Un paraíso para el deporte
Aunque se practican disciplinas acuáticas, algunos creen que no a su máximo potencial
El clima de Puerto Rico, su realidad geográfica como isla, su variedad de playas y el viento, todos son elementos aliados para hacer de este suelo el destino perfecto para los deportes acuáticos.
Mas el consenso entre atletas y entendidos locales sigue siendo el mismo con el pasar de los años. El País no ha explotado al máximo el potencial que tiene como plaza para los deportes en el agua, aunque prácticamente se ha practicado de todo en la menor de las Antillas Mayores.
Surfing, bodyboarding, velerismo, yatismo, pesca, y otras disciplinas más modernas como el paddleboarding y el kitesurfing, son solo algunas de las que se realizan en la Isla, que incluso ha atraído grandes eventos internacionales pero que a juicio de un par de entrevistados, no ha visto maximizado su potencial.
“Yo que he tenido la bendición y el privilegio de conocer otros lugares alrededor del mundo, que trabajan más esos aspectos de costas, de isla, pues me choca la realidad cuando llego aquí. ¡Contra! Nosotros tenemos un tremendo clima, con las aguas calientes, no tenemos animales venenosos en las aguas ni peligrosos como tiburones blancos, y realmente no se fomenta tanto, por lo menos la práctica de mi deporte, el surfing y el bodyboarding”, reconoció Luz Marie ‘Loly’ Grande, quien bodyboarder ha conquistado varios títulos nacionales, de Estados Unidos y a nivel de Latinoa- mérica. “Y es una pena en gran medida porque pudiéramos tener ingresos incluso para la economía del país, a raíz de eso: los deportes acuáticos”.
Grande y el veteranísimo velerista Quique Figueroa, múltiple medallista por Puerto Rico en Juegos Centroamericanos y del Caribe, y en Panamericanos, coincidieron por separado, dando a entender que si bien en el país se han impulsado ciertas iniciativas y se realizan eventos internacionales, la realidad es que no existe una cultura de deportes acuáticos ni mucho menos una estructura que permita dar continuidad a los proyectos.
Ambos enumeraron componentes claves para hacer de Puerto Rico ese paraíso para los deportes en el agua. Figueroa lo expresó de otro modo.
“Vivimos en el Caribe. Tenemos condiciones privilegiadas para muchos deportes en el agua. Tenemos la infraestructura, tenemos a la gente, tenemos el potencial de ser una nación acuática”, expresó. “Si tuviéramos el apoyo, más educación y el flujo de dinero, seríamos una potencia”.
Figueroa sí reconoce que en su caso, ha recibido el apoyo económico, tanto del gobierno por vía del Departamento de Recreación y Deportes, como de la empresa privada con los auspicios. Si no hubiera sido por eso, aseguró, no se hubiera podido dedicar a la vela a tiempo completo. Sin embargo, cuando se trata de crear una cultura y masificar el deporte, entiende que hace falta más esfuerzo.
“Tenemos el viento, las olas, aguas planas… por lo menos estoy hablando de mi deporte… esto (Puerto Rico) es una meca. ¿Por qué no tenemos mundialistas en todas las divisiones y todas las categorías de la vela? Cuando te comparas con países como Austria, Holanda, Hungría, te dices, ¿cómo es que aquí no somos mejores?”, se cuestiona Figueroa, quien con su presea de bronce en los Panamericanos de Toronto 2015 en la modalidad de Hobie 16 junto a Franchesca Valdés, amplió a cinco la racha de Juegos seguidos conquistando medalla.
Para Loly Grande, que las disciplinas acuáticas tomen mayor impulso dependerá de que se comiencen a fomentar estos deportes en las escuelas. Concordó con Figueroa en cuanto a la necesidad de que el País invierta dinero.
“Que se vean (los deportes acuáticos, como fuente de trabajo y de ingreso”. De eso pueden dar fe los múltiples extranjeros que se han radicado en municipios del oeste, y han hecho del surfing, el bodyboarding y el buceo, entre otras prácticas, su modo de vida ofreciendo clases privadas o estableciendo negocios para la venta de equipo y productos relacionados.
“Es un sueño mío que todas las escuelas cerca de las costas, practiquen en esas ‘canchas’ que tienen ahí gratis. Que naden, surfeen y que lo hagan con respeto al agua y al ambiente”, agregó Grande, quien tan pronto como el 13 de abril estrenará a las 7:00 de la noche en el Conservatorio de Música de Puerto Rico, el documental Luz en Latinoamérica, en el que recoge estas y otras inquietudes.
IMPACTO SOCIAL. Ejemplos de lo que algunos exponentes de los deportes acuáticos están haciendo por medio de sus disciplinas, más allá de competir, son el de la entidad Surf4Dem, una corporación sin fines de lucro que ofrece en Isabela terapias a personas con condiciones especiales, particularmente a niños y jóvenes con Trastornos del Espectro Autista; y las clí- nicas en comunidades especiales como la barriada La Perla, que ofrece la propia Loly Grande.
“Me choca que viviendo en una isla,
haya gente que no sepa nadar. Siempre
hay que tenerle respeto (al mar), pero es cuestión de
educación”
QUIQUE FIGUEROA
Velerista