Terapia de reemplazo hormonal
Beneficios y precauciones que debes analizar acerca de este tratamiento utilizado para aliviar los síntomas de la menopausia
Usualmente, cuando escuchamos acerca de tratamientos de reemplazo hormonal pensamos en la menopausia. La relación entre ambos términos se explica porque cuando la mujer deja de menstruar, o se acerca a ese momento, busca remedios para compensar los síntomas que surgen a medida que cesa de producir ciertas hormonas.
Desde hace décadas, existen en el mercado distintas alternativas para atender la sudoración nocturna, los trastornos del sueño, los cambios de ánimo y la sequedad vaginal, entre otros síntomas, experimentados por muchas féminas cuando llegan a la menopausia. Estos tratamientos no han estado excentos de cuestionamientos.
Más recientemente, un tipo de terapia con hormonas bioidénticas también se está utilizando en hombres y mujeres, incluso menores de los 50 años, edad aproximada de la llegada de la menopausia. Quienes ofrecen el tratamiento aseguran que es una alternativa para contrarrestar los efectos que puede tener la disminución natural progresiva de hormonas, especialmente la testosterona, a partir de los 30 a 35 años, aproximadamente. Estos síntomas son: falta de energía, disminución de apetito sexual, cansancio, ansiedad, resequedad en la piel, y otros. Los hombres también pueden enfrentar síntomas similares, aunque ellos no atraviesan por el proceso de la menopausia.
Las hormonas bioequivalentes administradas a los pacientes en forma de “pellets” se utilizan hace mucho tiempo en Europa y Estados Unidos. En Puerto Rico, las doctoras Sheila M. Ashby y María E. Bonnin, ambas ginecólogas en Navitas Med Boutique, comenzaron a ofrecer este tratamiento hace un año y medio, bajo las regulaciones de la empresa BioTe, una de varias que hay en el mercado. Los “pellets” son unas pequeñísimas cápsulas que se insertan en la piel de la nalga a través de un procedimiento sencillo y ambulatorio. Una vez dentro del cuerpo, segregan su contenido poco a poco.
El tipo de hormonas y la dosis administrada a cada paciente son personalizadas, pues dependen de los resultados de las pruebas de laboratorio que se ordenan para conocer el perfil individual de cada persona, explica Bonnin. Entre las preocupaciones mencionadas por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) acerca de este tratamiento se encuentra el hecho de que una muestra de saliva no es confiable para ordenar una terapia hormonal a la medida, ya que la cantidad de hormonas varía a lo largo del día, a través de los días.
“Estos exámenes son útiles para determinar si una mujer está o no está en menopausia”, indica la FDA. “Pero no han demostrado ser útiles para ajustar las dosis de las terapias de hormonas”, añade la agencia en el escrito Bio Identicals: Sorting Myths from Facts, publicado en su página oficial www.fda.gov.
Lo más común en mujeres que no han llegado a la menopausia, explicaron las doctoras, es recomendar únicamente la suplementación de testosterona. Esta hormona está muy relacionada a la libido, el desarrollo de masa muscular y la producción de colágeno, (importante para la apariencia saludable de la piel), entre otras funciones.
“Mucha gente joven, de entre 35 a 45 años, trabaja, tiene mucho estrés y esto hace que suba el nivel de la hormona que disminuye la testosterona. Vienen con síntomas y, cuando evaluamos, tienen la testosterona por el piso”, indica Ashby.
“Si tienen los síntomas y no hay otras condiciones, el reemplazo de hormonas es una alternativa que pueden explorar”, explica.
En cuanto a los hombres, las doctoras aclaran que aunque ellos no sientan disminución en su deseo sexual, pueden sentir otros cambios a medida que la producción de testosterona baja. Uno muy común es la falta de energía. Para Elbia, de 50 años, el tratamiento con “pellets” surgió como alternativa cuando buscaba un remedio “natural y seguro” a la falta de energía, el insomnio severo, los constantes calentones, la poca concentración y la dificultad para perder peso que sufría.
“Llevo dos meses y los cambios son notables. Desde tener una fuente inagotable de energía hasta dejar de sentir los calentones severos que me impedían dormir. Estoy más enfocada en la actividad de escribir, ha disminuido el tejido graso en el abdomen y ciertamente ¡me siento más joven!”, manifestó la paciente.
BIOIDÉNTICO VERSUS SINTÉTICO. Empresas que mercadean las hormonas bioidénticas aseguran que sus beneficios superan los de otros tratamientos tradicionales que se administran en forma de cremas, gels y pastillas. El término bioidéntico es utilizado por dichas compañías para describir hormonas, de origen vegetal “iguales a las que produce el cuerpo”.
No obstante, la Clínica Mayo, llama la atención al hecho de que las hormonas en los medicamentos bioidénticos no necesariamente son distintas a las que contienen los tratamientos tradicionales. Incluso, muchos productos aprobados por la FDA, también contienen hormonas idénticas a las que produce el cuerpo humano.
