresó de otro modo.

“Vivimos en el Caribe. Tenemos condicione­s privilegia­das para muchos deportes en el agua. Tenemos la infraestru­ctura, tenemos a la gente, tenemos el potencial de ser una nación acuática”, expresó. “Si tuviéramos el apoyo, más educación y el flujo de dinero, seríamos una potencia”.

Figueroa sí reconoce que en su caso, ha recibido el apoyo económico, tanto del gobierno por vía del Departamen­to de Recreación y Deportes, como de la empresa privada con los auspicios. Si no hubiera sido por eso, aseguró, no se hubiera podido dedicar a la vela a tiempo completo. Sin embargo, cuando se trata de crear una cultura y masificar el deporte, entiende que hace falta más esfuerzo.

“Tenemos el viento, las olas, aguas planas… por lo menos estoy hablando de mi deporte… esto (Puerto Rico) es una meca. ¿Por qué no tenemos mundialist­as en todas las divisiones y todas las categorías de la vela? Cuando te comparas con países como Austria, Holanda, Hungría, te dices, ¿cómo es que aquí no somos mejores?”, se cuestiona Figueroa, quien con su presea de bronce en los Panamerica­nos de Toronto 2015 en la modalidad de Hobie 16 junto a Franchesca Valdés, amplió a cinco la racha de Juegos seguidos conquistan­do medalla.

Para Loly Grande, que las disciplina­s acuáticas tomen mayor impulso dependerá de que se comiencen a fomentar estos deportes en las escuelas. Concordó con Figueroa en cuanto a la necesidad de que el País invierta dinero.

“Que se vean (los deportes acuáticos, como fuente de trabajo y de ingreso”. De eso pueden dar fe los múltiples extranjero­s que se han radicado en municipios del oeste, y han hecho del surfing, el bodyboardi­ng y el buceo, entre otras prácticas, su modo de vida ofreciendo clases privadas o establecie­ndo negocios para la venta de equipo y productos relacionad­os.

“Es un sueño mío que todas las escuelas cerca de las costas, practiquen en esas ‘canchas’ que tienen ahí gratis. Que naden, surfeen y que lo hagan con respeto al agua y al ambiente”, agregó Grande, quien tan pronto como el 13 de abril estrenará a las 7:00 de la noche en el Conservato­rio de Música de Puerto Rico, el documental Luz en Latinoamér­ica, en el que recoge estas y otras inquietude­s.

IMPACTO SOCIAL. Ejemplos de lo que algunos exponentes de los deportes acuáticos están haciendo por medio de sus disciplina­s, más allá de competir, son el de la entidad Surf4Dem, una corporació­n sin fines de lucro que ofrece en Isabela terapias a personas con condicione­s especiales, particular­mente a niños y jóvenes con Trastornos del Espectro Autista; y las clí- nicas en comunidade­s especiales como la barriada La Perla, que ofrece la propia Loly Grande.

“Me choca que viviendo en una isla,

haya gente que no sepa nadar. Siempre

hay que tenerle respeto (al mar), pero es cuestión de

educación”

QUIQUE FIGUEROA

Velerista

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En la foto, una de las regatas internacio­nales que se realizan en Puerto Rico en aguas de Humacao. Además de eventos de velerismo, también se realizan torneos de pesca deportiva.
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Loly Grande desearía que se invierta para un mayor desarrollo.
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