El Nuevo Día

Los Rolling Stones sacuden a 400,000 en La Habana

El rock and roll, el mayor símbolo musical de la cultura pop occidental, tuvo su máxima expresión con el concierto que celebró la mítica banda británica ante una multitud que superó las 400,000 personas

- Benjamín Morales Meléndez Especial El Nuevo Día

LA HABANA, Cuba.- Los Rolling Stones conquistar­on Cuba con su rock clásico y su energía inimitable en el escenario, para llevar el mensaje de que este pegajoso ritmo musical, que estuvo casi proscrito en la isla, ha llegado a suelo cubano para ganar el terreno perdido.

La mítica banda británica, compuesta por Keith Richards, Ronni Wood, Mick Jagger y Charlie Watts, puso el viernes a sudar y a cantar a sobre 400,000 almas que se dieron cita en La Ciudad Deportiva de La Habana para ver un concierto que, con todos honores, merece ser calificado como histórico, no sólo por el contexto que experiment­a Cuba, sino por el espectácul­o que se vivió.

Los Stones sabían que más que un concierto, estaban llevando el estandarte de su música para plantarlo en el corazón de los cubanos, para conseguir que el clásico sonido que da la conjunción de las guitarras eléctricas, el bajo y la batería se instaure de una vez y por todas en el tuétano cultural de los antillanos. Esa se sumó al particular contexto histórico que vive Cuba, con un acercamien­to político sin precedente­s a Estados Unidos, su enemigo por décadas.

Fue una noche de complicida­d mutua. Jagger coquetaba con su español y se echó a la audiencia en el bolsillo con el apoyo de una banda que parece no sufrir el paso del tiempo.

Al ritmo de los éxitos como “Gimme Shelter”, “Jumpin Jack Flash”, “Honky Tonk Women”, entre muchos otros, el público se gozó cada uno de la veintena de temas que los Rolling Stones tiraron con puro veneno.

El repertorio escogido fue quirúrgica­mente balanceado y el momento cumbre se dio cuando, tras el falso cierre al final de “Brown Sugar”, el Coro Entrevoces de Cuba acompañó a la agrupación en el clásico “You can't always get what you want”. La fusión conceptual fue erizante y no hubo quien se resistiera al encanto de la propuesta. Y entonces llegó “(I can't get no) Satisfacti­on”. La palabra que describe lo que ocurrió aquí es delirio. El gentío enloqueció como nunca. Toda La Habana debe haberse levantado con este coro gigante de miles gritando “¡Satisfacti­on!”.

La juventud fue la que más gozó, sobre todo la local. Allí donde El Nuevo Día vio el concierto -con el pueblo, lejos de la tentación de la comodidad del palco de prensa- se estaba rodeado de puros cubanos jóvenes. Chicos y chicas pelús, llenos de tatuajes, que contoneaba­n sus cuerpos y daban rienda suelta a la lujuria con una temeridad impresiona­nte, confirmand­o su conexión con el rock, esa música que los ha seducido, como explicó Leandro, un muchacho de 18 años que fue al evento acompañado de su novia. “El rock en Cuba nunca ha estado muerto ni lo estará. Es una música que me gusta porque le canta a la juventud. Aquí la mayoría de los que oyen rock es la juventud, porque lo bajamos de internet”, expresó Leandro quien muere por ver allí a la banda de metal “Asking Alexandria”.

Las hermanas Marla y Monse Guinto tienen 20 y 17 años. Son hermanas por parte de padre, Marla vive en Cuba y Monse en México. Monse no pudo resistir la tentación de ver a los Stones en La Habana, pues se los per- dió en su concierto en México y, a la vez, era una oportunida­d preciada para ver a su hermana cubana. “Aproveché y vine para acá a verla a ella y a los Stones. No podía perdermelo”, expresó Monse.

Para Marla, la presencia de los Stones en Cuba es crítica, pues es un premio a quienes valoran la herencia cultural del rock. “Hay mucha gente que tiene mucha cultura en este país, que sabe disfrutar buena música y entiende que el rock es parte de esa buena música”, dijo la joven.

Este concierto trajo fanáticos de todas la partes del mundo, por su singular escenario y porque se trata, claro está, de una de las mejores bandas de todos los tiempos. También, como en el caso de las hermanas Guinto, juntó familias.

Angelo Cordero es una cubano residente en Rincón, Puerto Rico, que se dedica a la fotografía y se marchó de su tierra natal en la ola de balseros de 1991. Vio el show junto con su sobrino cubano, Angelo Matute. “Vine a última hora, porque esto es histórico, que es bueno para que el pueblo cubano se dé cuenta de que hay mucha gente que quiere ayudarlos y tienen interés en que conciertos como este se repitan con otras bandas”, expresó Cordero. “Ojalá y sigan viniendo grupos como este a Cuba, todos serán bienvenido­s”, apuntó Matute, como quien ha probado el néctar del rock y ahora sólo puede pensar en que quiere más.

Mick Jagger “Sabemos que años atrás era difícil escuchar nuestra música aquí en Cuba, pero aquí estamos, tocando para ustedes en su linda tierra”

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Las hermanas Marla y Monse Guinto se encontraro­n para el concierto.

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