“Natural significa que las hormonas en el producto provienen de plantas o animales, en lugar de ser sintetizadas en un laboratorio. Sin embargo, muchos de estos productos necesitan ser procesados comercialmente para llegar a ser bioidénticos”, indica Mayo Clinic en su página (www.mayoclinic.org).
Las doctoras Ashby y Bonnin explican que los “pellets” no tienen aprobación de la FDA pero todos sus componentes sí están aprobados por la agencia. “El estradiol, el polvo de testosterona y todos los demás están aprobados por separado, pero no en conjunto, porque ofrecemos dosis individualizadas. La FDA no aprueba medicamentos que no tienen una dosis estándar”, señala Bonnin, al asegurar que todos los productos son seguros para los humanos y sus efectos secundarios son mínimos y pasajeros. Antes de determinar si los pacientes son candidatos a un tratamiento de reemplazo hormonal, las doctoras Ashby y Bonnin evalúan la salud general y solicitan distintas pruebas médicas. Estas incluyen cernimiento de cáncer de próstata en el hombre y de cáncer de seno, en la mujer.
“Una paciente de cáncer de seno o, que haya sido tratada para la enfermedad, no necesariamente será candidata. No es porque el tratamiento cause cáncer. Es que si tienes un tumor que se alimenta de hormonas no puedes recibirlas. De hecho, tienes que tomar medicinas para bloquear su producción”, señala Bonnin. Cada tratamiento con BioTe cuesta $350.00. Es decir, se paga esta suma cada vez que se le colocan “pellets” al paciente. En el caso del hombre, debido a que necesita una cantidad de hormonas mucho mayor, el costo es $650.00. Después de los 35 a 40 años, el varón pierde 10% de testosterona anualmente.
Los “pellets” no están cubiertos por ningún plan médico y se colocan cada 3, 4 o 5 meses. La fluctuación es correspondiente a la necesidad.
Según las doctoras, quienes llevan un año y medio ofreciendo el tratamiento, la mayoría de las personas notan cambios “del cielo a la tierra” a partir de la primera suplementación hormonal. “Ha sido brutal ver la diferencia en pacientes que llegaban sin maquillarse, tristes, llorando, con bastón, y verlos luego totalmente diferentes. Algunos dejan de tomarse los medicamentos de la presión porque se les normalizó; ya no están llorando y se sienten bien”, precisa Ashby.
Los posibles efectos secundarios inmediatos de la terapia hormonal se presentan en un 2% de los casos, y los mismos son pasajeros. Entre ellos, se encuentran dolor o sensibilidad en los senos, crecimiento rápido de vello y retención de líquido, de acuerdo a las doctoras.
El doctor Joy Lyn Sobrino, especialista en medicina de familia y geriatría, comenzó a recetar a sus pacientes hormonas bioidénticas en forma de cremas y pastillas en 1994. De acuerdo a su experiencia, considera que éstas pueden ser “buenas o malas” dependiendo del fabricante. Sin embargo, sostuvo que aunque dichas alternativas pueden ayudar a muchas pacientes, la mejor alternativa, a su juicio, es el implante del “pellets”, que utiliza desde 2010.
“Los resultados son algo impactante. La ventaja es que, número uno, no tienes que estar poniéndote cremas y, en dos o tres semanas, logras un nivel hormonal que se mantiene por varios meses. En segundo lugar, no hay cambios abruptos”, indica el galeno.
Entre los beneficios que observa en sus pacientes están: mejoramiento de problemas con las articulaciones, alivio de dolores, cansancio, condición de las uñas, la piel y el pelo y una mayor satisfacción sexual.
Joy Sobrino utiliza las “pellets” fabricados por College Pharmacy, que tienen un costo de $400 a $600 por tratamiento femenino. En el caso de los hombres, el precio ronda en $600 a $1,000. La mayoría de sus pacientes, indicó, rondan entre los 40 a los 50 años de edad.
Una preocupación que surge cuando se toca el tema del reemplazo hormonal es su relación con el cáncer. Las doctoras Bonnin y Ashby, indican que un estudio de WHI (Women's Health Initiative) demostró que el estrógeno sintético (Premarin), aumentaba el riesgo de trombos en pacientes mayores de 65 años. También se halló un aumento en la detección de cáncer en pacientes mayores de la misma edad, que tomaron Provera. Ashby y Bonnin aseguran que ninguno de estos riesgos están relacionados con las hormonas bioidénticas.
En su página, la FDA aclara que no se ha realizado ningún estudio a largo plazo para determinar los efectos adversos de las hormonas bioidénticas. Además, tanto esta agencia, como la Clínica Mayo, ofrecen información acerca de la terapia de reemplazo hormonal siempre en el contexto de la menopausia o la etapa previa a ella. No se menciona el tratamiento como una alternativa antes de esa etapa. El consenso entre los profesionales entrevistados es que antes de comenzar una terapia de reemplazo hormonal, en cualquiera de sus formas, es vital realizar las pruebas médicas para evitar riesgos y seguir las recomendaciones del profesional de la salud a cargo del tratamiento. No menos importante, es educarse antes de tomar la decisión de invertir en esta alternativa y decidir si es la más adecuada.